Tribuna abierta
Joyas de papel: La colección Antonio Viñas de Roa
Los vecinos de El Rinconcillo viven estos días con el corazón en un puño. Ha llegado la temporada de temporales y la distancia que separa el agua de algunas de las viviendas es tan reducida que el oleaje del levante las inunda. Por eso han lanzado un SOS que ha recogido el Pleno del Ayuntamiento de Algeciras, que reclama un aporte de arena urgente que sirva de protección para estas casas que más que a pie de playa están a pie de mar. Una llamada de auxilio ante un problema que es antiguo y complejo; los rinconcilleros son los damnificados más visibles, pero no los únicos, del proceso regresivo que sufre la playa desde los años 80. Y al que ya se le está buscando solución: un proyecto presentado a una convocatoria europea plantea construir un espigón submarino que frene la erosión.
Hace 15 años la línea de costa de la playa de El Rinconcillo estaba 25 metros más lejos de la actual. El efecto conjunto de las infraestructuras portuarias y la regulación del río Palmones (también el Guadarranque) ha alterado la dinámica costera: por un lado, las construcciones del Puerto han modificado el oleaje que incide en la playa, provocando un progresivo basculamiento hacia el sur por el efecto de abrigo del dique principal. Las olas impactan en la parte norte de la playa y la arena se va desplazando al sur, hacia la playa de la Concha. Y por otro, el represado ha reducido los aportes de sedimentos desde los ríos.
El resultado es que parte de la playa del Rinconcillo va desapareciendo año tras año, dejando sin protección las viviendas en primera línea de playa, a la ciudad sin una de sus zonas de esparcimiento y afectando al cordón dunar que aún resiste en la zona cercana al Palmones, un lugar de alta protección medioambiental.
Ese daño ambiental es quizá el menos conocido por el gran público, pero también es patente. En 1966, el ecosistema de las dunas y marismas del Palmones estaba compuesto por 2,5 kilómetros de dunas costeras, 247 hectáreas de marismas y 29 hectáreas salinas. En la actualidad, quedan solo el 32% del sistema dunar y el 22% de las marismas.
Así se recoge en la propuesta que el Ayuntamiento de Algeciras ha presentado a la Unión Europea para conseguir fondos que ayuden a combatir la regresión de El Rinconcillo y el daño provocado al estuario del Palmones. La delegación de fondos europeos está intentando conseguir un proyecto Life (1,8 millones de presupuesto) que paralice la degradación del sistema dunar, recupere los espacios degradados y estabilice la biodiversidad en el río. En ese proyecto el primer paso sería frenar la erosión de la playa y por ende el sistema dunar.
Según explica la delegada de Fondos Europeos, Yéssica Rodríguez, en este proyecto participarán también el Puerto de Algeciras y la Universidad de Cantabria, especialista en la realización de estudios batimétricos. “Una de las primeras cuestiones a abordar será la ejecución de un estudio batimétrico específico de la zona y también otro de las corrientes”, señala.
Esos estudios deberán validar o no la propuesta inicial para combatir la regresión de la playa: la construcción de un espigón o dique submarino con el objetivo de retener la arena, romper esa dinámica erosiva. Esa barrera a priori estaría formada por bloques, planteándose utilizar rocas (naturales o artificiales, habría que estudiarlo) que contribuirían a generar vida marina en torno a ellas. Con esta actuación se conseguiría reducir en un 80% las pérdidas de arena, calcula el proyecto, además de otros beneficios ambientales.
Esta sería una solución a medio o largo plazo. Pero mientras tanto, la erosión continúa y con ella los problemas generados a las viviendas de la zona. Por ello, el Pleno del Ayuntamiento aprobó el martes a propuesta del PP la reclamación al Gobierno central de un aporte de arena para El Rinconcillo y Getares, respaldada por todos los grupos políticos.
El concejal de Playas, Ángel Martínez, defendió la urgencia de realizar un depósito que permita proteger las viviendas, recordando que “este año no se ha producido ninguna aportación”. Según explica el concejal, hubo una reunión con la Demarcación de Costas del Gobierno central en la que se llegó a un acuerdo: el Ayuntamiento se hacía cargo de la demolición de algunas viviendas que habían quedado destrozadas por los últimos temporales y el Gobierno hacía una aportación de arena. “El derribo se hizo, pero la arena no ha llegado”, denuncia Martínez, “y el alcalde tampoco ha recibido respuesta a las cartas que ha enviado”. De ahí que la petición volviera a formularse vía pleno para ser remitida de nuevo a Costas, la única que puede actuar, remarca el Consistorio. “El Ayuntamiento no puede mover siquiera la arena de la playa de la Concha, porque sería sancionado”, explica el concejal.
Fuentes de la Subdelegación del Gobierno aseguran que la aportación de arena ahora para proteger las viviendas no es viable. “La Ley de Costas es muy clara en esto: aquel que se vea alcanzado por el mar podrá protegerse a su costa con los títulos correspondientes, pero el Estado no puede acudir a proteger bienes particulares”, explican. Costas “actúa para la mejora del uso público de la playa”, recuerdan, “no para proteger bienes particulares”, por lo que carecería de sentido hacerlo ahora, en invierno. Si se actúa en primavera moviendo la arena de una zona a otra, señalan estas fuentes, “pero esto es una solución temporal”.
Desde Costas se alerta también de la situación ilegal de parte de las viviendas, que fueron construidas cuando los suelos eran portuarios e incumplen la Ley de Costas. Son parte del problema, apuntan, al que suma también las instalaciones de saneamiento, alumbrado o eléctricas “que también perjudican a la playa”.
A este respecto, el consejero delegado de Emalgesa, Javier Vázquez, explica que las conducciones que aún van por la playa son aquellas que es inviable retirar mientras estén allí las viviendas. “Se cambiaron todas aquellas que fue posible, pero las que restan son indispensables para dar servicio a las casas”, apunta.
A falta de aporte de arena, los vecinos de la zona han optado por instalar sacos con tierra a modo de barreras frente al mar ante sus fachadas. Como explica la presidenta de la asociación de vecinos, Trinidad Peña, los propietarios “tienen que protegerse ante la falta de arena, esperemos que encima no los denuncien por ello”. Han buscado incluso una alternativa al vecino que reside en la casa en peor estado, montar una prefabricada, pero están a la espera de que Costas autorice su instalación. “Lo único que quieren es vivir tranquilos. Estas eran casas de pescadores y barracas y los propietarios no las hicieron pegadas al agua, se han encontrado el problema después”, recuerda.
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