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Hornos romanos de El Rinconcillo y Venta del Carmen

Monumentos y edificios históricos de Algeciras

Uno de los hornos exhumados en el complejo alfarero de la Venta del Carmen (Los Barrios) / Darío Bernal Casasola
Antonio Torremocha

14 de marzo 2020 - 06:40

La gran demanda de envases de las factorías de salazón de pescado existentes en la bahía de Algeciras, localizadas en los entornos de Carteia, Iulia Traducta y Caetaria, para el envasado y transporte marítimo de los salsamenta y el garum sirvió de incentivo para la creación de una pujante industria auxiliar centrada en la fabricación de materiales cerámicos que, aunque producía objetos de diversa tipología (ladrillos, tégulas, ollas, pesas de telar y de red, orzas, tinajas, terracotas, etc.), se dedicaba preferentemente a la fabricación de las llamadas ánforas salsarias, lo que viene a demostrar la importancia que tuvo la industria salazonera y el comercio de productos derivados de ella en la Bahía de Algeciras en época romana.

Los romanos impondrían paulatinamente la tradición griega en la producción de ánforas, aunque se mantuvieron modelos anfóricos fenicio-púnicos hasta tiempos muy avanzados del Imperio. Estas ánforas romanas, que se fabricaron a partir del siglo III-II a.C., se caracterizan por tener las asas verticales muy desarrolladas, altos cuellos cilíndricos y panzas piriformes o globulares rematadas en apéndice de botón. A partir del siglo I a.C. se documenta la producción de ánforas romanas, de manera generalizada, por toda la costa del Estrecho, siendo el alfar de El Rinconcillo el paradigma mediterráneo, en palabras del profesor Darío BernalCasasola. Sin embargo, sería a partir del reinado de Augusto cuando la tipología de las ánforas salsarias se diversificaría, agrupándose en familias y apareciendo tipos nuevos.

Ánfora salsaria tipo Dressel 7 hallada en los hornos romanos de El Rinconcillo (Museo Municipal de Algeciras).

La producción de ánforas para el envasado de salazón de pescado en la región del Estrecho continuó durante los siglos II y III d.C., aunque a partir de la segunda centuria su tamaño disminuyó y sus formas se hicieron más globulares, lo que indica que, aunque la producción de salazones en la zona se mantuvo durante el Bajo Imperio, el volumen de productos que se elaboraba y comercializaba sería sensiblemente menor.

En las proximidades de Iulia Traducta se han localizado restos de un taller romano de alfarería en la calle San Quintín. Pero los centros industriales más importantes han sido hallados en las cercanías de la playa de El Rinconcillo, en la actual Avenida de la Diputación, y en el término de Los Barrios, en el yacimiento de la Venta del Carmen.

En el verano de 1965, un grupo de jóvenes, entre los que se encontraba Juan Antonio Matas Serrano, dirigidos por el farmacéutico José Rivera Aguirre, encargado por aquellos años de la vigilancia arqueológica en el término municipal, recogió algunos fragmentos de ánforas y de tégulas romanas en unos solares situados en el acceso a la playa de El Rinconcillo, a unos trescientos metros de la misma. Uno de los solares pertenecía al padre del citado Juan Antonio Matas y el otro a don Ubaldo López Trujillo.

En 1966 aparecía en el mismo lugar un ánfora completa, pero con un defecto de cocción en la boca, lo que hizo pensar en la presencia de un alfar de época romana en las inmediaciones. Aprovechando una visita a la ciudad de don Manuel Sotomayor, este se comprometió a excavar en lo que parecía una colina artificial donde, previsiblemente, se podrían encontrar los hornos. La Dirección General de Bellas Artes, órgano al que correspondía por entonces el control arqueológico, le concedió el pertinente permiso de excavación el 17 de agosto de 1966 y unos días más tarde se iniciaron las labores de excavación.

Al cabo de varias jornadas de trabajo se lograron exhumar dos hornos de planta circular que formaban una unidad, cada uno de ellos con un diámetro de 4,43 m, y que estaban protegidos, por el Sur, Oeste y Norte por un muro. El hogar se cubría con una bóveda-parrilla de ladrillos sostenida por una columna central del mismo material y formada por ocho arcos que se abrían en forma de palmera. Solo se pudo excavar parte de la parrilla y del hogar de uno de los hornos, pues la cámara de cocción se encontraba arrasada en los dos casos. La parte externa no pudo ser documentada, desconociéndose cómo era el praefurnium y la entrada a la cámara de cocción.

Marca S.CET (Societas Cetariorum) en un ánfora hallada en el alfar de El Rinconcillo (Museo Municipal de Algeciras)

Hornos de similares características se han hallado en Puerto Real, Jerez de la Frontera y Reus; fuera de España, en Trípoli. En el año 2000 se excavó la cámara de combustión de un tercer horno en las inmediaciones de los dos anteriores, aunque éste presentaba una planta rectangular. En el transcurso de la excavación de los dos primeros se recuperaron ejemplares completos de varios tipos de ánforas, abundando los de las formas Dressel 7 y 12, que parece que estuvieron destinadas preferentemente al transporte de garum, así como numerosos fragmentos anfóricos, opérculos, ollas, tapaderas y pesas de telar. Algunas de las ánforas tenían impresas las marcas S.C.G. y S.CET, según F. Mayet, pertenecientes a un importante consorcio industrial establecido en el área del Estrecho y Gades constituido por los llamados S(ocii) C(etarii) G(aditani) o el nombre de la asociación industrial, la S(ocietas) C(etariorum) G(aditanorum).

Los tipos anfóricos recuperados y los materiales asociados (fragmentos de terra sigillata y un cuadrante de Claudio) nos llevan a situar el período de actividad del alfar desde finales del siglo I a.C. hasta las postrimerías del siglo I d.C., con un momento de auge en torno al reinado del emperador Claudio (41 a 54 d.C.). Una vez acabada la excavación y la recogida de materiales muebles para su estudio (actualmente se hallan depositados en el Museo Municipal de Algeciras), se procedió a cubrir de nuevo los hornos para preservarlos de la acción de los fenómenos atmosféricos y de posibles expoliadores.

En los años 1996 y 1997, el arqueólogo y actualmente catedrático de Arqueología de la Universidad de Cádiz Darío Bernal Casasola acometió la excavación del complejo alfarero de época romana localizado en la Venta del Carmen, cerca de la carretera nacional 340 y de la vía del ferrocarril Bobadilla-Algeciras. En el transcurso de la intervención arqueológica se localizaron dos hornos de planta circular, además de varias estancias asociadas y canalizaciones para el suministro de agua al complejo industrial.

Pesa de red hallada en el transcurso de la excavación de los hornos romanos de El Rinconcillo (Museo Municipal de Algeciras)

La datación cronológica del yacimiento se fijó entre finales del siglo I a.C. y finales del siglo I d.C. -similar a la del vecino alfar de El Rinconcillo-, datación que fue posible merced al hallazgo de cerámicas de importación (vajilla fina de mesa, lucernas, ánforas y vajilla de paredes finas), así como a la tipología de las ánfora de producción local.

El noventa por ciento de los fragmentos de ánforas producidos por el taller de la Venta del Carmen estaba destinado a la contención y el transporte de salazones y salsas de pescado (garum). Los restantes fragmentos recuperados se trataban de tipos anfóricos destinados al transporte de vino. También se hallaron, en el transcurso de los trabajos de excavación, once fragmentos de ánforas con marcas de taller, signos impresos en el barro con los que el propietario del alfar señalaba e identificaba las producciones salidas de sus hornos.

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