Establecimientos comerciales antiguos de Algeciras (I)

Observatorio de La Trocha - Nuestro comercio tradicional

La inmensa mayoría de estos establecimientos han desaparecido debido a la evolución de la ciudad

Construcciones más destacables de Algeciras (I)

Restaurante Montes, en la esquina de las calles calle Juan Morrison y San Juan.
Restaurante Montes, en la esquina de las calles calle Juan Morrison y San Juan.
Antonio Benítez Santos Y Juan Carlos Martín Matilla

18 de agosto 2023 - 02:00

Algeciras/En este reportaje se hará referencia a aquellos comercios y otros establecimientos antiguos de Algeciras, más o menos hasta los años ochenta del pasado siglo. Sería demasiado prolijo mencionar a todos, así que hemos hecho una selección de los más significativos, puesto que citar todos sería realizar un catálogo, lo cual no pretendemos. La inmensa mayoría de estos establecimientos han desaparecido debido a la evolución de la ciudad. Las personas mayores los recordarán, de tal manera que este reportaje servirá para evocarlos y sacarlos del cuarto trasero de la memoria y traerlos al presente, con nostalgia. Con el fin de hacerlo más ordenadamente, los iremos citando por las calles en los que se encontraban.

En la calle Juan Morrison, conocida como “calle Alta”, en la esquina con la antigua calle Carretas, actual General Castaños, se encontraba el popular bar de Eusebio, donde se servía su exquisita y solicitada ensaladilla rusa; a continuación, hacia abajo estaban una carpintería y una churrería, cuya parte trasera daba al callejón sin salida Anghera, y la tienda de materiales de electricidad Cruz, antes de instalarse en la calle Doctor Pérez Rodríguez, por el lugar donde años después estuvo el barecito El Chiste, de un humorista. A continuación, abría sus puertas la casa de comidas de Montes, luego transformada en restaurante, en su esquina con la calle San Juan.

En el número 37 se encontraba el pequeño bazar o tienda de productos de importación de José Adrada, primero de Gibraltar, y tras el cierre de la frontera, de Ceuta. Años más tarde, este comercio se trasladaría a la acera de enfrente, en la esquina con el callejón de Escopeteros, donde hubo una tradicional tienda de comestibles, en la que se vendían los productos a granel mayormente. Dos o tres viviendas más abajo, la zapatería de Asencio, que posteriormente fue sustituida por un bazar de objetos de importación de Ceuta. Por último, en esta acera, en la esquina con la calle Emilio Castelar, donde antaño se hallaba la pensión de Aurora, al construirse un moderno edificio, se instaló otro restaurante Montes.

Uno de los bazares de Adrada, en la esquina de Juan Morrison con el callejón de Escopeteros.
Uno de los bazares de Adrada, en la esquina de Juan Morrison con el callejón de Escopeteros.

En la acera de enfrente, se encontraba la mercería Amada; unas viviendas más abajo, la peluquería de señoras de Sacramento, y, cruzado el callejón de Escopeteros, el bazar de José Adrada, como mencioné anteriormente. En la parte izquierda de la misma finca se hallaba la barbería de Paco Extremera, y un poco más abajo, la librería papelería San Marcos, cuyo dueño era padre de la recordada deportista Susana Marcos; a continuación, la tienda de comestible de Lopera, una familia que llegó desde Cabra, Córdoba. Seguidamente, una tienda de artículos de electricidad, que años después fue sustituida por la pastelería de Luis Alcalá. Por último, en la esquina con la calle Emilio Castelar, abría sus puertas Casa María, en los bajos de un bonito edificio de estilo modernista; en esta casa fue donde vivió por algún tiempo el músico gaditano Felipe Campuzano cuando era niño. Muchos años después, este restaurante pasaría a un moderno edificio construido en el solar ocupado anteriormente por el colegio de la Inmaculada Concepción, hasta su cierre.

El antiguo emplazamiento de Casa María. En primer término, la esquina del Bar Montes en la confluencia de la calle Juan Morrison con la calle Panadería o Castelar.
El antiguo emplazamiento de Casa María. En primer término, la esquina del Bar Montes en la confluencia de la calle Juan Morrison con la calle Panadería o Castelar.

Al comienzo del callejón de Escopeteros se encontraba un establecimiento de reparación de calzados, en el lado derecho, y hacia su mitad, la carpintería Belmonte.

La calle Tarifa, en tiempos de su apogeo comercial. El contraste con su estado actual es desolador e induce a la reflexión. ¿Qué es lo que hemos hecho mal?
La calle Tarifa, en tiempos de su apogeo comercial. El contraste con su estado actual es desolador e induce a la reflexión. ¿Qué es lo que hemos hecho mal?

