Algeciras durante el Desastre de Annual (II)
Historia de Algeciras
Todo comenzó el 13 de febrero de 1921, cuando un fuerte temporal asoló la zona y los ciudadanos de Algeciras tuvieron la desgracia de vivir y ser víctima de aquel triste suceso
Y mientras el calendario de reclutamiento seguía su frío cumplimiento administrativo, en dirección hacia el desastre que se produciría meses más tarde, pasamos al mes de febrero. Durante el citado mes llamado popularmente de los gatos, la vida social de los algecireños se hace eco en sus primeros días, según se recogió en la preceptiva acta levantada, de lo siguiente: "La Sociedad Reunión de Cazadores de Algeciras, ha nombrado nueva junta directiva compuesta de los señores siguientes: Presidente, D. Francisco España Rojas; Vice-presidente, D. Pablo Albero; Tesorero, D. Juan González Soto; Vocales D. Ramón Cardona Juliá, D. José Soto Revolo, D. Juan Morilla, D. Fernando Noó, D. Juan Piedra, Manuel López Rodríguez, D. Manuel Sánchez Jiménez. Y Secretario, D. Juan López Romero". Noticias mundanas aparte, y como si de un adelanto siniestro del destino se tratara, la sociedad algecireña en general, viviría -al igual que el resto de vecinos del Campo de Gibraltar-, durante aquel carnavalero mes del nefasto 1921, una gran catástrofe.
Todo comenzó el día 13, cuando un fuerte temporal asoló la zona: "Las lluvias han sido tan fuertes y constantes, llegando a adquirir tal violencia, que según informan personas de edad, no se han conocido en nuestra población otras como estas […] La violencia fue tan grande que las embarcaciones existentes en la bahía se vieron obligadas a refugiarse en lugar seguro. La situación en que quedan estos infelices, víctimas de la inundación es en extremo lastimosa. Entre los damnificados se encuentran: Ana San Juan Medina, la que, algunos cacos desaprensivos aprovechándose de la confusión y la falta de vigilancia, le sustrajeron 500 Ptas. que guardaba en un colchón; Manuel Estero, al que también le han desaparecido 400 Ptas; Francisca San Juan, con siete hijos; el carabinero Francisco Rubio Sánchez y su esposa, que tuvo que arrojarse al agua, para salvar a sus cuatro hijos; Antonia Oliva Posada, viuda del Pirulo, cuyos muebles arrastró la corriente, convive con cinco hijos; Luisa Bianchi, que perdió los enseres de la cocina arrastrados por el río; Miguel García, al que según confesión propia, robaron un capote de agua; y Dolores Jiménez y un joven mozo de cochera, al que también sustrajeron los invisibles cacos, otro capote de agua y unas botas".
El ciudadano de Algeciras que tuvo la desgracia de vivir y ser víctima de aquel triste suceso, se sintió desamparado por las fuerzas vivas: "Esperamos que el pueblo y las autoridades de Algeciras, acudan en socorro de los perjudicados, que han perdido cuanto tenían, quedando sin hogar y sin recursos". Dos días más tarde, se produce la tan deseada reacción de las autoridades. El día 15 de febrero: "En el Gobierno Militar de éste Campo, se celebró una reunión convocada por el Excmo. Sr. Comandante General D. José Villalba y Riquelme. Concurrieron a ella los representantes de los periódicos de la comarca; así como los corresponsales de la prensa madrileña D. Pedro L. Marín y D. Antonio Roca". El objeto no era otro que el de exponer los daños causados por el temporal. "Las aguas en su impetuosidad –expresaba el Gobernador Militar-, arrastraron consigo cuanto hallaron a su paso, destruyendo viviendas, arrasando campos y llevándose ropas y enseres […], tanto el comandante militar de La Línea, como el de San Roque, han enviado ropas y algunos víveres, para las infelices victimas; y lo mismo hará la autoridad de ésta, que ha dado cuenta telegráficamente al Ministro de la Gobernación".
