Escena de la Cueva de las Palomas, arte para ver y tocar

Museo de Algeciras | La Pieza del Mes

Fue realizada por Manuela Puerta y pertenece a la Colección Municipal, donada por la Junta de Andalucía tras su exposición temporal en el Museo Provincial de Cádiz en septiembre de 2021

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La escena de la Cueva de las Palomas
La escena de la Cueva de las Palomas.
Enrique Martínez Andrés - Graduado en Geografía e Historia, pintor y escritor

01 de agosto 2024 - 04:01

Algeciras/La escena de la Cueva de las Palomas fue realizada por Manuela Puerta y pertenece a la Colección Municipal, donada por la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía tras su exposición temporal en el Museo Provincial de Cádiz en septiembre de 2021. Desde marzo de 2022 forma parte, junto a otros paneles análogos, de la exposición permanente del Museo Municipal de Algeciras en la sala La tierra y el hombre, dedicada a la prehistoria.

Cada panel rememora el aspecto de los abrigos intervenidos con arte parietal en el Campo de Gibraltar y se adaptan al compromiso de inclusividad que deben adoptar los museos, apareciendo en relieve las figuras más representativas. Una placa informativa en braille ayuda al público con problemas de visión a conocer mejor la obra.

La pieza, con número de inventario 3.938, recrea pinturas rupestres de la oblonga laja de Palomas. Los trazos -ejecutados con la coloración del pigmento original a base de óxido férrico- imitan motivos prehistóricos y el soporte -la superficie irregular, sus hendiduras y relieves, su cromatismo o su aparente porosidad- simula los tafonis de roca arenisca de esta zona con fuerte actividad eólica.

El panel está dividido por una insinuada línea horizontal, donde se organizan las figuras utilizando una distribución similar a la de la mayoría de oquedades de este territorio sureño. El plano superior acoge motivos superopaleolíticos: una mano en negativo posiblemente aerografiada, la misma forma ejecutada como bajorrelieve, un juego de líneas y puntos pareados y un prótomo de yegua orientado a la derecha. El plano inferior muestra figuras esquemáticas desde cronologías neolíticas: ramiformes, esteliformes y otros símbolos, un soliforme sobre un alargado zigzag y bajo este, un zoomorfo con aspecto de reptil, replicado nuevamente en moldura. Aquí conviven imágenes representativas de los abrigos horadados en Palomas y también las manos de hombres de diferentes épocas, diferentes culturas y diferente capacidad simbólica. Unas manos que son la horma de nuestras propias manos.

Es una obra alumbrada como diligente archivo, una recreación contemporánea del registro pictórico que colonizó mediante siluetas de almagre los tafonis que rodeaban la desecada laguna de la Janda. Preñados de pétreos documentos que sobreviven al amparo del palimpsesto, confluyen los primeros naturalismos y el último esquematismo que da nombre al arte de la zona, motivos que van desde las manos paleolíticas hasta unos símbolos que evocan grafemas; de los zoomorfos, soliformes o ramiformes, hasta el zigzag que recuerda el contorno aristado de la propia covacha.

Estos desprotegidos abrigos actúan como espejos para lo que tienen enfrente. Palomas, Bacinete, Atlanterra o el Tajo de las Figuras son reflejo de su entorno prehistórico. En época de hiperconectividad son un espejo donde vernos, donde conectar con la horma de nuestras propias manos.

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