Exenciones impositivas, ingleses en el puerto y el 'Algeciras'
Historias de Algeciras: El Sexenio Democrático (1868-1874)
La escuadra inglesa del canal de la Mancha fondeó en Algeciras en lugar de optar por el puerto de Gibraltar
El coronel de Infantería de reemplazo en Algeciras Luis Osta y Espinal pasó como comandante militar de Ronda
Un alcalde cumplidor, un real por carga y una amnistía general
Algeciras/En tan importantes decisiones jurídicas de perdón o amnistía andaban las altas instancias del Estado para alcanzar la necesaria convivencia nacional, mientras que administraciones más modestas se procuraba el abastecimiento medicinal de los establecimientos de la Beneficencia de todas las localidades de la provincia: “Habiendo terminado el contrato con D. Francisco Conil para el suministro de medicinas á los establecimientos provinciales de Beneficencia [...] se acordó nombrar al farmacéutico D. Serafín Jordán para que en representación del Cuerpo provincial proceda de acuerdo con el perito que nombre dicho contratista, al justiprecio de las medicinas que existen en las boticas de los establecimientos de Beneficencia con arreglo á la condición 4ª del pliego que rigió para la subasta”.
En aquellos primeros días del caluroso mes de agosto, una grata noticia alegra a los algecireños, un importante premio de loterías ha caído en nuestra ciudad: “Sección de Loterías.= Noticia de los pueblos y administraciones donde han cabido los 28 premios mayores de los 1.508 que comprendía el sorteo celebrado el pasado 26 de Julio de 1870/Número 2769/Premios 3.000 pesetas/Administración, Algeciras”.
Además, por la sección y gabinete central de Correos, se hace público: “Cartas recogidas en los buzones y detenidas en esta sección central por carecer de los sellos correspondientes, según está prevenido por real decreto de 13 de Marzo de 1856. Núm. 273, Nombre: Joaquín Robledo. Destino: Algeciras”. Joaquín de Robledo Butler, era jornalero y tenía su residencia habitual en Madrid; poseedor de un inmueble a espaldas del número 32 de la calle Montereros, sus asuntos en nuestra ciudad, eran administrados por su hermano Francisco, quién ejercía la profesión de relojero y regentaba en el número 5 de la calle Cruz Blanca un establecimiento denominado Café Económico.
Durante aquellos calurosos días del mes de agosto, otra noticia importante se desarrolla en nuestra ciudad: “La escuadra inglesa del canal de la Mancha, fondeó en Algeciras, desde donde, unida a la del Mediterráneo, ha debido salir hoy”. Sorprende que la Royal Navy no escogiera al puerto de Gibraltar para anclar su flota. Sea como fuere, los comercios algecireños se alegrarían de tal decisión. Siguiendo con las noticias navieras, comentar que por aquellos constitucionales días se toma una importante medida impositiva para el algecireño puerto: “De los impuestos de descarga, viajeros y sanidad.= Capítulo II.= Artículo 254. Están exentos de los dos impuestos de descarga y de transporte de viajeros [...] 2º.- Los buques que naveguen exclusivamente dentro de la bahía de Cádiz, y los vapores de viajeros que hagan expediciones entre Algeciras y Gibraltar”. Sin duda una gran noticia para el desarrollo del aún incipiente, por aquel entonces, fondeadero local.
En el mismo contexto que lo anterior, se anuncia la subasta: “Para la provincia de Cádiz.= Aduana de Algeciras.- Para aceite de pescado y sus borras, aguarrás, carbón mineral e hilazas”. Sin duda el gobierno de Prim parece apreciar las condiciones naturales del que será futuro puerto de Algeciras. Para finalizar por ahora con los asuntos marítimos, la Armada Nacional hace público la siguiente relación: “Buques que componen la marina española [...] Pontones: nombre: “Algeciras” en Algeciras”. La Marina Española con mejor memoria que nuestra ciudad, aún recuerda el glorioso rumbo por la historia naval del nombre de Algeciras.
En el orden doméstico, el vecino de Algeciras Francisco Miranda Pola, para atender a sus negocios, recibe de Dolores López Triviño “la cantidad de 8.000 reales o sean 800 escudos y a devolver en un año”. Miranda Pola estaba casado con María Leocadia Rodríguez Gutiérrez y tenía su domicilio en el número 6 de la calle de San Antonio. Tenía dos hijas, Victoria y Patrocinio, y era propietario de varios inmuebles ubicados en la calle Reina (Miguel Martín), concretamente los números 8, 10 y 12; así como también del número 27 de la calle de la Alameda. Los asuntos económicos no habrían de irle muy boyantes a Francisco Miranda, pues tras la deuda reseñada volvió a endeudarse, pero esta vez con el gran propietario local Francisco España Pardo, quién le facilitó la cantidad de “22.000 reales en moneda de oro y plata á devolver en un año con exclusión de todo papel y calderilla [...] poniendo en garantía su casa principal de dos cuerpos situada al Norte de esta población que forma ángulo y esquina [...] teniendo su entrada por la calle de San Antonio”.
Aprovechando la presencia de su barco en nuestra ciudad “el médico de la Armada Nacional, destinado en el vapor de guerra Colón, avecindado en la ciudad de Puerto Real, procedió a otorgar representación al vecino de Zaragoza Nicolás Pedró, para que en su nombre proceda a la venta del campo llamado Casantore, situado en aquella provincia, lindando con la carretera de Valencia [...] le pertenece por compra que de ella hizo en 11 de Junio de 1869”.
