De cruzar el Estrecho bajo un camión a la indefensión de la calle
Voluntarios por otro Mundo acoge en un piso a menores extutelados por la Junta Los jóvenes al cumplir 18 años se quedan en la calle y muchos sin permiso de trabajo
"Me ha merecido la pena". Eso opina Aziz, un joven marroquí de 20 años que llegó a España hace tres años y medio en los bajos de un camión. Ese mismo viaje lo hicieron Azzdin e Ismael, de 19 y 18 años respectivamente, hace once años. Ellos brindaron titulares a los medios entonces. Hoy tienen rostro, son adultos y tras vivir en centros de menores el Estado les deja indefensos en la calle, muchos con permisos de residencia, no de trabajo.
Este vacío e indefensión legal ha provocado la creación de la asociación Voluntarios por otro Mundo. Se trata de un colectivo sin recursos que desde hace apenas un mes abrió las puertas de un pequeño piso de Algeciras a un grupo de jóvenes para darles cobijo y una mano, esa mano en forma de oportunidad que en la calle quizás nadie les daría. En Sevilla y Jerez disponen también de pisos de autonomía y emancipación, no son tutelados porque ya son adultos.
El Campo de Gibraltar es la puerta de entrada de millones de personas, especialmente procedentes del país vecino, Marruecos, por ello en estos centros de menores hay muchos jóvenes que como Aziz o Ismael llegaron a España de forma ilegal, quedando tutelados por la Junta de Andalucía. Precisamente las coordinadoras del colectivo en Algeciras Gloria Rebolledo y Karen Gil trabajan en estos centros y son conocedoras perfectamente de la realidad a la que se enfrentan estos jóvenes.
El presidente del colectivo es el ex Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. Ya advirtió que en el área comarcal pueden existir en torno a un centenar de jóvenes de estas características. En la mayoría de los casos suelen ser jóvenes inmigrantes, ya que los nacionales normalmente pueden echar mano de algún familiar.
La labor de Voluntarios por otro Mundo es tan desconocida como lo es la causa a la que se dedica. "La administración está pagando por ellos mientras son menores para luego dejarles en desamparo". Son chicos que en la calle pueden ser "bombas de relojería" si ni tan siquiera tienen permiso para trabajar, lo que les lleva a sobrevivir y aferrarse a lo que sea, estando al acecho de mafias de narcotraficantes o prostitución.
Uno de los rostros de esta labor es Azzdin, de 19 años. Llegó debajo de un camión hace once años. Antes de cumplir 18 se marchó a Francia, pero regresó y ahora está en Algeciras donde sueña con ser electricista y quedarse en España. Ismael, de 18 años, también lleva más de una década en el país. Encima del motor de un camión atravesó las fronteras. Quería buscarse la vida y más o menos le ha ido bien hasta cumplir los 18 años. Ha sido okupa, ha trabajado en un 24 horas e incluso volvió a Marruecos viendo a su familia tras siete años. Su objetivo es ser mecánico.
Las coordinadoras sostienen que ellos no vienen a robar a España, sólo buscan una vida mejor y ayudar a sus familias, así queda retratado en las entrevistas psicológicas que se les hacen. Algunas cuando cumplen la mayoría de edad acaban en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) y los llevan a Marruecos.
Aziz, de 20 años, también cruzó el Estrecho debajo de un camión. Ha estudiado auxiliar de Informática y ha trabajado como pintor, jardinero, haciendo kebabs, le gusta trabajar. Otro de los acogidos es de Castillejos, ciudad vecina de Ceuta, y él trepó por la cuerda de un barco. Quería otra vida, sabía que quedándose en Marruecos, por las influencias de amigos, le llevaría a una mala vida.
En la comarca el único recurso hasta ahora estaba en La Línea, con doce plazas. Si bien, en el caso de la tutela de menores, en Algeciras además del centro del Cobre está Marchenilla, aunque en este caso están en protección. Destacan también la labor del colectivo Nuevo Futuro.
Unos mil menores puede haber en situación de acogida en todo el Campo de Gibraltar, calcula Rebolledo. Estima que en torno a 70 u 80 cada año cumplen la mayoría de edad. "Raro es el día que no suena mi teléfono para solicitarme acogida". Actualmente Voluntarios por otro Mundo en Algeciras no cuenta con ningún tipo de ayuda, salvo la destacada colaboración de Alternativas con Andalucía Orienta, subvencionado por la Consejería de Empleo de la Junta.
El piso en Algeciras lo costean desde sus propios recursos, tanto con donaciones como con aportaciones de socios, e incluso sorteos. Es una vivienda social de Unicaja, por lo que al menos la mensualidad es de 160 euros, sumando los 40 euros de comunidad. No cuentan con ayuda para gastos de agua ni luz. Los muebles han sido todos donados.
Se trata de un piso de autonomía y emancipación, con lo cual las coordinadoras realizan un control de la estancia a través de visitas puntuales y por teléfono. Ellos, los inquilinos -de entre 18 y 20 años-, deben desenvolverse en base a unas tareas prefijadas. Y es que también otro problema de fondo está en que los centros de menores no se enfocan a la emancipación, de modo que a los 18 años salen a la calle sin saber gestionar ningún documento. La estancia permitida en el piso puede variar, aunque como máximo la fijan en un año. No se trata de un hotel así que es importante seguir las normas.
Su día a día está en la formación, reciben clases de español, se les acompaña al Servicio Andaluz de Empleo (SAE), realizan tareas de voluntariado. El objetivo es que logren realizar prácticas laborales, y ahí es importante el apoyo de Andalucía Orienta, porque conocerles es casi la única vía para que les den una oportunidad.
Cuentan con la ayuda de la coordinadora Despierta, que les cede alimentos. El colectivo está arrancando en Algeciras por lo que aún les queda pegar en muchas puertas como el Banco de Alimentos. Con emoción recuerdan Rebolledo y Gil que Tarifeños Solidarios les regaló hace un par de semanas una nevera e incluso toda una familia de esa localidad reunió 500 euros que les dará un respiro para los pagos. Y es que es importante la mano de todos, como la propia madre de Gil que les ha hecho más de un potaje.
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