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Un cronista como un castillo

El profesor Luis Alberto cierra una etapa que le une para siempre a Manuel Pérez Petinto, Juan Pérez Arriete y Cristóbal Delgado, los hombres que reflexionaron sobre Algeciras

Luis Alberto del Castillo. / E.S.

“Luis, a partir de los cincuenta nos ahogan los papeles". La frase se la dijo, allá por los 90, Cristóbal Delgado a un profesor casi 20 años más joven que no sabía entonces "cuánta razón tenía" el ya venerable escritor. Años después, un 10 de marzo de 2008, al tal Luis lo sacaron de la clase que impartía en la Universidad para comunicarle que lo habían nombrado cronista oficial de Algeciras. Que iba a suceder a don Cristóbal -fallecido dos años antes- en un cargo que, inmediatamente, saboreó como uno de los dulces que su padre confeccionaba en el obrador cuando él era un chiquillo. Ahora, 12 años después de su nombramiento, a Luis Alberto del Castillo no le han ahogado los papeles, pero los años y la salud le han conducido a renunciar a un título por el que siente tanto respeto que entiende que debe ser ocupado con alguien con menos limitaciones físicas para llevarlo.

El cargo le une en la historia de la ciudad a Manuel Pérez Petinto, Juan Pérez Arriete y el propio Cristóbal Delgado. Ellos marcaron el camino y engrandecieron la figura del cronista oficial de Algeciras. Luis Alberto del Castillo Navarro la actualizó y la modernizó, pese a no ser muy amigo de las nuevas tecnologías. Todos ellos dejaron el listón muy alto para el que venga.

Algecireño de la posguerra, nació en 1940 en el patio de una casa de la calle Ancha, frente a la del ilustre músico Regino Martínez. Cuando cumplió un año se trasladó a la calle Bailén junto a su familia. Su padre había trabajado en un par de confiterías hasta que fundó la suya en la calle Prim: Pastelería Del Castillo. Pero aquello no era para Luis Alberto, que quería estudiar. Lo hizo en Algeciras, después en Cádiz (colegio Marianista San Felipe Neri) y de nuevo en Algeciras, antes ciencias, ahora letras.

Como escribió el economista Antonio González Clavijo en un artículo publicado en Europa Sur en agosto de 2021, quiso estudiar Derecho y lo hizo, en la Universidad de Murcia, instalado en casa de un contacto que le proporciona la familia de Alberto González Troyano. Ya abogado regresó a Algeciras para trabajar en una constructora que terminó por quebrar. Fue entonces cuando la vida le permitió volver a lo que más le gustaba: estudiar. En la UNED obtiene el titulo de licenciado en Filosofía y Letras, sección de Geografía y Historia. En 1984 obtiene, por oposición, la plaza de profesor de Historia de Enseñanza Secundaria. Es destinado al Instituto de Los Barrios y después al recién creado del Saladillo, en Algeciras. Profesor en la UNED y jefe del departamento de Historia, fue también profesor de Historia Política y Social Contemporánea en la Escuela Universitaria de Estudios Jurídicos y Empresariales de Algeciras Francisco Tomás Y Valiente.

Y entonces llegó lo que tanto le satisfacía sin esperarlo. Como profesor emérito de la UNED y de la UCA empezó a dar cursos para mayores de 55 años. Historia Contemporánea de España e Historia de América. "La enseñanza de adultos es una de las grandes mejoras que ha aportado la democracia a nuestro país, los planes de estudios para adultos, el aula abierta. Creo que la implicación de los mayores es muy positiva, son muy importantes su conocimiento y vivencias", decía.

Fue el primer director del Instituto de Estudios del Campo de Gibraltar y poco a poco se convirtió en un profundo conocedor de la historia de la ciudad. En ese periodo realizó un elogiado Estudio e Informe sobre la Rehabilitación y Normalización del Escudo de la ciudad de Algeciras, que permitió su actualización.

“Un cronista del siglo XXI no es el mismo personaje que en la Edad Media, el Renacimiento o incluso el siglo XX. En la era de internet el verdadero cronista es el

periodista. Mi función creo por lo tanto que debe ser la de reflexionar sobre los aconteceres de mi ciudad, lo que sólo puedo hacer con amor”, explicó al poco de su nombramiento.

Cofundador de la revista Acta Universitaria, tiene publicados más de cincuenta relatos y poemarios en esa publicación y en Semanario Algeciras, Contraluz, Nueva Dimensión, Uribe, Cucarrete, La Isla, La Fundación, Guadalmesí, Revista Literaria Aleceia, Bahía, Flor de Tintero, La Voz de Papel y otras revistas estudiantiles, así como en Almoraima, donde publicó su única pieza teatral estrenada: El Libro.

Además publicó más de 300 artículos literarios y científicos. A finales de 1993, lanza con magnífica acogida crítica su poemario Octaviana de Gades en Baelo Claudia(I.E.C.G.). En 2000, la Diputación de Cádiz edita el volumen antológico, La Torre del Silencio. En 2007, la Fundación Municipal de Cultura de La Línea de la Concepción publica su novela corta Aquellos días de agosto del 36. En 2009 y 2010, publica La Tierra Sin Tiempo Volumen I y volumen II, y en 2013 el poemario Julia en agosto.

Ha obtenido varios premios literarios y en 2014 en el marco de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Algeciras Fantastika, se le concede en reconocimiento a su trayectoria cultural y literaria el Místico Especial. En Algeciras, en 2015, la Asociación Colegial de Escritores de España-ACE, Sección Autónoma de Andalucía le rinde homenaje, “en reconocimiento a su dilatada trayectoria y encomiable labor en el ámbito de la investigación y la literatura”.

Hace unas semanas, el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, le visitó en su casa para imponer la insignia de la ciudad. “Luis Alberto del Castillo forma parte ya de la historia viva de la ciudad. Hablamos de una persona muy querida en los ámbitos cultural, docente y académico de Algeciras, y que durante una década ha ocupado este cargo trabajando por y para esta tierra y los algecireños”, dijo el regidor. Cualquier ciudadano que le haya conocido, alumno suyo o no, suscribiría estas palabras.

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