ACA, la entidad cultural que abrió el camino de la democracia en Algeciras

Los principales gestores de la histórica agrupación comparten su memoria con 'Europa Sur'

Creada en 1963, se mantuvo como promotora de ideas y expresiones artísticas y políticas

En las reuniones de sus juntas directivas y actividades estaba presente la Delegación de Orden Público

"El policía que venía a los actos se quedaba muchas veces dormido", recuerda Paco Acevedo, uno de los gestores

Antonio Jiménez, Paco Acevedo, Jaime Orozco y Ángel Luis Jiménez delante de la finca donde estaba la sede la ACA
Antonio Jiménez, Paco Acevedo, Jaime Orozco y Ángel Luis Jiménez delante de la finca donde estaba la sede la ACA / VANESSA PÉREZ

Algeciras/A la Agrupación de Cultura y Arte (ACA) y a la Asociación Cultural Carnavalesca de Algeciras (ACCA) le unen el territorio, parte de la motivación para su nacimiento -ciudadanos y ciudadanas impulsados por la necesidad de expresarse- y si acaso el sonido de su pronunciación porque muchos amantes del carnaval prescinden de la segunda ce. Nada más. Representan dos épocas muy distintas. La primera de las entidades canalizó y promocionó ideas de cambio democrático desde la década de los años sesenta del siglo XX en una ciudad cuya vida cultural estaba muy condicionada y limitada, como toda España, por el régimen franquista.

El profesor de Literatura, escritor y ensayista algecireño Alberto González Troyano definió a la ACA en un articulo publicado en el libro Crónica de un sueño, obra de Juan José Téllez, Juan de Dios Mellado y Pablo Juliá sobre la transición democrática en Cádiz, como "un centro cultural que durante muchos años, creo, fue casi el único reducto y refugio del antifranquismo en el pueblo (Algeciras)".

La entidad se constituyó doce años antes de la muerte del dictador Francisco Franco, el 24 de agosto de 1963, impulsada por Vicente Iranzo, que ocupó su presidencia durante varios años. Esos comienzos no tenían una motivación tan políticamente comprometida como la que desplegó la asociación durante el mayor tiempo de su existencia.

Ángel Luis Jiménez, entonces trabajador del grupo Cepsa, que más tarde sería concejal por el Partido Socialista de Andalucia en Algeciras, y uno de los miembros más activos de ACA, señala el germen en las reuniones de amigos de distinta ideología en el bar Europa. "Allí nos reuníamos desde Alberto Pérez de Vargas hasta Alberto González Troyano, Jaime Orozco, Paco Acevedo, Vicente Iranzo, yo, mi cuñada Anita, la que se casó con mi hermano Antonio, después Pili Gutiérrez", relata. "La agrupación cultural que crea Iranzo no era la que nosotros pretendíamos hacer, era más impersonal, más moderada y más cultural. Nosotros queríamos que la cultura llegara a más gente", declara Jiménez.

Una de las primeras actividades fue una conferencia de González Troyano sobre el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht, "interesantísima, y yo entonces no sabía quién era ese hombre", recuerda el pequeño de los hermanos Jiménez. Luego le seguirían exposiciones de pintura en la Sociedad Casino, de la mano de quien fue crítico local sobre arte y profesor del colegio Salesianos, Julián Martínez. La primera ganadora de aquellas competiciones fue Tere de Castro. E incluso se organizó la primera Feria del Libro sobre mesas dispuestas a lo largo del callejón del Ritz.

Autorización para una de las representaciones teatrales de la ACA
Autorización para una de las representaciones teatrales de la ACA / Colección Jaime Orozco

"Hay tres hitos importantes que explican la creación de ACA", opina Jiménez. Uno sería la tertulia de amigos del bar Europa, y los otros dos serían, por un lado, la protesta por la subida de los precios de las entradas al cine de verano y, por otro, la implicación de miembros Partido Comunista en la clandestinidad. Juan José del Águila, abogado laboralista y sociólogo, se vio sometido a un Consejo de Guerra en febrero de 1962 junto a su padre, alferez provisional y farmacéutico, "por unas supuestas alteraciones de orden público, ocurridas en el verano de 1961 en un boicot ciudadano por el aumento de los precios de los cines de verano, siendo absuelto, y condenado mi padre a dos meses y un día de arresto. En la sentencia se le impuso un correctivo disciplinario a uno de los policías que actuó dándole una bofetada a mi padre", explica Del Águila en su blog Justicia y Dictadura.

