Las hermandades cubren sus pasos para Semana Santa por una plaga de palomas en la iglesia de La Palma de Algeciras

Algeciras/Un rumor de aleteos resuena en la penumbra de la parroquia de La Palma, acompañado por el eco de algún arrullo perdido en la altura. La luz de la tarde se filtra a través de las vidrieras y deja ver el insólito paisaje: los cuatro pasos de las hermandades, cubiertos con plásticos y telas, como si hubieran sido velados para protegerse de una amenaza inesperada. No es la humedad ni el polvo lo que inquieta a cofrades y feligreses a escasos días del inicio de la Semana Santa. Es una invasión de palomas que ha encontrado refugio en el templo más importante de Algeciras.

Un problema que sobrevuela el altar

Que las palomas se adueñen del entorno de la Plaza Alta no es una novedad. Su silueta es parte del paisaje urbano, picoteando entre las balsosas, posándose cada tarde en el campanario de La Palma. Pero este año, por razones que aún se desconocen, han traspasado los límites y han anidado en el interior de la iglesia. En lo alto de la nave central, entre las molduras y las columnas dóricas, han establecido su refugio. Y con su presencia, han traído consigo un problema de difícil solución: sus deposiciones amenazan los pasos procesionales.

"Es que hay prácticamente una plaga de palomas que están anidando en el interior de la iglesia", explica para Europa Sur Ismael Villa, hermano mayor de la Hermandad de La Palma. "Ya habíamos tenido problemas con ellas hace un tiempo, pero ahora parece que han anidado más y el riesgo para el patrimonio es enorme. Los excrementos pueden deteriorar los pasos, el palio es nuevo, los bordados también, y hay que protegerlos como sea".

Las dos hermandades con sede en La Palma han tomado medidas de urgencia. La Real, Antiquísima y Venerable Cofradía del Santo Entierro y María Santísima de la Soledad, y la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura han envuelto sus pasos en lonas y plásticos para protegerlos. A simple vista, la escena resulta extraña: las imágenes cubiertas, ocultas como si aguardaran un duelo anticipado.

El problema ha llegado en el peor momento posible. La Hermandad del Santo Entierro culmina este año un proyecto largamente esperado: el nuevo techo de palio y las bambalinas bordadas de la Virgen de la Soledad, una obra inspirada en la cerámica y los elementos arquitectónicos de la Plaza Alta. Un cielo bordado en oro, reflejo de la identidad de Algeciras, y que debe estrenarse esta Semana Santa. "El palio es una obra preciosa, de un gran valor para la hermandad y para la ciudad. No podemos permitir que se dañe", subraya Villa.

Los cuatro pasos que aguardan en el interior del templo representan un tesoro no solo religioso, sino artístico y patrimonial. Cada uno de ellos ha sido trabajado durante generaciones, con bordados minuciosos, tallas de gran valor y elementos que narran la historia de la devoción en la ciudad. Protegerlos de los estragos de las aves es ahora la prioridad.

Un templo histórico bajo asedio

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Palma, situada en el corazón de la Plaza Alta, es el epicentro espiritual de Algeciras. Su historia se remonta a 1738, cuando Alonso Barranco y Pablo Casaus la construyeron con sillares recuperados de la antigua ciudad musulmana. Con su torre de 150 pies y su estructura de cinco naves, es un símbolo de la ciudad, consagrada a la Virgen de la Palma, patrona y alcaldesa perpetua de Algeciras.

En sus capillas laterales, bajo la tenue luz de las velas, descansan las imágenes titulares de las hermandades que ahora miran con preocupación la situación. La parroquia de La Palma no solo es testigo de la fe de generaciones, sino que también alberga los símbolos de una tradición centenaria que cada primavera inunda las calles de la ciudad con el paso solemne de las cofradías.

"Sabemos que este no es un problema nuevo, pero ahora ha alcanzado otro nivel. La hermandad del Santo Entierro ha tenido que cubrir los pasos para evitar daños, y nosotros hemos hecho lo mismo", comenta Villa.

A medida que se acerca la Semana Santa, la incertidumbre crece. Los aleteos continúan resonando en la nave central, un recordatorio de que el tiempo apremia y de que la batalla por la salvaguarda del patrimonio está en marcha.