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Algeciras/Los cinco minutos de silencio en la Plaza Alta de Algeciras se pasan rápido. Centenares de personas guardan silencio de forma respetuosa. Hay pena e indignación a partes iguales, pero sobre todo hay un silencio que apenas rompen al principio unas campanadas que suenan a duelo y después el ladrido de algún perro asustado.
En el centro de la plaza, el que ha sido desde siempre el corazón de Algeciras, varios ramos de flores y un buen puñado de velas recuerdan el sitio exacto donde la tarde anterior caía abatido Diego, el sacristán de la iglesia de La Palma que preside la Plaza Alta. Y esos cinco minutos de silencio permiten que unos lloren, que otros recuerden a Diego y que muchos intenten rememorar lo que había pasado unas pocas horas antes, esa tarde del miércoles en la que, en el plazo de poco más de media hora, el terror caminó cuesta abajo por el centro de Algeciras.
El pánico hizo su aparición en la localidad algecireña en torno a las 19.20 horas del miércoles en la iglesia de San Isidro. Yassine Kanjaa, un joven marroquí de 25 años, residente en Algeciras desde el pasado verano y sobre el que pesa una orden de expulsión del país al no tener los papeles en regla, irrumpe en plena eucaristía con un machete en la mano. Como todos los días el párroco, Antonio Rodríguez, preside la misa vespertina que empezó a las siete de la tarde. El joven entra profiriendo gritos contra la religión católica, sembrando el pánico entre los feligreses, que no llegan a la veintena.
No es la primera vez en el día en que Yassine Kanjaa entra en esta iglesia. Una de las mujeres que asisten a la eucaristía ya lo vio hace aproximadamente una hora en este mismo templo. Llegó nervioso preguntando por el párroco pero su interlocutora le advirtió de que el padre Antonio aún no había llegado, aunque lo haría un poco más tarde para oficiar la misa. Nadie se podía imaginar entonces que unos minutos después se desataría el pánico al ver a Yassine con un machete en la mano.
Las imágenes de la Virgen de la Esperanza y de Jesús del Medinaceli flanquean la puerta principal de la iglesia de San Isidro por donde irrumpió como una fiera el agresor. Allí atacó por la espalda al párroco que, según testigos presenciales, logró salvar la vida porque el golpe con el machete le dio en una vértebra, que quedó fracturada. Este jueves el sacerdote, de 74 años de edad, se recuperaba de sus heridas en el hospital Punta Europa de la localidad algecireña, donde, pese a la gravedad, ya estaba fuera de peligro tras ser intervenido quirúrgicamente la misma noche del miércoles.
Cuentan los testigos presenciales que Yassine Kanjaa no salió huyendo de esta primera parroquia. Para nada. Quizás convencido de que ya se había cobrado una primera víctima, enfiló cuesta abajo la calle Ruiz Tagle, precisamente la misma vía en la que se encuentra el pido en el que venía residiendo desde el pasado verano junto a otros tres compatriotas.
A esa hora de la tarde la Policía Local de Algeciras ya estaba al tanto de lo sucedido. Algunos de los feligreses que habían presenciado el ataque en la iglesia de San Isidro y que habían huido aterrados llamaron rápidamente a la Jefatura. Y la Policía Local avisó igualmente a la Policía Nacional.
Pero mientras se ponía en marcha el dispositivo policial, Yassine Kanjaa caminaba con parsimonia hacia la Plaza Alta. El machete sangriento que porta despierta la lógica alarma entre los viandantes que a esa hora, pasadas las 19.30 horas. le ven primero por la calle Ruiz Tagle y luego por Ventura Morón. Se topa con otro marroquí al que hiere tras acusarle de "estar con los cristianos". Ya en la Plaza Alta, el agresor accede a un nuevo templo, en este caso en la iglesia de La Palma, la más importante de Algeciras. Con su machete ataca todo lo que se encuentra por el camino: velas, imágenes religiosas, otros objetos de valor... plantándose luego en el altar mayor.
El sacristán, Diego Valencia, le planta cara con valentía, pero su agresor está ya hecho una fiera y se abalanza contra él. Primero le hiere de gravedad en la sacristía y luego corre tras él hasta que le da alcance en plena Plaza Alta, donde le remata estando ya en el suelo. Ahora sí tiene su primera víctima porque Diego Valencia fallece en el acto.
Envalentonado, y mientras los agentes policiales están ya por la zona intentando cercarle, Yassine Kanjaa cree que aún tiene tiempo para continuar su 'cacería' religiosa. Y se planta en las puertas de la Capilla de Europa, ubicada también en la Plaza Alta, pero en el otro extremo. Aporrea con fuera el portón pero nadie responde desde dentro porque la capilla está cerrada. Y ahí se da por vencido, se acerca hasta el cercano mirador de La Escalinata y se sienta para aguardar impasible hasta que es detenido por los agentes de la Policía Local, que lo entregarían posteriormente a la Policía Nacional.
Los cinco minutos de silencio en la Plaza Alta han acabado. Hay llantos y mucha, muchísima pena. Las autoridades presentes hablan de tragedia, hacen una llamada a la calma y apuestan porque en Algeciras, una ciudad ejemplo de convivencia y de intercambio de culturas, jamás vuelva a repetirse un episodio igual que el vivido la tarde del miércoles, esa hora en la que el terror caminó cuesta abajo por el corazón de Algeciras.
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