Francisco Acevedo, que ha trabajado como abogado para Comisiones Obreras durante toda su carrera profesional, era el encargado de llevar y traer las películas que proyectaba ACA. "Las películas decían que eran pesadas, y yo lo sé porque las llevaba con Paco Moya, que se lo decía yo subiendo la cuesta de San Isidro", confiesa con humor, el mismo que destila para contar anécdotas que hoy sirven para la sonrisa, pero que enmascaran el riesgo y el miedo de unos años oscuros.

El desconocimiento también les expuso al riesgo de ser detenidos. Ocurrió cuando pidieron al distribuidor una película de Berlanga, que no les pudo facilitar, y en su lugar les envió una del director italiano Francesco Rosi, Salvatore Giuliano, un film que se considera que abrió el género de cine político de la década de los años 60. "No sabíamos que era una película tan revindicativa, una crítica contra los regímenes fascistas, y nos mirábamos Jaime Orozco, Ángel Luis y yo nos preguntábamos qué habíamos traido", cuenta Acevedo.

Jiménez y Acevedo recuerdan cómo en muchas ocasiones el policía enviado como censor se dormía en las últimas filas del cine. Entonces era obligatoria la autorización de la Delegación de Orden Público, que la ostentaba el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, para cada acto cultural. También un miembro de esa delegación asistió a muchas de las asambleas de la ACA durante la época franquista, según reflejan las actas.

Paco Acevedo y Ángel Luis Jiménez durante la entrevista realizada por Europa Sur
Paco Acevedo y Ángel Luis Jiménez durante la entrevista realizada por Europa Sur / ERASMO FENOY

"Nos miraban como bichos raros. Íbamos a hablar con el gobernador o con el alcalde, con el que fuera, nos miraban así. La verdad es que éramos bastante impetuosos y teníamos un valor, el valor de la juventud, que a lo mejor ahora mismo no tendríamos, pero en aquella época éramos bastante impetuosos y estábamos por todas partes", reflexiona Jaime Orozco, abogado ya retirado y alma mater de la asociación.

El policía de la Brigada Político Social, según recuerdan los tres señalados miembros de la ACA, se dedicaba a anotar en las conferencias. "Apuntaba cosas, como las palabras comunista, libertad, democracia, y ponía cruces que indicaban cuántas veces habían sido dichas", relata Orozco. "Siento curiosidad todavía sobre cómo serían los informes que redactarían relatando nuestra reuniones", afirma Ángel Luis Jiménez. "Eran unos auténticos ignorantes, pero la represión existía, eso lo tienes que poner", reclama Acevedo.

"No era una cosa fácil, que mi madre tenía unos disgustos de muerte conmigo. Me quitó todos los bienes que yo tenía, y me echó de casa. Padecí una represión sexual, una política y una social. Las tres represiones las sufrí yo", añade quien fuera abogado de Comisiones Obreras. A un presidente de la entidad, con trabajo para la Administración, se le invitó amablemente a pensar en su sueldo público antes que en su afición cultural, y tuvo que dejar su cargo en ACA.

Carlos Clavijo, guionista y hermano del actor Víctor Clavijo, recordaba en una entrevista mantenida con Europa Sur cuando su padre, otro miembro activo de la ACA desde mediados de la década 70, fue requerido por un guardia civil que le vio distribuir un cartel anunciando la proyección de una película en una conocida cafetería. "Al guardia le habían dicho que ese diseño tipo collage era como cosa de rojos", apuntó.

