Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (II)
Observatorio de La Trocha - Nuestro comercio tradicional
La tienda de lencería Otilio Ruiz, en la calle Prim, y la mercería Mi Tienda, en la calle Cristóbal Colón, se mantienen abiertos y son dos de los establecimientos más antiguos de Algeciras
Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (I)
Algeciras/En la calle Huerta del Ángel, la librería y papelería Bianchi, mayorista de postales. En el chaflán entre las calles Monet y Huerta del Ángel estaba, en los bajos de un bonito edificio con mirador y cúpula de azulejos, un estanco, de ahí que a esta casa se la llamara “del estanco”.
En la calle Monet estuvo hace ya muchos años la bodega de Fernández y la primitiva droguería y perfumería Trelles, que después se trasladaría a la acera contraria, y la cafetería Puerta del Sol. También, en esta calle se situaba Foto Venus.
En la calle Emilio Santacana se encontraba antiguamente la bodega de Bianchi Santacana, junto a una ferretería y tienda de pinturas. Al construirse un moderno edifico se instaló el comercio la Campana, ya desaparecido. Abría sus puertas la zapatería Fluxá, próxima a la ya citada de Manzanete. No podemos olvidar que junto a Tejidos Millán se hallaba la afamada pastelería La Rosita, al lado de la tienda de Diapunto. Entre las calles de las Huertas y la de Tarifa estaba el bar La Cabeza del Toro, a cuyas puertas se instalaba un vendedor ambulante de burgaíllos. En este local se mostraba un letrero que rezaba: “Aquí no hay tapas, pero la bebida es barata”.
En la calle Teniente Riera, popularmente conocida como calle López, se encontraba una antigua tahona. Cuando se demolió el edificio a comienzos de este siglo, se hallaron varios enterramientos medievales de musulmanes. En su esquina con la calle Tte. Maroto estaba, hace ya varias décadas, el bar La Mezquita. En la plaza Juan de Lima destacaba el parador de San Antonio, el comercio de Javi, el cual disponía de diversos tipos de artículos y perfumería y la pequeña casa de comidas Rosendo, en una construcción prefabricada. De los comercios tradicionales aún mantiene sus puertas abiertas la zapatería y alpargatería Ordóñez. A la salida a la carretera a Cádiz, junto a un antiguo cuartel de la Guardia Civil, estaba el bar España, con su famoso letrero: Coñac oxigenado.
En la calle Prim, antigua calle Torrecilla, se ubicaba en la acera de la izquierda según se sube, la sombrerería El Sevillano, que décadas después sería sustituida por una perfumería hasta su cierre; la joyería de Remigio; la sastrería de Saavedra; Deportes San José; la librería y papelería Nogue, y la juguetería Rial, donde se situó antaño la mencionada sastrería Saavedra. Todas estas tiendas, lamentablemente, cerraron. En la esquina con la calle General Castaños se levantaba el bonito edificio modernista de la Compañía Sevillana de electricidad. En la acera de la derecha, al lado de El Escudo Madrid, la zapatería La Ibérica; a continuación, en el tramo entre las calles Teniente Serra y General Castaños, la tienda de lencería femenina de Otilio Ruiz, una de las más antiguas de la ciudad que aún se mantiene abierta; seguidamente, la óptica de Ansón. Estas tiendas se situaban en la planta baja de un antiguo caserón, que fue sustituido en los años setenta por el actual edificio. Óptica Ansón se mantuvo abierta en el nuevo edificio hasta la jubilación de su propietario, hijo del viejo Ansón que fue su primitivo dueño.
En la esquina con la calle Bailén abría sus puertas la pastelería y confitería La Predilecta, de la familia de Luis Alberto del Castillo, último cronista de nuestra ciudad y profesor. En la esquina con la calle General Castaños se encontraba la zapatería de Sarabia, que décadas después fue sustituida por la chocolatería Los Especiales, hasta que se demolió el antiguo edificio.
