El insólito origen urbano del Barrio de la Caridad (V)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA- NUESTRO URBANISMO HISTÓRICO

Verboom ve potencial en la ciudad y con su llegada y sus proyectos, esta empieza a repoblarse

El llamado “Plano de los Vestigios” de 1724.
El llamado “Plano de los Vestigios” de 1724.
Carlos Gómez De Avellaneda Sabio/Infografía Soledad Gómez De Avellaneda Díaz - Doctor en Historia, presidente de la asociación cultural La Trocha y de la Sección 2ª del IECG

30 de diciembre 2022 - 03:00

Siguen los deseos de reconstrucción

En anteriores entregas vimos como Algeciras fue destruida en 1375 y aún reducida a un espacio para actividades agrarias, no cayó sobre ella una losa de silencio, sino que cada vez se descubre más documentación histórica sobre ella. Vimos también algunos intentos fallidos de reedificación, a cargo de los norteafricanos, de Juan II, de Enrique IV, del Conde-Duque de Olivares o incluso del cabildo de la perdida Gibraltar, establecido “provisionalmente” en su campo…

El siguiente intento, más bien deseo, corre a cargo de un competente obispo de Cádiz, Lorenzo Armengual de la Mota, que no era precisamente un “párroco de misa y olla”, sino que su gran capacidad le hizo ostentar cargos tan importantes como el de secretario en la Secretaría de Hacienda de la Corona (equivalente a un ministerio actual). Fue obispo de Cadiz entre 1715 y 1730 y su formación de avisado hombre de mundo, le hizo ver la potencialidad de Algeciras, además de que, como pastor de su grey, no tuvo menos que deplorar y denunciar el abandono físico y moral en que vivían los escasos grupos acogidos a ruinas y cortijos. No fue solo este buen deseo, sino que apoyó en todo cuanto pudo a los repobladores, defendiendo a ultranza sus esfuerzos para edificar la gran Iglesia de la Palma. Con objetivos algo menos altruistas, aparece en 1720 el proyecto de Bartolomé Porro, que propone repoblar Algeciras con emigrantes italianos y que, por oposición de las poblaciones circundantes, fue abortado, falleciendo su autor en prisión. Este estado de cosas se podría haber mantenido indefinidamente, pero la historia a veces realiza giros extraños e inesperados, como en el caso de la traumática pérdida de Gibraltar.

Dos ciudades se salvan la una a la otra

Al otro lado del Estrecho, Ceuta había sido conquistada por Portugal en 1415 y, al formar un solo país con España y Portugal en 1580, Ceuta estuvo, por motivos de cercanía, tan ligada a España, que cuando la separación de los dos reinos ibéricos en 1640, por propia voluntad la ciudad eligió seguir vinculada a España. Entre 1694 y 1727, Ceuta fue asediada por el sultán Mawlay Ismail, con el auxilio británico desde 1704. Fue el asedio más largo de la historia, alcanzando los treinta y tres años. Ya los ceutíes estuvieron muy preocupados al percibir en 1704 el bombardeo de Gibraltar y enviaron una embarcación ligera para que investigara discretamente lo que estaba pasando y poder evaluar la situación. La noticia de la caída de Gibraltar no podía ser más trágica para Ceuta, pues, al sufrir ya la ciudad diez años de asedio, dependía casi en su totalidad de los suministros proporcionados por la península y Gibraltar había sido el principal y más cercano puerto que garantizaba ese socorro. Por el contrario, los ingleses desde Gibraltar auxiliaban y suministraban todo lo que podían al ejército de Mawlay Ismail.

Durante años, este problema se solucionó a duras penas desde Tarifa, que carecía de puerto y era un fondeadero abierto a vientos y corrientes ante una playa de varada, o desde Cádiz y Málaga, que se veían desfavorecidos según que viento soplara en el Estrecho. La solución empezó en 1720, con el paso de un gran ejército de 16.000 hombres, que ya no era un simple socorro, sino que formaba parte de una ambiciosa operación a fin de asegurar Ceuta, lo cual se logró, sin que el obstinado sultán renunciase al asedio, que continuó hasta su muerte en 1727. Pero mientras tanto, a partir de la citada expedición de 1720, se puso de manifiesto la mayor comodidad del fondeadero de Algeciras para hacer aguada y como base de suministros, lo que originó la reconstrucción de la ciudad y su puerto, el más útil para el mantenimiento de Ceuta.

Un gran ingeniero aparece en escena

En 1721, Jorge Próspero de Verboom, el ingeniero más importante de la corona, llega “a bordo de las galeras del rey” y fondea ante Algeciras. Su principal misión oficial era evaluar la mejor manera de neutralizar el peligro de Gibraltar y buscar el lugar más conveniente para abastecimiento de Ceuta. Pero posiblemente se le había encomendado otra misión paralela, de carácter reservado, según se desprende de ciertas inexplicables omisiones en la minuciosa memoria que nuestro ingeniero redactó sobre sus observaciones en la zona. Desde luego, quedó prendado de las posibilidades que tenía la reconstrucción de Algeciras y se convirtió en el mayor defensor de esta. Pero ese informe pudo deberse al interés de uno de los competentes ministros de Felipe V por disponer directamente de una información altamente cualificada sobre las verdaderas posibilidades de esa nueva ciudad propuesta en Algeciras por Bartolomé Porro. Como es sabido y como buen ingeniero, Verboon ordena a su equipo técnico el levantamiento de los primeros planos con criterio científico de la zona, así como un meticuloso sondeo del fondeadero, ya que la función portuaria iba a ser la más importante de la nueva ciudad.