Las juntas directivas de la entidad no solo decidieron sobre la organización de actividades culturales, sino que también resolvieron en algunas de sus reuniones remitir telegramas al Gobierno del Estado y a otras instancias en defensa de la apertura política y en favor de los presos políticos, antes y después del franquismo. En una de las actas que ahora custodia la Asociación de Emprendedores del Patrimonio de Algeciras (AEPA), de fecha 20 de enero de 1976 (apenas dos meses después de fallecido Franco), puede leerse el texto de uno de los telegramas remitidos al presidente del Gobierno, en el que se reclamó la "derogación medidas represivas excepcionales, concesión amnistía general presos y exiliados políticos, y pleno reconocimiento derechos y libertades fundamentales".

Portada de uno de los libros de actas de la ACA
Portada de uno de los libros de actas de la ACA / E.S.

La ACA organizó conferencias de Ramón Tamames, economista y entonces comunista, y del teólogo seglar Enrique Miret Magdalena, que disertó, entre otros temas, sobre el aborto, en 1975, o sobre Una iglesia para el año 2000, en 1970. El poeta algecireño José Luis Cano reflexionó sobre Antonio Machado y su amor tardio por Guiomar, en agosto de 1975. "En todas las conferencias el primero que hablaba era José Triviño y, bueno, hacía una pregunta tan larga que el pobre conferenciante cuando terminaba estaba sudando tinta. Por favor, ¿no puede usted volver a repetir la pregunta?, le pedían", rememora Orozco.

Alejandro Rojas Marcos también ofreció una conferencia, "sobre regionalismo, porque entonces no se podía decir autonomía", según Jiménez. Tras el acto, un grupo de participantes cenó con el conferenciante en la Casa de Ejercicios que mantenía en San Roque la Iglesia Católica. "Estuvieron Pedro Pacheco -que luego sería alcalde de Jerez-, los hermanos Pérez Tenorio, José Luis y Jorge, nosotros los Jiménez y Jaime Orozco. Allí decidimos crear la Asociación Socialista Andaluza (ASA), que luego desembocaría en el PSA", señala Ángel Luis Jiménez.

Eran pocas mujeres las que participaron en la organización de las actividades, fiel reflejo de una sociedad que les impedía ser protagonistas. "Había poca presencia femenina, ¿sabes? No sé si es que, claro, siempre la mujer ha estado en peores condiciones todavía que el hombre a la hora de luchar", declara Jaime Orozco.

La ACA también organizó representaciones teatrales en las que grupos emergentes y progresistas expusieron sus montajes. Entre estos pasaron por Algeciras Teatro Estudio El Lebrijano, con su famosa obra Oratorio, La Cuadra, de Salvador Távora, con su Quejío, y los grupos catalanes Dagoll Dagom y Els Joglars. Este último representó en el Teatro Florida Tedeum, un montaje que congregó ante las puertas del local a un reducido grupo de personas que protestaban contra la representación detrás de una pancarta porque se consideraban insultados como católicos. Ya eran otros tiempos, con la democracia que estaba dando sus primeros pasos.

Tarjeta de invitación a la representación de Quejío, del grupo sevillano La Cuadra
Tarjeta de invitación a la representación de Quejío, del grupo sevillano La Cuadra / Colección Jaime Orozco

La entidad fue perdiendo respaldo del público conforme avanzaba la joven democracia. Parte de sus gestores se convirtieron en concejales, al tiempo que no se encontraba un recambio generacional y fue reduciéndose el apoyo económico que había tenido.

Aquellos activistas culturales y politicos han superado hace años los setenta e incluso los ochenta años de edad. Paco Acevedo está estudiando Filosofía y Letras en la UNED; Ángel Luis Jiménez escribe artículos en diferentes publicaciones, y no termina de rematar un libro con su hermano Antonio que contiene un capítulo específico sobre la ACA. Jaime Orozco mantiene conversación con José Triviño, y conserva un perfil más en la sombra, sin grandes protagonismos, como siempre ha sido en contraste con sus amigos.

"Trajimos aire fresco de cultura e ideas. Ahora la cultura se ha estandarizado mucho", concluye Orozco.

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