La tragedia trascendió hasta la capital de España: "La señora Duquesa, señora de Dato (esposa del presidente Eduardo Dato), y otras Damas reuniéronse hoy con el Duque de Tovar y el Diputado señor Torres Beleña, al objeto de organizar en la sala de conciertos del Teatro Real una fiesta benéfica cuyo producto será destinado a socorrer a los damnificados de la región algecireña”. Proseguía el comunicado indicando: "El sábado visitará Torres Beleña a los Reyes para invitarlos al festival”. (Tapia Ledesma, M. Historias de Algeciras III. Las inundacionesde 1921. Y, La Resaca de las inundaciones de 1921. Ed. ImagenTa. 2017).
Por aquellos días de febrero, durante los cuales se lamentaron los sucesos acontecidos en nuestra ciudad, una buena noticia llega hasta Algeciras, concretamente a la sede la Cámara de Comercio: "El Director General de Comercio y Subsecretario de Fomento. Madrid 28 de Febrero de 1921. Sr. Presidente de la Cámara de Comercio de Algeciras. Mi distinguido amigo. Tengo el gusto de manifestar a usted que el día 22 del actual se ha concedido 25.000 pesetas y el 23 otras 25.000 pesetas con destino á la reparación de la carretera de Cádiz a Málaga, trozo de Algeciras a San Roque. Sabe es suyo afectísimo amigo. S.s.q.e.s.m. Fdo.: A. de Gálvez Cañero". Dejando atrás aquel terrible episodio que vivieron los algecireños de la época, y de regreso a la presencia militar en nuestra ciudad, comentar que un texto generado durante aquel segundo mes meses del trágico año, recoge la presencia de los quintos locales por nuestras calles y plazas del modo siguiente: "Verificase el ingreso en Caja de los reclutas y su destino al Cuerpo y sorteo de los que marcharan para mantener nuestro derecho, velando por el prestigio de España en la zona del Protectorado".
Durante aquellos días, según consta en las actas de sesión plenaria presididas por el Alcalde Mónaco de Torres, como Secretario en las operaciones de Quinta; al que fuera una década mas tarde, Alcalde de Algeciras en 1931, Diego López Tizón. Prosiguiendo el texto anterior: "Por este motivo se concentran en nuestra ciudad gran cantidad de pelados quintos, diableando y requebrando a las muchachas con alegría y ánimos que acredita su sangre moza y meridional, sin conceder la mayor importancia á los riesgos que correrán mañana. No así a sus padres á quienes estos peligros, por el conocimiento que dan los años, no se les ocultan sino que los ven aún más abultados por el amor paternal". Finalizando premonitoriamente el texto: "Ante la alegría de sus hijos, ellos descargan la respuesta de la furiosa tempestad de la desgracia". En sesión plenaria se acordó en relación a los futuros soldados algecireños sorteados: "Nombrar para los reconocimientos y revisiones de los quintos del actual reemplazo a los médicos titulares, Morón, Cumbre y Rocafort; y para los posteriores, a los también médicos Costa y Zurita”. Coincidente con la llamada a filas de los quintos algecireños, se produjo: "Llegada hasta nuestra ciudad, proveniente de la capital de España, del Alto Comisario general Berenguer, quién fue recibido en la estación-puerto por el Gobernador Militar y el Alcalde de la ciudad. Posteriormente embarcó rumbo a Tetuán".
Al mismo tiempo que con urgencia, todos estos acontecimientos se suceden, preocupantes noticias llegan desde el Rif al romperse una cierta tregua que se había mantenido en los últimos días: "El Ministerio de la Guerra facilita parte oficial dando cuenta de que el Tercio de Extranjero de servicio en la avanzada de Beni-Aro, combatió con un importante grupo de indígenas que trataba de apoderarse de ganado indígena. De la acción resultaron bajas en nuestras tropas el capitán Pompilio Martínez Zaldivar, quién resultó muerto; capitán Antonio Alcubilla, herido menos grave; y los soldados, Ángel Navarro, gravísimo; Manuel Tinoco, menos grave y José Mendoza, leve". Tras este incidente y teniendo como escenario el puerto algecireño, días después: "El Alto Comisario, general Berenguer una vez llegado hasta nuestra ciudad, ha salido para el Peñón desde donde rápidamente proseguirá hasta Tetuán". Del motivo de la rápida visita a las autoridades británicas no se comentó nada; aunque se sospechaba que se hablaría del apoyo logístico que pudieran haber recibido los rifeños de modo "clandestino" desde la Roca. A partir de aquellos momentos, al mismo tiempo que los quintos locales se preparan para ser enviados a la guerra del Rif, el Alto Comisario trataba de encauzar diplomáticamente la situación; y los voluntarios del Tercio hacían frente a los ataques de los indígenas, los padres de los quintos algecireños, también se preparan para su particular, privada y trágica batalla o Víacrucis, que tendría como escenario los diferentes altares de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Palma; así como también, los auxiliares del resto de sagrados templos de la ciudad.