En la calle de las Huertas se situaba la librería de Antonio que se dedicaba a la venta o al intercambio de libros antiguos, tebeos y postales. En la misma acera abría sus puertas la panadería San Antonio, regentada por Gómez Domínguez, hermano del futbolista Loli, que hizo la línea media con Mateo. Esta panadería se conocía por la de Joaquina, nombre de la propietaria. En la esquina con la calle Emilio Santacana se sitúa la farmacia de Almagro, una de las más antiguas de Algeciras, desde finales del siglo XVIII. Primitivamente ocupaba la planta baja de un edificio decimonónico, que luego en los sesenta se modificó totalmente. Por curiosidad, en la reciente reforma han aparecido pinturas de la primitiva construcción en dos de sus paredes, las cuales han sido restauradas por Celia Torres, miembro de la asociación La Trocha. También, en esta calle se situaba la marquetería El Hogar Moderno.

La calle Emilio Castelar o calle Panadería era una de las más comerciales del barrio de la Caridad. En su esquina izquierda con el Secano se encontraba la droguería Trelles; en la esquina con la calle Teniente Miranda, conocida como calle del Matadero, la tienda de comestibles de Manolo Tobar. En el lado izquierdo de Casa María se encontraba el pequeño bazar de Antonio Adrada, local en que antaño estuvo el estanco de Doña Juana, y dentro del portal del edificio, la peluquería de señoras de Mari; al lado de la cafetería de Montes, ya a finales de los años setenta, abrió sus puertas un nuevo bazar de Antonio Adrada. A continuación, había una casa de una sola planta con la fachada de azulejos vidriados blancos donde figuraba una placa de metal con la inscripción de L’ Abille, una antigua agencia de seguros. En esta casa estuvo la peluquería de señoras de Angelita.

A la derecha, la esquina donde se instaló la tienda El Escudo de Madrid y a la izquierda, la esquina de la Cervecería Universal. Al fondo, la calle Prim.
A la derecha, la esquina donde se instaló la tienda El Escudo de Madrid y a la izquierda, la esquina de la Cervecería Universal. Al fondo, la calle Prim.

A continuación, el bazar de Moreno y la tienda de comestibles de Paco Gómez. En el retranqueo siguiente, el bar El Barrilito, y ya en los años setenta u ochenta, la tienda de ropa La Meca de los Pantalones; ya en la esquina con la calle Prim en su confluencia con la de Colón, se encontraba la cervecería La Universal. En la otra esquina con la calle Prim, la tienda El Escudo Madrid, en un edificio cuya fachada estaba revestida de azulejos hidráulicos con dibujos geométricos. Conocida como “la tienda de los ratones”; a continuación, la sastrería de Ocaña y, por último, el almacén de fruta, conocido como almacén de plátanos de Ortega, en su esquina con la calle Rafael de Muro o Sacramento. A finales de los años setenta abrió sus puertas la boutique Bastri, que se trasladó desde la calle Teniente Serra. Anteriormente, allí hubo una lechería.

El edificio de la Cervecería Universal, en sus últimos tiempos. Intersección de la calle Prim con la de Panadería o Castelar. A la izquierda, la entrada a esta, con el extraño entrante donde estaba el bar El Barrilito Nuevo, este no visible en la foto.
El edificio de la Cervecería Universal, en sus últimos tiempos. Intersección de la calle Prim con la de Panadería o Castelar. A la izquierda, la entrada a esta, con el extraño entrante donde estaba el bar El Barrilito Nuevo, este no visible en la foto.

En la otra acera, la perfumería Trelles, la zapatería de Manzanete, al lado estaba la bodega La Giralda, y en la esquina con la calle Emilio Santacana, la ferretería El Martillo. En la otra esquina abría sus puertas la tienda de Tejidos Millán, con un gran surtido de telas y sobre cuyo mostrador había una antigua máquina registradora; a continuación, la tienda de electrodomésticos Ferrer y la panadería de Pepa. En los años sesenta se inauguró la famosa tienda de objetos de plástico: El Hogar del Plástico, donde se podían adquirir todos los objetos de este material que se precisaran.

Sastrería de Ocaña, en el extremo de la calle Panadería o Castelar.
Sastrería de Ocaña, en el extremo de la calle Panadería o Castelar.

Ya hacia el callejón Catana se situaba la carbonería de Escalona, años después convertida en frutería, cuando el carbón dejó de usarse como combustible; en la propia esquina con el citado callejón hubo una antigua lechería, que a mediados de los años sesenta fue adquirida por una familia que la convirtió en tienda de comestibles: Bollería y Lechería Moreno la cual se mantiene abierta, siendo la más antigua de la calle Panadería o Emilio Castelar. Junto a esta tienda se abrió en los años setenta la tienda de modas Nuria. Por último, en la esquina de las calles Emilio Castelar y Teniente Miranda, el acreditado almacén de comestibles de Emilio Acevedo, con un amplísimo surtido de alimentos.

