"Aunque iba para militar, quería ser torero pero no tuve el valor suficiente"

Entrevista | Crescencio Torés, crítico e investigador taurino

Torés recibe un homenaje del Ayuntamiento de Algeciras por su trayectoria como cronista taurino e investigador

"Antes la gente iba a ver los toros y ahora van a que vean que han ido", lamenta

"Los callejones se hicieron para proteger a Juan Belmonte, que le cogían muchos toros", explica

Algeciras se desmontera ante Crescencio Torés

Fotos del reconocimiento a Crescencio Torés en el Ayuntamiento de Algeciras

Crescendio Torés, en la Plaza Alta de Algeciras. / Claudio Palma
Yolanda G. Tena

13 de septiembre 2024 - 19:43

Algeciras/Crescencio Torés (Cádiz, 1937) es toda una institución en el mundo del toro. Durante 70 años ha publicado 580 artículos periodísticos y cinco libros. Con 87 años recién cumplidos, sigue con su gran pasión y una nueva, la pintura. El viernes recibió un merecido homenaje en el Ayuntamiento de Algeciras por toda una vida dedicada a la tauromaquia como cronista y crítico taurino, buena parte de ellos en diarios del Grupo Joly, entre ellos Europa Sur.

Pregunta.¿De dónde viene su afición a los toros?

Respuesta.De mi madre. Mi madre era muy aficionada y con su padre, mi abuelo José Butón Carrero, iba siempre a los toros. Los dos vivían frente a una pescadería y una fonda, donde paraban los picadores y banderilleros cuando venían a las ferias. Hablo de los grandes como Belmonte. Y allí estaba mi madre, que era una niña a la que siempre le gustaron los toros. Mi madre asistió a una corrida en el año 1900, muy famosa, la corrida de Rafael El Gallo donde el toro le metió el pitón en el pecho. Cuando se palpaba la tragedia, resulta que llevaba una medalla que le salvó de la muerte. Mi madre me contaba esas historias y con cuatro años ya me gustaban los toros. Yo me decía, ¿pero esto qué aventura es?

P.¿A qué se ha dedicado, además de hacer crónicas taurinas?

R.Mi carrera era militar. Yo estuve en la Academia Militar de Zaragoza, fuí compañero de don Juan Carlos cuando él estaba en el primer curso. Mi padre, que era capitán de la Guardia Civil, murió en 1951 en un acto de servicio, salvando a unos niños de un atropello. Yo iba para militar, pero en el fondo me sentía torero. Quería ser torero pero no tuve el valor suficiente. He toreado muchas veces, con amigos o en tentaderos porque siempre me he dicho que cómo puedo escribir de toros, de un torero, si no me he puesto delante de uno. Y me probé. Pero pasaba muchísimo miedo hasta que me di cuenta de que esto era otra mundo. Quería explicarlo y por eso fundé las Primeras Jornadas Taurinas en 1985 con Manuel Clavero como primer conferenciante. He trabajado como gerente de la lonja de Algeciras, pero yo lo que quería eran los toros.

P.En su último libro habla de los últimos 25 años de la plaza de toros de Algeciras. Hablando de plazas, ¿mereció la pena dejar La Perseverancia por las Palomas?

R.La Perseverancia era la catedral del toreo. Ahí es donde todos los de mi edad aprendimos a ver los toros. Yo iba a La Perseverancia como quien entra en la iglesia, porque siempre había algo nuevo. Yo fui con un amigo mío, el pintor Felipe Gayubo, a pedirle al alcalde que no tirara la plaza, pero no nos escuchó. Una pena porque queríamos que fuera un monumento. Afortunadamente, se hizo otra plaza, muy lejos, en Las Palomas, pero preciosa. Es la plaza más cómoda de Andalucía, una plaza impresionante, modernísima, con un concepto de plaza de toros muy andaluz que conserva los rasgos característicos de las plazas de toros de toda la vida.

La Perseverancia era la catedral del toreo

P.¿De las que ha visitado, cuál es la plaza que más le gusta?

