La curiosidad tras un ciprés revela el apellido Churchill en Algeciras

Pablo Pichaco investiga sobre una posible espía de Algeciras durante la II Guerra Mundial

Imagen de Agustín del Valle, José Juan Yborra y Pablo Pichaco, ayer en la conferencia en Algeciras.
Imagen de Agustín del Valle, José Juan Yborra y Pablo Pichaco, ayer en la conferencia en Algeciras.

La curiosidad del biólogo Pablo Pichaco sobre el origen de los árboles ornamentales de Algeciras convirtió ayer el hotel Reina Cristina en una puerta abierta al mundo del espionaje y sobretodo al legado del apellido Churchill en la comarca. Los cursos de verano de la Uned en la ciudad bajo el nombre Gibraltar desde el otro costado desempolvaron ayer de su mano nuevas teorías y alumbraron interesantes historias sobre la localidad, cuyos datos estaban entre Murcia, el MI5 británico y el Archivo Municipal, a los que ha tenido acceso tras una ardua labor de investigación que comenzó el 8 de mayo de 2012.

Analiza los entresijos de la existencia en la ciudad de un hombre llamado Percileon Winston Churchill, cuyo padre -Henry George- era hijo bastardo del quinto duque de Marlborough, llamado George Spencer-Churchill. Comprueba su parentesco con el conocido Winston Churchill -antiguo Primer Ministro de Reino Unido- y averigua que la hija de Percileon, algecireña, conocida como Elfrida Eugenia fue una espía con más de seis nombres diferentes y cuya silueta usó el mismísimo Ian Fleming para describir a la primera chica Bond. Para Pichaco todo son teorías, conclusiones a las que ha llegado con una gran base documental y con la ayuda, entre otros, de los herederos de Elfrida, de José Juan Yborra y el director del Archivo de Algeciras, Agustín del Valle.

Todo empezó con el ciprés de los pantanos que hay en el Secano, habitual de zonas húmedas. Empezó a tirar del hilo para saber quién lo plantó. Contactó con Enrique Pérez Benítez -sobrino nieto de Juan Pérez Arriete- y le habló de Lady Churchill (Elfrida).

Buscó información al respecto y descubrió dos tumbas en Algeciras con el apellido, padre y abuela de ella. A través de los certificados de defunción dio con más datos y por azar contactó con uno de sus herederos, que le comentó en su vejez -con demencia senil- que ella había sido espía británico. Mostró incluso en la conferencia de ayer un papel inédito firmado por Elfrida de un interrogatorio en Algeciras a italianos por parte de la Inteligencia Británica.

En la zona en la que está el ciprés estaba Villa Añino, propiedad de su familia, y dentro villa Aída que constituyeron como la "zona cero donde todo el espionaje británico se ponía de acuerdo para llevar a cabo su trabajo en España" en el marco de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial. En las Actas Capitulares del Ayuntamiento aparece Percileon en referencia a permisos de obras. "La alegría es que a raíz de tirar de un árbol he descubierto datos inéditos en Algeciras", apuntó Picacho. Se aporta información sobre el inicio del urbanismo en el Secano.

Por otro lado, la madre de Elfrida era gibraltareña de ascendencia italiana y para entrar en el espionaje británico se pedía pureza de sangre. Por ello también investigó si realmente estaba emparentada con el ducado de Marlborough y con Winston Churchill. Inclusó apuntó el biólogo que en 1906 Winston Churchill acudió a la Conferencia de Algeciras y "creemos que se quedó en casa de su primo hermano, Percileon".

Toda la documentación recabada por Pichaco pasará al Archivo de Algeciras. Muchos datos estaban en Águilas en una residencia de ancianos en la que acabó Elfrida, cuya demencia senil fue el punto de partida para que se reconociese como espía. Más recuerdos y documentos están en Lorca, en poder de un ahijado, muchos son objetos del hotel Reina Cristina, donde trabajaba seduciendo a los italianos "para sacarles información". Su destino acabó en esa zona porque el padre fue trasladado allí probablemente para trabajar en un proyecto ferroviario.

Pichaco hizo alusión además a un libro publicado por Mary Soames, nombre que adoptó la hija de Winston Churchill, en el que mencionó a un hijo bastardo de Matilda Glober, que era la ama de llaves, en referencia al abuelo de Elfrida. Añadía datos en el libro sobre la supuesta franja de edad y daba datos biográficos que coincidían con los contrastados por el biólogo.

Elfrida falleció como Eugenia de Prieto, lo destacable es que fue una espía, una reina de corazones y en su vejez su demencia tendió el hilo del que hoy tira Pichaco. Cada mes le llegaban cheques de Inglaterra con dinero y no era una pensión. Descubrió dos domicilios a su nombre, uno en un hotel llamado Sherlock Holmes y otro en una vivienda inglesa que, buscando en Google Street View, aparece difuminada, puede ser o no casualidad, pero a Pichaco le empiezan a cuadrar sus teorías y los árboles tenían simbología sobre los bandos aliados.

Por otro lado, José Juan Yborra fue el encargado de iniciar la jornada con una conferencia sobre la literatura en español en Gibraltar. En el siglo XIX se empieza a crear una sociedad civil que propicia el arte, siendo el lugar entonces un asilo político de españoles. Muchos de ellos editan sus obras y surgen los primeros periódicos como El Calpense o la primera obra romántica publicada en la península de Eugenia María Romero. Destacó el siglo XX con escritores con sentimiento de unión a España y Trino Cruz en la actualidad.

Los cursos de verano continúan hoy en Tarifa con cuatro conferencias que se llevarán a cabo entre Baelo Claudia, la iglesia de Santa María y el castillo Guzmán el Bueno.

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