La historia de una palmera, dos generaciones y un regreso al parque María Cristina de Algeciras
El Ayuntamiento honra a Isabel Saavedra Moreno y a su nieta con una placa conmemorativa, en recuerdo de un árbol que simboliza las raíces y la memoria
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Algeciras/En los años 60, Isabel Saavedra Moreno, una vecina de Algeciras, recogió una pequeña semilla de palmera del parque María Cristina, un símbolo verde en el corazón de la ciudad. Con dedicación y paciencia, la plantó en su casa, viendo cómo esa semilla se transformaba en una joven palmera que en poco tiempo alcanzaría varios metros de altura. Aquella palmera fue testigo silencioso de la vida familiar de Isabel y sus seres queridos durante dos décadas.
Años después, su nieta, Isabel Gil Calvente, decidió devolver aquel regalo a su origen. En los años 80, la palmera regresó al parque María Cristina, donde fue plantada con el consentimiento y apoyo del Ayuntamiento, y donde ha crecido desde entonces, majestuosa entre otras especies emblemáticas. Este espacio, con sus 30.000 metros cuadrados de senderos, parterres y bancos cubiertos de azulejos sevillanos, alberga distintas variedades de árboles y se ha convertido en un refugio para generaciones de algecireños.
En estos primeros días de noviembre, esa historia volvió a tomar vida en una ceremonia de homenaje en la que la familia de Isabel Saavedra, junto con el concejal de Parques y Jardines, Ángel Martínez León, profesores, alumnos y directivos del Centro de Enseñanzas a Personas Adultas (Ceper) Juan Ramón Jiménez, descubrieron una placa conmemorativa en honor a aquella mujer que plantó una semilla con tanto amor. Para el alumnado y el equipo del Ceper, este acto fue también una celebración de las raíces y el crecimiento, temas que comparten con el parque y con sus alumnos, quienes buscan en sus aulas una oportunidad de mejorar y crecer.
Durante el acto, la familia de Isabel agradeció al concejal “su entrega y dedicación hacia los demás” y expresaron la emoción de ver cómo, décadas después, aquel gesto humilde se convertía en una historia compartida, inmortalizada ahora en un rincón especial del parque María Cristina.
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