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Fernández Cortés usó el nombre de su padre como aval ante sus acreedores

Fraude en la estiba

El hijo del presidente de la Mancomunidad y teniente de alcalde de Algeciras afirmaba que este colocaría en la empresa municipal de basuras a quienes no lograsen puesto como estibador

La Policía grabó en vídeo cómo devolvía una comisión a uno de los afectados

Ángel Fernández Cortés, junto a varios amigos, el pasado verano en Tarifa / E. S.

Algeciras/Ángel Fernández Cortés cumplirá esta tarde 48 horas detenido en la comisaría de la Policía Nacional de Algeciras en calidad de investigado por los presuntos delitos de corrupción entre particulares y estafa. Como adelantó ayer Europa Sur, los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) que le detuvieron el pasado viernes por la tarde consideran que el hijo mayor del presidente de la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar, Luis Ángel Fernández, participó de forma muy activa en una red que ofrecía puestos de trabajo en la estiba del Puerto de Algeciras a cambio del cobro de suculentas comisiones que fluctuaban entre los 15.000 y los 30.000 euros.

Las investigaciones policiales, dirigidas por el Juzgado de Instrucción nº 1 de Algeciras y la Fiscalía Anticorrupción, han acumulado multitud de pruebas incriminatorias contra Fernández Cortés a lo largo de los últimos meses, tanto a través de pinchazos en, al menos, dos de las líneas telefónicas que utilizaba como de seguimientos físicos. En la operación policial han colaborado de forma decisiva el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional y la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco).

En una de esas grabaciones de la Policía, según ha podido saber esta redacción, Fernández Cortés asegura a uno de sus muchos interlocutores que en el caso de que este no pudiera entrar a trabajar como estibador, su padre le colocaría en la empresa municipal de basuras de Algeciras, Algesa, de la que Luis Ángel Fernández es consejero delegado en calidad de segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Algeciras y responsable del área de Limpieza de la ciudad.

Otra las pruebas policiales clave es un vídeo en el que se observa cómo Fernández Cortés hace entrega de un sobre con dinero en efectivo a una persona que previamente habría pagado la correspondiente mordida para entrar en la bolsa de trabajo de la estiba, abierta a mediados de este año para un cupo de 460 personas. La Policía considera que el dinero contenido en el sobre corresponde a la devolución de dicha comisión una vez que el conseguidor no pudo cumplir su promesa de colocación.

Los agentes analizan la documentación encontrada en el registro de su vivienda

Otra de las claves puede estar en la documentación que la Policía Nacional ha encontrado en el registro de su vivienda, llevado a cabo por orden judicial. Esta residencia es ajena a las de sus padres –divorciados y de quienes se había independizado hace años– y está situada en Algeciras. Las fuentes consultadas aseguraron ayer a esta redacción que el análisis de los papeles hallados no ha concluido todavía.

Personaje conocido en los ambientes de la noche y gran seguidor del Algeciras CF, Fernández Cortés se sabía blanco de muchas miradas. Propietario a través de varias sociedades de una discoteca en Tarifa, de dos bares y de un asador de pollos en el barrio algecireño de La Granja, el hijo del presidente de la Mancomunidad posee un patrimonio que, según fuentes de la investigación, casa poco con el de un joven que en noviembre pasado cumplió 25 años.

Su presunta vinculación a una red de comisionistas de la estiba le hizo tomar muchas precauciones ante la avalancha de llamadas telefónicas y mensajes que recibía por parte de personas que le reclamaban su entrada en la bolsa de trabajo portuaria o, en su defecto, la devolución del dinero. No es descartable tampoco que sospechase que era seguido por la Policía.

Muchas de las personas que pagaron supuestamente una comisión a Fernández Cortés acabaron, efectivamente, encontrando un puesto de trabajo como estibador, bien por la mediación de aquel, bien por la de otros, pero una buena parte de ellos no lo consiguió.

Entre estos últimos, Fernández Cortés contaba con personas a quienes podía llamar amigos y otros que eran meramente conocidos suyos. Sus problemas comenzaron cuando empezó a recibir amenazas físicas graves ante su retraso a la hora de devolver el dinero recaudado.

De hecho, su detención en la tarde del viernes se precipitó porque los agentes que le seguían los pasos temieron que se diera a la fuga de forma inmediata ante el malestar existente entre sus muchos acreedores, algunos de los cuales pasan por ser personajes poco recomendables para ir a tomar un café. ¿Cuántos son? La cifra exacta está por descubrir, toda vez que la Policía algecireña tiene constancia de que el volumen de las comisiones no era fijo, de que parte del dinero se ha devuelto y también de la existencia de más de una trama fraudulenta de colocación de trabajadores en la estiba.

Puede que seguir la pista del dinero entregado por las “víctimas” del fraude fuese incluso difícil para el propio Fernández Cortés, perdido en una maraña de colaboradores que habrían pillado su parte correspondiente del pastel por alguna gestión real o inventada, más o menos eficaz.

El pasado viernes, Luis Ángel Fernández declinó a esta redacción realizar cualquier comentario sobre la detención de su hijo mayor.

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