R.La de San Roque. Es la más torera, sin callejón porque a quien la diseñó se le olvidó porque antes no existían. Los callejones se hicieron para proteger a Juan Belmonte, que le cogían muchos toros. San Roque es la plaza más antigua del Campo de Gibraltar, anterior a La Perseverancia. Tiene esos arcos únicos, la separación encima de los toriles donde iba la gente con dinero. Antes iba la gente a ver los toros y ahora van a que vean que han ido. En Sevilla, la Maestranza es bonita pero incomodísima. En Madrid, a Las Ventas le pasa igual. ¿Cómo es posible que a estas alturas la gente se tenga que sentar en una piedra cuatro horas? Con lo que cuesta una entrada, hay que cambiar eso ya.

¿Cómo es posible que a estas alturas, la gente se tenga que sentar en una piedra cuatro horas? Hay que cambiar eso

P.¿Cúal es su torero favorito?

R.Rafael de Paula. Hemos crecido juntos en esto del torero. También Miguelín, muy amigo mío, que escribió el prólogo de primer libro. Me dijo que era la única cosa que escribía en su vida.

P.¿Qué fue Miguelín para Algeciras?

R.Nos puso en el mapa. Es el único torero de toreros, fue un clásico que revolucionó el toreo de los años 60. Vino él a hacer un toreo tan distinto... a veces tan clásico. Fue una revolución. Un torero de unas condiciones físicas fabulosas. Tenía una inteligencia natural, salía el toro y él ya sabía cómo se llamaba, quién era el padre, quién era la madre, dónde le dolía. Lo sabía todo de los toros. Era un sabio.

Miguelín nos puso en el mapa, es el único torero de toreros

P.Habléme de una faena que recuerde especialmente.

R.Hubo ocho o nueve naturales en un festival que se dio en Algeciras recordando la muerte de Miguelín, creo que en 2002, de un torero de Sevilla gitano, Manolo Cortés, que lo tengo grabado. Ha sido uno de los toreros exquisitos que ha habido después de Paula. Fue sensacional.

Crescencio Torés en la redacción de 'Europa Sur' durante la entrevista. / Claudio Palma

P.¿Y quién va a despuntar como torero?

R.Es muy difícil, yo no lo sé. Hay uno, Juan Ortega, es elegantísimo. Es una exquisitez toreando. Ha salido un niño que se llama Marcos que lo ves toreando con 12 años y lo hace mejor que Ordóñez. Saber quién va a despuntar es un misterio. 

P.¿Qué toreros del Campo de Gibraltar le han gustado?

R.Carlos Corbacho de La Línea, elegantísimo, muy amigo mío, ya ha muerto. Era un caballero del siglo XVIII, con una educación exquisita, fantástica. Aquí ha habido muchos toreros, Joselito Lara, de San Roque, Diego Ramos El Merlo, que lo llamaban Diego Valor, Salvador Fernández era un torero que parecía Ordóñez toreando. José María Núñez, que tomó la alternativa en Algeciras, José María Soler... El más grande de todos fue Antonio Duarte, de la dinastía de toreros llamado Los Potas y cuyo padre iba con Rafael El Gallo. Ha habido muchos toreos magnificos y hoy hay grandes subalternos que van con los mejores matadores de toros.

P.Hábleme del papel de la mujer en el mundo del toro...

R.La mujer ha sido siempre como un gran florero en los toros, con su belleza, su mantilla... pero no protagonizaba la fiesta y es un error porque hay mujeres muy valientes. A las Jornadas de Tauromaquia de Algeciras traje a Cristina Sánchez, que acababa de tomar la alternativa en Nimes (Francia). Y a Lola Sánchez, apoderada, a una periodista, una banderillera y hasta a una mujer aficionada que se veía todas las corridas de las ferias de España. Cristina Sánchez ha sido la primera matadora de verdad de la historia del toreo de España. Hay muchas mujeres que merecen estar ahí.

Cristina Sánchez ha sido la primera matadora de verdad de la historia del toreo en España

P.En todos estos años como cronista, alguna que otra anécdota recordará. Por ejemplo, cuando al dictar por teléfono una de sus crónicas en 'Europa Sur' se coló la expresión "un toro monísimo". ¿La recuerda?

R. (Ríe) Sí, sí, aquello fue pitorreo. El director, los compañeros de redacción, todo el mundo me lo decía por la calle. Porque me leían mucho, pero yo no me enfadé. Aquella tarde el teléfono nos jugó una mala pasada. Yo siempre dije que fue un error del periódico.

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