Uno de los muchos planos con el trazado en cuadricula diseñado por Verboom.
Uno de los muchos planos con el trazado en cuadricula diseñado por Verboom.

En esa abundante documentación gráfica se registran los caminos que atravesaban las ruinas, y que luego fueron calles, así como algunos cortijos previos a la repoblación y por supuesto, las murallas medievales, aún imponentes pese a su estado de ruina. En esos planos, se representa en dos fases citado el sondeo del fondeadero y el primer proyecto de muelle se apoyaba en el islote de la galera, anticipándose a la misma solución usada siglos más tarde al iniciar el puerto actual. También deseaba Verboom convertir la nueva ciudad en una plaza fuerte que dominara el Estrecho y para ello diseño un impresionante recinto abaluartado. Este, no se realizó a causa del asedio de Gibraltar en 1727, destinándose ese esfuerzo a la construcción de la línea de Contravalación tras el fallido asedio. Y por cierto, según algún autor, es posible que Verboom estuviera en contacto con el Teniente Coronel Laffite, que propugnaba también un proyecto de fortificación para Algeciras cuya plasmación gráfica no figura en la documentación al respecto y que pudiera haber influido en el diseño general de fortificaciones para Algeciras que figura (como no) en dos de los planos de la serie Verboom.

Llegan los emprendedores

Todo se precipitó, pues el sondeo de un extenso fondeadero como el Algeciras era una operación difícil, larga y costosa. Al correrse la voz por Andalucía de que se estaba creando un puerto en Algeciras, multitud de emprendedores deseosos de hacer fortuna se instalaron sobre las ruinas y levantaron unas cincuenta chozas provisionales, en el borde extremo de la plataforma de la Plaza Alta y contorneando la franja de cuestas que conectaba con la llanura aluvial. Estas chozas están perfectamente representadas en uno de los planos y en ese emplazamiento se libraban de las crecidas del río y tenían mayor seguridad ante una incursión de piratas, que si se hubieran instalado directamente en las riberas del rio o la bahía. Esta instalación fue totalmente efímera y no se refleja en el callejero actual, pues inmediatamente aquellos aventureros empezaron a edificar sobre las ruinas, conforme se ha descrito en una entrega anterior.

El crecimiento no fue uniforme, o sea más o menos con igual densidad en todo el perímetro intramuros, ni se fue ampliando a partir de un punto concreto, fue un desarrollo polinuclear, con un núcleo en la plataforma de la Plaza Alta, basado en el antiguo camino formado por la actual calle Convento o Alfonso XI que atravesaba dicha plaza y llegaba al menos hasta el actual Monumento a la madre. El otro núcleo espontaneo lo constituían las manzanas situadas a poniente de la plaza baja. Ello se puede constatar en el plano que coloquialmente se conoce como “de los vestigios”, que representa el estado de la ciudad con las obras levantadas espontáneamente por esa primera oleada de repobladores.

Las chozas de la primera oleada son visibles en el centro de este plano de 1722.
Las chozas de la primera oleada son visibles en el centro de este plano de 1722.

Verboom intenta corregir el caos

Al regresar a las ruinas de Algeciras, Verboom se sorprendió de las consecuencias inesperadas de sus informes e intervenciones topográficas y deploró el caos existente. Se apresuró a diseñar un racional trazado en cuadricula, el cual se intentó adaptar a las calles-caminos supervivientes de la Edad Media y a las principales manzanas creadas de forma práctica e intuitiva por los repobladores. Pero numerosas casas y chozas aisladas eran un estorbo para el trazado de las nuevas calles, siendo necesario establecer un meticuloso plan de tasaciones, rígidamente controlado por un equipo de expertos para indemnizar a los propietarios y proceder a los derribos necesarios.

Esto no fue posible, pues en 1727 al establecerse el citado asedio para recuperar Gibraltar, a consecuencia del cual los fondos para las indemnizaciones en Algeciras, fueron necesarios para otros fines más urgentes. Por otra parte, no se podía prescindir alegremente de edificaciones que podían ser útiles para alojamiento de tropas, almacenes de pertrechos u hospitales de retaguardia. Como resultado, el trazado urbano diseñado por Verboom solo pudo ser aplicado en escasas zonas, como las calles de San Antonio y Ancha (o Regino Martínez), que se ocuparon posteriormente.

Sectorialización del “Plano de los Vestigios.”: 1) La llanura, con manzanas alrededor de la plaza baja (Casas de teja) 2) Plataforma de la Plaza Alta (Casas de teja) 3) Franja de las cuestas (Chozas) 4) Cinturón sin edificar.
Sectorialización del “Plano de los Vestigios.”: 1) La llanura, con manzanas alrededor de la plaza baja (Casas de teja) 2) Plataforma de la Plaza Alta (Casas de teja) 3) Franja de las cuestas (Chozas) 4) Cinturón sin edificar.