Al mismo tiempo que el reseñado médico espera con esperanzas que la venta de su alejado terreno se haga satisfactoriamente, una vecina de Algeciras carente de tal virtud para cumplir con una de sus cualidades como madre, envía la siguiente solicitud: “Encontrándose Mercedes Lara Nadal imposibilitada para poder lactar á su hija María de las Mercedes García, se acordó comunicar orden al Director de la Hijuela de Algeciras para que facilite la lactancia á la expresada niña bajo las mismas reglas y condiciones que á los expósitos”. La situación económica del país proseguía haciendo estragos entre las clases más populares. Y tal vez con el deseo de paliar lo expresado se analizó, por las altas instancias del Estado, el siguiente expediente: “Estando por emitir todavía la mayor parte de las inscripciones á favor de los pueblos de esta provª. Por resultado de las liquidaciones que hace más de un año viene gestionándose [... ]en los centros superiores, se acordó que por el Sr. Vicepresidente residente en Madrid se activen las operaciones necesarias y reclame del Gobierno que la Administración Económica de esta provincia entregue á esta Corporación á medida que las vaya recibiendo, no solo las inscripciones de valores suscritos por los pueblos al empréstito de Carreteras provinciales, sino también aquellas que sean necesarias á liquidar y saldar en la Caja provincial lo que algunos Ayuntamtos. adeudan por redención de quintos del año último, y déficit de presupuesto provincial; con cuyo objeto una vez hecha las conversiones á títulos al portador se enajenarán las que sean necesarias por medio de agente de bolsa y hechas las convenientes liquidaciones se verificarán los pagos íntegros”.
Siguiendo como en el caso anterior de deuda municipal por redención de quintos, un vecino de nuestra ciudad promovió el siguiente expediente: “Algeciras.= Francisco Morilla Pérez; visto cuanto resulta del acuerdo celebrado por el Ayuntamiento de Algeciras para oír la excepción de hijo único de padre sepsagenario y pobre alegada por este quinto y mediante á que según ha expresado se encuentra enfermo é imposibilitado para el trabajo el hermano viudo, se acordó comunicar orden al Alcalde para que disponga la presentación de este en la capital á fin de que pueda resolverse lo que proceda sobre las alegaciones propuestas por dicho mozo”. Otro joven algecireño recibió la oportuna resolución a la alegación presentada con anterioridad: “Algeciras.= Miguel Pecino Benítez; este mozo que había alegado padecer de pecho y se encontraba pendiente de observación en caja, se presentó de nuevo con la hoja de observación y reconocido por los facultativos dijeron; que no comprobándose la expresada enfermedad lo consideraban útil para el servicio [...] en su vista lo declaró soldado”.
Siguiendo en el mundo castrense, por aquellos días se hizo público el nombramiento, como comandante militar de Ronda del coronel de Infantería de reemplazo en Algeciras, D. Luis Osta y Espinal. Como así también se hizo público que: “El fiscal de guerra, destinado en Granada, D. José Catalán y Luzarreta, ha sido autorizado para trasladar su residencia á Algeciras”.
Por aquellos días de cambios de destinos, un renombrado militar necesita salir al paso de públicos ataques y lo hace de modo indirecto, pues confía tal misión en el marqués de Guadalest, quién justifica su defensa en “los vínculos estrechos que con este me unen y el especial encargo que me ha confiado, me obligan á acudir [...] con el fin de hacer valer la verdad y la justicia”. El noble -en función de quién lo solicita y por quién se accede a tal defensa- presentó alegato exculpatorio que llevó por título: “Aclaraciones sobre los sucesos de setiembre de 1868, por el Capitán General del Ejército, Marqués de La Habana. En su capítulo II, expresa: La situación se presentaba, pués, gravísima á mi llegada el 20 á la capital.- Se sabían los pronunciamientos de Cádiz y de Sevilla, con sus guarniciones; se suponía los de Ceuta y Algeciras, y se aseguraba que los generales desterrados en Canarias se hallaban en Cádiz [...] A los pronunciamientos de Cádiz y Sevilla había sucedido el de la importante plaza de Santoña con su guarnición. El movimiento siguió extendiéndose rápidamente por Andalucía; tomaron de seguida parte en él las tropas que guarnecían á Ceuta y Algeciras”. Nuevamente nuestra ciudad, como así lo fue, se demostró clave para el triunfo de los revolucionarios septembrinos.
Mientras el marqués de La Habana, a través de su hombre de confianza el también marqués de Guadalest, parece perder el tiempo mirando hacía atrás con aclaraciones y desmentidos, el presidente de Gobierno, como gran defensor del llamado Iberismo, nuevamente, toca los resortes políticos para que la candidatura portuguesa se replantee el ocupar el trono español. Decisión, según Prim, que no disgustaba en Europa. Los monárquicos portugueses, conocedores de la tensa realidad política española, temían que al día siguiente de la unificación el Ejército hispano entrara en Portugal y declarara la I República Ibérica. Mal lo tenían los iberistas.
También en el arranque de agosto se comienza a preparar por el Ministerio de la Gobernación, dirigido por Nicolás María Rivero, el borrador de la futura Ley Electoral que tendrá su aprobación el día 20 de aquel mismo mes, cumpliendo con el principio de publicidad en la Gaceta de Madrid 24 horas más tarde. Aquella nueva ley electoral pretendió igualar la representatividad de cada provincia en las Cortes, dando a cada voto el mismo valor independientemente de la región de procedencia y sus especiales fueros. Siglo y medio después no pocas voces criticaran y exigirán las necesarias reformas en la ley electoral vigente por ser sospechosa de no alcanzar la soñada igualdad entre regiones. España y sus asignaturas pendientes.
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