A pesar de las preocupaciones, los algecireños no renuncian a disfrutar de su carnaval; Aquel año del 21, dada la inseguridad obrera en la que vive el país, el Ayuntamiento algecireño, como el de la mayoría de la nación, tomará el siguiente acuerdo: Edicto.= Queda prohibido el uso de careta, antifaz o cualquier otro medio de ocultar o desfigurar el rostro, salvo en locales cerrados, paseos o pasajes acotados, para lo cual habrá de solicitarse autorización. Resultando a la finalización de las fiestas, que: “No se recuerdan bromas de gentiles con mascarillas. Ello es debido a la prohibición del antifaz […] En cambio los bailes celebrados en el Kursaal, Pabellón del Casino y Círculo Mercantil no han podido estar más animados”.
Y mientras un sector de la población se divertía, otro menos afortunado, pasaba a ser sorteado, en cumplimiento de la impopular Ley de Reclutamiento de Canalejas de 1912, siendo estos, entre otros, los mozos algecireños: Salvador Lozano Gavilán, Antonio Morilla Sánchez, Pedro Ruiz Bautista, Fernando Molero Rodríguez,José García Gilbert, Juan García de Haro, Antonio Vallecillo Garrido, Marcial del Yelmo Navarro, Antonio Infante Bernal, Manuel Lozano Moreno, José Ortíz Calvente, Manuel Amaya, Rafael Martín Mejías o Diego Díaz Rodas. El mozo Pedro Ruiz, quedaría exento al ser huérfano y ocuparse de su hermano impedido; los también mozos, Yelmo Navarro y Molero Rodríguez, también evitaron ir a la guerra, por ser hijos de sexagenario pobre.
De vuelta a la situación en el norte de África, y el recrudecimiento de las acciones por parte rifeña, un control de la prensa se impone en el Protectorado, desde sectores periodísticos de esta orilla se denuncia: "Afortunadamente estamos en Cádiz porque aquí no existe la mordaza que inquisitoriamente actúa sobre la prensa local tetuaní, ni parte de esa prensa es influida por quién dado su cargo, precisamente para determinar cuando existe responsabilidad en los escritos, fiscalice y prohíba la publicación de lo que España debe saber". Todo partió, al parecer entre otras, de la siguiente critica al gasto en sueldos en el Protectorado español: "Obsérvese en el presupuesto de 1921-1922, como los sueldos que figuran en 400 pesetas se consignan en 12.000 pesetas, y si esto fuera la resultante lógica a quién aspira a estudiar una carrera podía tener parte de disculpa; pero el que ni siquiera tiene el grado de bachiller; porque carecía de capacidad suficiente, clama al cielo que tras los años del Protectorado, tengan esos señores sueldos de ¡7.500 pesetas!”. Parafraseando a Galdós en su célebre novela titulada Miau, bien se puede recordar la frase expresada por uno de sus personajes: -En España, cuanto más burro y más pollo mejor carrera se hace.
Dejando a un lado la mediocridad hispana, tantas veces denunciada pero nunca corregida; en nuestra ciudad, una nada mediocre artista llamada La Favorita, según la documentación consultada: "Recoge diariamente los aplausos de los espectadores del Kursaal". Posteriormente marcharía a Tánger para seguir cosechando éxitos. Malos tiempos para cruzar el Estrecho.
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