En la confluencia de la calle Tarifa con la plaza Juan de Lima se encontraban una pastelería, en la esquina con la calle Cayetano del Toro, y a continuación, un estanco y la librería y papelería San Nicolás, propiedad del hijo del dueño del antiguo bar La Plata; en la otra esquina, el bar Florida, junto al parador de San Antonio, ya en plena plazuela de Juan de Lima. Esta calle era la más comercial de Algeciras y fue la primera que se convirtió en peatonal. En la acera de la izquierda se encontraba la famosa tienda de ropa El Siglo XX, en el edificio en cuya parte posterior se abre el patio Grande; cerró recientemente, tras cincuenta de existencia. Su dueño era el conocido cineasta algecireño Carlos Guerrero.

A ambos lados, la zapatería Fabiola y una sucursal de la tintorería Amaya, cuya sede central estaba en el edificio entre la calle Ancha o Regino Martínez y la avenida de Blas Infante. En la misma acera, las zapaterías Sarabia y Denis; en los años setenta abrió sus puertas la tienda de modas masculina Joven’s. En tiempos más recientes, se hallaba la floristería El Carmen, del tristemente desaparecido Diego Valencia. Frente a El Siglo XX, la tienda de Macías y otra de comestibles, con productos que se vendían también a granel en grandes sacos. La primera fue sustituida años después por un establecimiento de productos de Ceuta, y la segunda, por una zapatería. Ambas desaparecidas.

Interior de Almacenes Mérida, en la calle Tarifa.
Interior de Almacenes Mérida, en la calle Tarifa.

En la esquina con la calle Velarde se ubicaban los renombrados Almacenes Mérida, uno de los mejores centros comerciales de la comarca hasta la llegada del centro comercial Continente, en Los Barrios. Almacenes Mérida comenzó su andadura en los años sesenta del pasado siglo como pequeño comercio y luego se fue ampliando hacia la calle Miguel Martín; este comercio fue el primer lugar donde se instaló una escalera mecánica. En la otra esquina se hallaba Tejidos Contreras y unas casas más adelante, la librería y papelería Bécquer, de Ricardo Silva, donde antes hubo una barbería y, en la esquina con la calle Huerta Ángel, la perfumería de Mari Carmen Ros, que muchos años después se trasladó a la esquina de la calle General Castaños y Radio Algeciras, lugar en el que estuvo el comercio de Ramírez. Ya en la esquina con la calle Monet se situaba Tejidos Martín, que posteriormente cambió de nombre: Martino y Martini.

Librería Bécquer en la calle Tarifa.
Librería Bécquer en la calle Tarifa.

En la acera izquierda del tramo comprendido entre la calle Emilio Santacana y la Plaza Virgen de la Palma abrían sus puertas la zapatería Maruenda; el bazar de Lima; la tienda de tejidos Lima y Bautista, con su puerta giratoria; el Metro Chico, y la tienda de Paco el Barato, local donde antes se encontraba la Librería Cervantes, de Rafael Montilla. En la acera de la derecha estaba la tienda de don Isaac; derribado el edificio de azulejos blancos vidriados, se construyó uno moderno en cuya planta baja se instaló Mérida juvenil e infantil. En la esquina con la calle Francisco Antonio Badillo, la famosa zapatería La Bomba, y por último una tienda de objetos de esparto y enea. En esta calle se encontraba otra zapatería El Barato, de la familia Maruenda, junto al edificio del Gobierno militar.

La Librería de Antonio Moreno Carrillo, en la tranquila calle de las Huertas o de Emilia de Gamir.
La Librería de Antonio Moreno Carrillo, en la tranquila calle de las Huertas o de Emilia de Gamir.

En la calle Cristo, en su esquina con la calle Duque de Almodóvar, se situaba, hasta no hace muchos años, la barbería de Paco Luque. En la calle Miguel Martín se podía ver el establecimiento La Panificadora, donde trabajaba Antonio Moreno, que se fue a Hollywood; era una casa con la fachada revestida de azulejos blanco vidriados. En la esquina de esta calle con la de Cayetano del Toro se encontraba una cristalería; aún mantiene abiertas sus puertas la farmacia de Antonio García, otra de las más antiguas de Algeciras, en la planta baja del edificio de azulejos blanco vidriados, conocido como “la casa de la botica”.

Panadería La Panificadora, en la calle Miguel Martín.
Panadería La Panificadora, en la calle Miguel Martín.

Antonio Benítez Santos es profesor de Enseñanza Secundaria, Técnico Municipal de Cultura y ex responsable del Museo Municipal de Algeciras. Miembro de la Asociación La Trocha. Historiador y Consejero de Número de la Sección I (Historia) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños.

Juan Carlos Martín Matilla es licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

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