En la calle General Castaños, en la acera derecha, podíamos comprar en uno de los más selectos comercios de Algeciras: Casa Fillol, en la esquina entre esta calle y la actual de Radio Algeciras, en la planta baja de un elegante edificio modernista de inspiración levantina, demolido y reconstruido imitando el original. Anteriormente allí estuvo el café Excelsior, regentado por José Benítez, El Niño de la Venta. A continuación, en la planta baja de un edificio del siglo XVIII, demolido a final del siglo pasado, de estilo tardo barroco, en el cual habitó el General Castaños, estuvo la librería Dos Mares. Antiguamente se encontraban la sastrería de José Rendón y Muebles Belmonte.
En la misma acera se hallaba La Alicantina en la planta baja de una casa antigua, conocida como la casa del lorito, por tener su dueña esa ave. Después se derribó esta casa y se construyó un edificio nuevo; el comercio se instaló en su planta baja. Es otro de los pocos comercios tradicionales que se mantiene abierto en nuestra ciudad. A continuación, en la esquina con el callejón del Ritz, calle Joaquín Costa, el comercio de máquinas de coser Singer, en los bajos de una casa cuya fachada estaba revestida de azulejos vidriados. Este edificio fue derribado y reconstruido siguiendo el modelo antiguo, en su planta baja se prolongó la citada tienda de La Alicantina, como está actualmente.
En la otra esquina de este callejón había un comercio, conocido por “el del manquito”; era muy oscuro, como casi todas las antiguas tiendas. Varios años más tarde se instaló Electrosur. A continuación, la antigua tienda de Foto Jaén; la cual, al construirse el nuevo edificio que sustituye al demolido, se trasladó al lugar antes ocupado por aquella. En la finca contigua se encontraba la farmacia Rivas, que antes se llamó Cumbre y después Fajardo. Posteriormente en este local se instaló La Suit de las Cortinas, que más tarde se trasladaría a la calle Cristóbal Colón. En el mismo edificio se situaba un pequeño taller de relojería y más abajo, Foto Lux. En la esquina con la calle Cristóbal Colón abría sus puertas la funeraria Paine, en la planta alta del edificio se instaló la primitiva emisora de Radio Algeciras (EAJ 55, Portavoz del Campo de Gibraltar); y en la otra opuesta, la fábrica de fideos y de chocolate de la familia Ottone, que tras muchos años de abandono se demolió y se construyó un nuevo edificio que imita al antiguo. A continuación, una tienda de reparación de máquinas de escribir y la sastrería Caballero.
En la otra acera, la de la izquierda podíamos comprar en la famosa mercería Ramírez, en la planta baja de una preciosa casa de estilo modernista, que fue derribada décadas después. Otro establecimiento reseñable era la imprenta Roca, frente al callejón del Rit. Se encontraba en la planta baja de un magnífico edificio también modernista, actualmente muy deteriorado. A continuación, la tienda de Santos y junto al edificio de la Compañía Sevillana, la tienda de muebles y decoración Roldán, una de las mejores tiendas de Algeciras; a su lado, la camisería de Karnani.
En la esquina con la calle C. Colón se hallaba la farmacia Guerra, ahora de Hernández, en el moderno edificio que sustituyó al antiguo demolido remedándolo. En la otra esquina abría sus puertas el comercio de muebles Piné. Tras ser demolido, se edificó uno de cuatro plantas, en cuya planta baja se instaló Garqui Muebles y ya, en los últimos años Corporación Dermoestética, hasta que cerró; a continuación, la tienda de materiales de construcción de Bartolomé Márquez. Más allá, una pequeña tienda de comestibles. En el último tramo se abrió en los años setenta el bar La Carreta y, tras cruzar la calle Teniente Miranda, la tienda de bicicletas Pino. Ambos establecimientos cerraron sus puertas.
