"Sueño mucho con Algeciras, con rincones de mi infancia"
Entrevista | Víctor Clavijo, actor
El actor algecireño logra la nominación de Asecam como mejor actor por 'La Espera' mientras compagina la gira con Pasión Vega
"Ver trabajar a Juan Diego volvió a encender la chispa que tenía en mí", reconoce
Paco de Lucía, el genio que no grabó con los Rolling Stones porque no eran flamencos
El actor acaba de terminar el rodaje de una serie televisiva en Sevilla, está en gira con Pasión Vega y promociona la película La Espera, por la que obtiene premios y nominaciones, la última de Asecam.
Nació en Algeciras y en esta ciudad vivió hasta los dieciocho años. Víctor Clavijo da mucho valor a su lugar de origen y primera formación. La voz, sin duda, es una de sus principales características pero sus trabajos como actor recogen reconocimientos y se valoran por un conjunto de cualidades en las que se demuestra su formación cultural diversa, cultivada en el aprecio a las artes escénicas y a otras artes. Por estas razones y por su trabajo concienzudo pisa bien múltiples escenarios.
-Hace teatro, cine, televisión, fotografía, toca el piano. ¿Cómo se le llama a eso, un artista renacentista?
-Bueno, un culo inquieto diría yo, de mal asiento. Ante todo me considero actor, lo que pasa es que la fotografía y la música son dos grandes aficiones que completan el tiempo libre que tengo, y que me encantan. La fotografía la heredé de mi madre, y de mi padre también, pero mi madre la estudió en la Escuela de Artes y Oficios, de Algeciras, y mi padre era un gran aficionado. A ella la veía en sus exposiciones en la escuela, revelando. Me entró el gusanillo como a los quince años y me volvió sobre los dieciocho, cuando me fui a estudiar Derecho a Granada. La dejé cuando me decidí dedicar a la interpretación. Se me olvidó de estar tan focalizado en la interpretación. Lo que pasa es que volvió a pasar por mi vida hace unos trece años y es una de mis grandes pasiones cuando no estoy actuando. La música, como empecé en la SAF (Sociedad Algecireña de Fomento) y luego tuve profesor particular, siempre me ha acompañado como una válvula de escape para relajarme. Realmente, lo que me considero como profesional es actor y tengo otras aficiones artísticas.
-¿Y el derecho fue un camino…?
-Torcido. Me salí de ese camino. Yo quería ser actor pero saqué muy buena nota en Selectividad, muy muy buena nota, que no me la esperaba ni yo, me sorprendió. Mis padres me dijeron que estudiara entonces una carrera y que ya haría teatro cuando saliera de la oficina, del trabajo, dondequiera que terminara como afición. Entonces elegí Derecho por una conversación con uno de los profesores de Algeciras, que me preguntó qué me gustaba. Pensé que Derecho podría ser lo más parecido al teatro porque me gustaba actuar, tenía memoria. Lo hice por error, equivocación, por pensar que tenía que ver como en las películas americanas del abogado defendiendo a un acusado, frente a un jurado popular, haciendo su alegato... Todo como muy teatral. A los dos años ya me di cuenta que me había equivocado por completo. Gracias a Dios en Granada vi una obra de teatro del maestro Juan Diego y me dije “yo lo que quiero es esto”, y me cambió el chip y me vine a retomar mi afición en Madrid.
-Curioso que Juan Diego es toda una referencia para muchos de vosotros, que compartís paisanaje. Recordamos sus colaboraciones con el cineasta Alexis Morante, por ejemplo. ¿Es el mejor actor andaluz?
-Totalmente, por no decir también que el mejor actor español. Para mí es toda una referencia. No lo considero mi padrino porque no me apadrinó, pero sí es toda una referencia. Verle trabajar a él volvió a encender la chispa que tenía en mí. Fue como la inspiración, y luego ha sido un maestro que ha dejado una lección en cada uno de sus trabajos para generaciones venideras. Y siempre estuvo muy comprometido con la profesión, con los derechos de los actores, con los derechos sociales, un hombre muy de su tiempo. Grandísimo actor que siempre ha tratado muy bien a los jóvenes actores que arrancaban. Tuve la suerte de trabajar con él en una película. Me invitaron a dirigirle unas palabras en un homenaje que le dio la Academia de Cine y entonces pude contarle que verle actuar en directo fue lo que reanimó mi vocación. Meses antes de morir me dejó un mensajito de voz muy bonito, en el que casi que me daba las gracias por dedicarme a este oficio. Para mi fue como guau, como cerrar el círculo, como la bendición del maestro. Lo sigo teniendo muy presente.
-Si tuviera que ordenar cine, teatro y televisión, ¿cómo lo ordenaría?
