La enigmática muerte de Sikorski
El fallecimiento del general polaco en el accidente de un avión que partió de Gibraltar sigue creando dudas
El análisis de sus restos en 2009 determinó que murió a causa de las heridas, pero algunos expertos aún hablan de sabotaje.
La figura de Wladyslaw Sikorski, jefe de las Fuerzas Armadas y primer ministro de Polonia en el exilio durante la II Guerra Mundial, está vinculada a Gibraltar desde julio de 1943, cuando el general falleció en el accidente de un avión que había partido del aeropuerto del Peñón.
En 2008, su cadáver fue exhumado por el Instituto para la Memoria Nacional. Los resultados se conocieron el año pasado y éstos determinaron que Sikorski, que yace en la catedral de Wawel, en Cracovia, falleció a causa de las lesiones múltiples que le provocó el siniestro, descartando así la hipótesis de su asesinato por estrangulamiento, herida de bala o envenenamiento.
Sin embargo, aunque Polonia da por cerrado este capítulo de su Historia, la teoría de la conspiración continúa siendo defendida por algunos expertos, que sostienen que el avión -Liberator- en el que Sikorski viajaba entre otras personas junto a su hija Sofía; su jefe del Estado Mayor, Tadeusz Klimecki; su jefe de operaciones, el coronel Andrezej Marecki; el piloto checo Edward Prchal, que logró sobrevivir; y el oficial de enlace británico Víctor Cazalet fue saboteado.
Tras seis semanas en Oriente Medio para inspeccionar a las fuerzas polacas que combatían al mando del general Anders, Sikorski realizó una escala técnica en el Peñón el 3 de julio de 1943. Fue recibido por el gobernador y mantuvo varias reuniones antes de despegar a las diez de la noche del día 4.
El Liberator recorrió la pista y se elevó a 690 metros. Cuanto todo parecía ir bien, el aparato picó de forma brusca y el piloto apenas pudo parar los motores antes de estrellarse en el mar. Los cadáveres de Sikorski y Klimecki fueron hallados de inmediato junto al superviviente Prchal. En los días sucesivos se logró encontrar algunos cuerpos más, aunque los de Sofía y otros ocupantes nunca aparecieron.
Sin lugar a dudas, 1943 fue un año fatídico. Unos meses antes, en concreto el 28 de enero, un avión con siete tripulantes procedente del Peñón y con destino a Oriente Próximo se había estrellado en Ceuta.
Todos los ocupantes del bombardero -Handley Page Halifax DT586- fallecieron; eran aviadores de países integrantes de la Commonwealth que de forma voluntaria se habían alistado en el bando aliado: un piloto neozelandés, dos canadienses y cuatro británicos. Los soldados fueron enterrados en el cementerio de Santa Catalina, en Ceuta.
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