En la calle Cristóbal Colón, conocida como “calle Larga”, podíamos comprar en varios establecimientos comerciales. En la esquina con la calle Ventura Morón estuvo hasta no hace muchos años la pastelería Mónaco; bajando la cuesta en la acera de la derecha, se situaba hace bastantes años el bar El Racimo de Oro, donde hoy se encuentra la calle Lola Peche; más abajo, tras cruzar la calle General Castaños, la imprenta La Española y Regalos Segura, que antes estuvo en a la calle Bailén. A continuación, la joyería y relojería Villegas; el bar La Verdad y la mercería Mi Tienda, en la esquina con el callejón de San Juan, la cual aún se mantiene abierta al público, siendo otro de los establecimientos más antiguos de Algeciras.
Ya en la confluencia con la calle Prim se hallaban la peluquería de señoras Petra y la cervecería La Universal. En la planta baja del edifico que antaño fuera sede del consulado belga, abría sus puertas la tienda de tejidos Rodríguez, después llamada Tejidos Rodri; en la planta baja de la casa donde vivió Pérez Arriete, la tienda de tejidos de Paco Rodríguez y a continuación la de muebles e imaginería religiosa de Julio Pérez. Seguidamente, otra tienda de El Siglo XX y más abajo, la de El Metro, que muchos años después fue sustituida por la boutique Glamour. Este edificio ha sido demolido y el de Pérez Arriete ha sufrido una salvaje eliminación de los elementos ornamentales de su fachada del piso superior, que da a entender el nulo sentido estético e histórico de sus propietarios. Totalmente condenable.
En la calle Cánovas del Castillo, conocida como calle Real, estaba la bodega de Flores, en la esquina con la calle Ojo de Muelle. En la esquina con la plaza Virgen de la Palma, un almacén de frutas y verduras y la tienda de Antonio Oriente; a continuación, el local de reparación de calzados de Antonia y después la primitiva sede del banco de Bilbao. A mediación de la calle la familia Maruenda abrió la zapatería El Barato y en la esquina con el callejón de Bilbao se encontraba la tienda de comestibles Bernardo; en la otra esquina, la renombrada panadería Ríos. En la acera contraria, la armería de don Manuel López, la relojería Recagno y una sastrería. En el edificio entre esta calle y la calle Rafael de Muro o Sacramento, donde décadas después se instaló el banco de Andalucía, abría sus puertas la freiduría de pescado Los Gallegos.
En la calle Radio Algeciras, en el retranqueo del antiguo edificio de los Varela o de los Gálvez, uno de los más antiguos de nuestra ciudad, ya que parece ser que databa del siglo XVII, se encontraba la barbería Rodríguez, donde antes había un bar, años después junto a ella se instaló la zapatería El Barato, de la misma familia Maruenda. En el lugar en que hoy se encuentra el banco de Santander estuvo hace muchos años la tienda de calzados de Sebastián Moreno y a continuación, la tienda de comestibles de Curro López.
En la acera contraria, en la esquina con el callejón Bailén estuvo la zapatería La Ideal, y seguidamente, la tienda de venta y reparación de calzados de Félix Vázquez. Pasada la calle del General Castaños, y pasado edificio de Fillol, se levantaba el antiguo caserón de correos, que había sido escuela, que en los años cincuenta fue sustituido por una nueva construcción de cuatro plantas; seguidamente abría sus puertas el bar Los Rosales, de la familia de Pérez de Vargas. En la esquina con la plaza Alta, la famosa tienda de La Africana, que expedía artículos de mercería y todo género de tejidos.
Antonio Benítez Santos. Profesor de Enseñanza Secundaria, Técnico Municipal de Cultura y ex responsable del Museo Municipal de Algeciras. Miembro de la Asociación La Trocha. Historiador y Consejero de Número de la Sección I (Historia) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños.
Juan Carlos Martín Matilla. Licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.
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