-El teatro es un matrimonio como para toda la vida, nunca te va a fallar, creo. El cine y la televisión son más “amantes caprichosas”, que te pueden dejar de querer durante un tiempo. El teatro siempre va a estar ahí para un actor. Pero eso en cuanto a la continuidad laboral. En cuanto a preferencias, me gustan los tres medios. Me gusta muchísimo el cine, cuando se cuentan bien las historias y das con un buen director, que sabe dar sentido a cada plano, que tiene mirada cinematográfica, que te dirige bien.. Entonces disfruto mucho de lo audiovisual. Pero también disfruto del teatro con una buena obra, cuando la función traspasa el patio de butacas. Me cuesta elegir. Para mi lo prioritario son el personaje, la historia, la dirección y el reparto que me acompañe. Luego ya me adapto a cualquiera de los tres medios. Cada uno te da una cosa muy distinta.
-Usted es lo que se puede entender como un actor completo. Tiene una expresión corporal notable, se aproxima muy bien a sus personajes –todavía se recuerda su Lope de Vega en Ministerio del tiempo-, y tiene una voz muy poderosa.
-Es verdad que la naturaleza me ha dado un instrumento estupendo. A otros les da un metro ochenta, unos ojos azules tremendos y unas facciones superfotogénicas. A mí la naturaleza me ha dado esta voz que para mi es un instrumento imprescindible en mi profesión. Es verdad que al principio no estaba conciliado con mi voz porque tenía cara de niño y voz muy grave, y entonces la intentaba agudizar. Con el tiempo me he reconciliado con ella porque en mi caso juega a mi favor, me permite comer. Con ella he podido hacer también doblaje, ficción sonora para la radio, y durante la pandemia lo aproveché para hacer los recitados y los doblajes sobre películas antiguas. Soy consciente que mucha gente valora eso en mi, por encima de otras cosas.
-Nunca ha perdido la referencia de Algeciras. Es algo que lleva a gala.
-¿Cómo hacerlo? Si nací y me crié en Algeciras hasta los dieciocho años. Lo de la raíz suena muy metafórico, pero es que es verdad. El árbol se forma en tu ciudad y el tronco empieza a crecer a partir de ahí. Tus primeros recuerdos, tus primeros amores, amistades, tus primeras decepciones, tus primeros referentes culturales están en la tierra. Yo sueño mucho con Algeciras, con rincones de mi infancia, del barrio, del colegio, del centro de la ciudad.
- La nominación de Asecam (Asociación de Escritores y Escritoras Cinematográficos de Andalucía) como mejor actor por La Espera es su más reciente reconocimiento.
-Es una alegría. Es mi tercera nominación. Estoy contento porque La Espera es un peliculón. Estoy muy feliz con el resultado de esta película porque creo que es el mejor trabajo que he hecho en cine hasta la fecha. Esta nominación es una especie de reconocimiento a ese trabajo. Fue durísimo y tener este reconocimiento es la alegría, es la comprobación de que el esfuerzo mereció la pena.
-De hecho, en Estados Unidos se ha reconocido su interpretación en este largo.
-Sí, he tenido la suerte de ganar un premio en Los Ángeles, en su festival de cine de terror, el Scream Festival. Es la segunda vez que me dan un premio allí, porque la primera vez fue con la película de Javier Gutiérrez, Tres días, hace quince años. Esta vez ha sido por nuestra segunda película juntos. Un premio en Los Ángeles, imaginate. En estas ocasiones me sale el chaval de Algeciras diciéndome “hostía que me han dado un premio en Los Ángeles”.
-¿Ahora qué puede contar de lo que está haciendo?
-Acabo de terminar el rodaje de la serie El Marqués, una serie para Mediaset, para Tele 5, que han sido tres meses de rodaje en Sevilla. Tiene seis capítulos y está inspirada en el famoso crimen del cortijo Los Galindos, que ocurrió en 1975. Ha sido un rodaje maravilloso, me lo he pasado como un enano, con un reparto increíble. He estado compaginando eso con la gira de teatro con Pasión Vega. Estamos con un espectáculo musical que se titula Lorca sonoro. Estamos encantados con la obra y con el recibimiento del público. De promoción seguimos con la película La espera. Estrenamos el 15 de diciembre en salas, y tengo algún proyectillo también para el 2024. Es un par de ofertas que tengo que leer, con personajes más pequeñitos, que tengo que revisar y confirmar. Y ahora descansar, si puedo por lo menos un mes. Los últimos han sido tres meses de locura entre rodaje en Sevilla, viajes con La Espera y la gira con Pasión Vega. En tres meses me he pillado doce aviones y veinticinco trenes. Estoy reventao.
No hay comentarios