Los términos “choza” y “casa”

Las concienzudas tasaciones de inmuebles a derribar tenían muy en cuenta los conceptos “choza” y “casa, sin que el primero tuviera las connotaciones tan negativas que hoy tiene, lo cual, utilizando un punto de vista actualizado, a veces induce a error a los investigadores. En la Algeciras del siglo XVIII, se consideraba choza a cualquier edificación, que, aunque con paredes de obra, estuviera cubierta con materiales perecederos renovados periódicamente. Estos no eran simples haces de hierba, sino los tallos de plantas acuáticas que han venido utilizándose hasta época muy reciente en la comarca para construir chozas en sierras y playas. Esos materiales son excelentes aislantes térmicos e impermeables ante la lluvia, pero su inconveniente es el riesgo de incendio y la citada e imprescindible renovación. Por su parte, el término “casa” definía a una edificación cerrada por medio de tejado sobre armadura de madera. Las resistentes tejas eran pues el distintivo de los edificios de mayor categoría, que en los planos de la serie Verboom se representaban en un alegre color rojo o rosado, mientras que en los clasificados como “chozas” se utilizaba un gris realmente triste.

Un revelador documento gráfico

El conocido por los investigadores como “Plano de los Vestigios” representa el desorden a causa de la edificación espontanea, hallado por Verboom, tras su regreso a las ruinas de Algeciras. Está fechado en 1724 y representa el pasmoso desarrollo alcanzado por la ciudad en apenas tres años y sin la menor ordenación o ayuda estatal, solo por la propagación a nivel popular de la idea de reconstrucción, refrendada por el complejo sondeo siempre necesario para establecer un puerto. En dicho plano y su cartela, aparte del recinto medieval y otros principales elementos, como las ruinas de San Isidro, la capilla de Europa o el inicio de la Iglesia de La Palma, se registran las casas de los principales vecinos, las primeras manzanas, que ya delimitan dos enormes plazas y el incipiente trazado de calles. Como ya hemos afirmado en varias ocasiones, es impensable que aquellos aventureros tuvieran intención de crear, no una, sino dos plazas de gran tamaño, por lo que tuvieron simplemente que respetar esos espacios que no tenían ruinas útiles para edificar sobre ellas. Sobre esta circunstancia reflexionaremos en la próxima entrega de este artículo.

El llamado “Plano de los Vestigios” de 1724.
El llamado “Plano de los Vestigios” de 1724.

Algo que es evidente en el comentado plano es la escasísima ocupación del recinto medieval, con un gran cinturón “vacío” que sigue la cara interna de las murallas, partiendo de la avenida de la Marina, y ocupando la llanura aluvial para subir hasta las alturas de San Isidro y bajar hasta la calle Baluarte y el paseo marítimo o avenida Virgen del Carmen. Son perfectamente apreciables dos núcleos de manzanas formadas por “casas” y entre ellos, un sector de “chozas”, siguiendo esta disposición:

  1. El primero y más denso al sur, en el sector al E, de la llanura aluvial, Barrio de la Caridad según su denominación oficial. Este núcleo estaba contenido entre la Plazoleta de los Caballos, al sur y al norte, el piedemonte o eje de la calle Santa María, prolongado en un sector de la calle Panadería o Castelar. Se componía principalmente de “casas de teja”, siendo el sector más denso e importante de los tres que se pueden establecer en esa fase del poblamiento. Las manzanas respetaban un gran espacio vacío, la Plaza Baja o de N.S. de la Palma.
  2. La franja de las cuestas acogía un conjunto mayoritariamente formado por chozas, desde el límite del piedemonte hasta el borde de la plataforma superior o de la Plaza Alta. Ello se debía a ser una zona más complicada para la edificación, por lo cual quedó relegada en esa fase a ser ocupada por vecinos de menor nivel económico, que no podían permitirse el cubrimiento de tejas en sus casas.
  3. La plataforma de la Plaza Alta supone el otro núcleo de incipientes manzanas formadas por casas de teja o sea, con vecinos de mayor relevancia socio-económica, también formando plaza al respetar un gran espacio vacío, aunque todavía con un tímido cerramiento de manzanas en lo que sería futura Plaza Alta, a diferencia de la Plaza Baja, ya casi completamente cerrada a esas alturas. Tenía este sector la peculiaridad de prolongarse hacia el norte, de forma muy lógica, en base a la ocupación de los bordes de esa vía preexistente desde época romana, la tan citada calle Convento.
Sectorialización en el plano actual. 1) La llanura, con manzanas alrededor de la plaza baja (Casas de teja) 2) Plataforma de la Plaza Alta (Casas de teja) 3) Franja de las cuestas (Chozas) 4) Cinturón sin edificar.
Sectorialización en el plano actual. 1) La llanura, con manzanas alrededor de la plaza baja (Casas de teja) 2) Plataforma de la Plaza Alta (Casas de teja) 3) Franja de las cuestas (Chozas) 4) Cinturón sin edificar.
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