El escribano sahariano, el pájaro que atrae a ornitólogos de media Europa hasta La Bajadilla, en Algeciras
MEDIO AMBIENTE
Dos algecireños descubren las primeras crías en de este pequeño pájaro, parecido a un gorrión, en esta orilla del Estrecho
El Estrecho de Gibraltar, visto desde el espacio
En los últimos tiempos, el Campo de Gibraltar recibe cada año la visita de un extraño visitante de cabeza gris y cuerpo pardo rojizo. Son contadas las ocasiones que en Europa habían sido avistados ejemplares de escribano sahariano (Emberiza sahari), un pequeño pájaro que normalmente habita en el sur de Marruecos y que tiene el poder de revolucionar a los aficionados de la ornitología.
Esta especie, que se creía sedentaria, ha ido expandiéndose hacia el norte de forma progresiva, hasta ser común en ciudades como Tánger, Tetuán o Ceuta. Cuentan los expertos que se adapta con facilidad a las ciudades y a la presencia del hombre, como ocurre con los gorriones.
Cruzar el Estrecho
La primera vez que un escribano sahariano cruzó el Estrecho, o que se supo que lo había hecho, fue en 2009, cuando se le vio picoteando plácidamente por las calles empedradas de Tarifa. En años posteriores, ha vuelto a aparecer en Algeciras, Gibraltar, Nerja, Frigiliana y Fuengirola, pero siempre ejemplares solitarios.
Para Julio Ortega, algecireño e hijo de un ornitólogo y anillador científico, es un misterio cómo el escribano sahariano empezó a salvar la barrera del Estrecho. "Pudo ser volando, empujado por el viento, piense que es un pájaro muy ligero, o quizá se valió de alguna embarcación", valora este estudioso de todo lo relacionado con las aves.
Su amigo y compañero de trabajo en el parque eólico El Cabrito, Antonio Jesús Sepúlveda, también de Algeciras, augura que cada vez más especies africanas se establecerán en el Campo de Gibraltar. "Marruecos empieza en los Pirineos", bromea. Y añade: "El cambio climático está desertizando el hábitat natural de muchas aves, por eso se desplazan hacia el norte". Y cita como ejemplos el buitre de Rupel o el vencejo moro.
El pelotazo de La Bajadilla
La gran sorpresa para estos dos amantes de la ornitología llegó el pasado 22 de junio, cuando Sepúlveda encontró, en el algecireño barrio de La Bajadilla, a un macho adulto de escribano sahariano con un comportamiento territorial muy marcado. "Empezamos a seguirlo hasta que, una semana después, dimos con otro macho adulto y un ejemplar tipo hembra. Era la primera vez que se citaban tres individuos juntos en esta orilla del Estrecho de Gibraltar", expone Ortega, quien no puede reprimir una exclamación: "¡Fue un pelotazo! Nos saltaron todas las alarmas".
El trío de escribanos saharianos ha pasado el verano en La Bajadilla, aquerenciados y con un comportamiento reproductor notable. "Resulta curioso porque las edificaciones de La Bajadilla son muy similares a las de otras localidades marroquíes donde el escribano sahariano se había asentado con éxito, como Arcila o Tetuán. Son casas tipo favelas, con azoteas, tejados y muchas oquedades para nidificar", ilustra Antonio Jesús Sepúlveda.
Las sospechas de los dos amigos se cumplieron a comienzos de septiembre. "Estaba claro que iba a suceder", adelanta Julio Ortega. "Al fin, encontramos a un pollo de escribano sahariano reclamando comida y, después, acudió uno de los adultos para alimentarle. Tres días más tarde, vimos un segundo pollo". Así los dos ornitólogos locales constataron el emparejamiento de la especie, por primera vez, en la España peninsular, y consigo, el éxito en la reproducción. Lo que no consiguieron localizar fue el nido.
"Ha sido el primer registro de una cría, en este caso dos, en terreno europeo", aclara Sepúlveda. "A raíz de esto, a La Bajadilla ha venido gente de Holanda, Alemania, Dinamarca... Septiembre es la época de migración y, en el Campo de Gibraltar, hay pajareros extranjeros y de toda España. Un día, habría que calcular cuánto dinero deja el turismo ornitológico en la zona", se pregunta el algecireño.
El futuro
Ahora Julio Ortega y Antonio Jesús Sepúlveda continuarán, en sus ratos libres, haciendo un seguimiento detallado del feliz acontecimiento con el fin de obtener más información sobre la reciente colonización.
"Lo bueno del escribano sahariano es que no se comporta como una especie invasora", celebra Sepúlveda. "No hace ningún daño a la fauna local, todo lo contrario que las cotorras argentinas o las de Kramer". Completa la información Ortega: "Se trata de un animal granívoro, como el gorrión, que también picotea pan y otras migajas que encuentra en la calle".
Ambos ornitólogos desconocen si la población de escribanos saharianos de La Bajadilla se establecerá o desaparecerá en el próximo año. "Aquí hay depredadores distintos a los de Marruecos. Tendremos que ir viéndolo", comentan los dos amigos.
Por el momento, el pequeño pájaro que ha abandonado el norte de África para instalarle en Algeciras seguirá cantando en la barriada que vio nacer a Paco de Lucía.
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