Itinerario turístico por Algeciras (y II)

Observatorio de La Trocha

Este recorrido turístico pondría en valor lo poco que Algeciras posee, que si se le sabe sacar partido, podría ser un aliciente para los posibles visitantes que vengan a nuestra ciudad

Itinerario turístico por Algeciras (I)

La Bahía de Algeciras, desde el faro de Punta Carnero.
La Bahía de Algeciras, desde el faro de Punta Carnero.
Juan Carlos Martín Marilla

27 de marzo 2025 - 22:22

Algeciras/Tras la visita a la iglesia de la Palma y a su torre, iríamos por la calle Alfonso XI, llamada popularmente “del Convento” o simplemente “Convento”, por haber estado en ella el convento de la Merced y su iglesia, del siglo XVIII, comenzados en 1725; por desgracia desaparecidos, como tantos edificios históricos de Algeciras. Esta vía hunde sus raíces en la época romana, y como testimonio de ello se halló, al demolerse una casa, el pilar de Fabia Fabiana, expuesto actualmente en el Museo Municipal.

En esta calle, de la que ya han desaparecido todos sus edificios antiguos, salvo el que fuera hospital militar, muy modificado, y el Ayuntamiento. Visitaríamos esta Casa Consistorial, cuya construcción data de 1897. Solo se edificó una tercera parte del proyecto original, que era mucho más monumental y artístico; pero que no se llevó a cabo por falta de dinero. Algeciras, desde su renacer en el siglo XVIII, ha sido y es una ciudad con pocos recursos económicos. En el interior podríamos ver el salón de plenos, donde se celebró la famosa Conferencia de 1906. Entre 1928 y 1930 sus paredes fueron revestidas con azulejos vidriados policromados, donde destacan varios medallones con dibujos alusivos a lugares o construcciones algecireños y a una de las sesiones de la referida conferencia.

Abandonado el Ayuntamiento, nos encaminaríamos hacia los restos de las murallas medievales, de origen meriní pero reforzadas y modificadas con sillares durante el periodo cristiano medieval tras la conquista de la ciudad por Alfonso XI en 1344. Veríamos el foso, el puentecillo mudéjar que lo atraviesa y el arranque de cuatro torreones de sillares, además de la liza. Está en proyecto el recrecimiento de estos restos. Con parte de sus sillares se construyó la iglesia de Nuestra Señora de la Palma.

La Escuela de Arte de Algeciras.
La Escuela de Arte de Algeciras.

Paseando por la avenida Capitán Ontañón, recientemente peatonalizada, nos dirigiríamos a la Escuela de Artes, notable edificio de la arquitectura moderna racionalista, construido en 1971. Su arquitecto, Fernando Garrido, recibió el Premio de Arquitectura en 1968. Tiene forma helicoidal, a modo de una caracola que asciende por el desnivel desde la rotonda del Ave María hasta la avenida Capitán Ontañón.

Es un edificio de aspecto muy original por su estética, pero un desastre en cuanto a su funcionalidad. Como a veces desgraciadamente ocurre el arquitecto no pensó en las personas que tenían que utilizar después el edificio: es absolutamente incómodo, todos los espacios se comunican por medio de un exceso de escaleras, no se tuvo en cuenta para nada a las personas con movilidad reducida, hay aulas divididas en tres alturas, la forma de las aulas presenta paredes curvas con sectores no visibles desde la mesa del profesor y algunas especialidades, como la de dibujo artístico, se ejercen con más incomodidad y peores medios que en la antigua Escuela de Artes de la calle San Antonio, más pequeña en apariencia, pero mucho más practica que la actual en algunos aspectos.

Y una vez visitado este edificio, nos adentraríamos en el parque María Cristina, con casi doscientos años de antigüedad. Este parque, en el transcurrir de los años, ha sufrido gran pérdida de su extensión: en los años cincuenta, para la construcción de la avenida de las Fuerzas Armadas y cuatro décadas después para dar continuidad a la avenida de Blas Infante tras descubrirse los restos de las murallas del siglo XIV.

En su origen eran unos jardines particulares creados en los años treinta del siglo XIX, que serían expropiados por el Ayuntamiento en 1929. Su estilo corresponde al paisajismo francés, siguiendo los postulados urbanísticos de la Ilustración dieciochesca, y ofrece gran variedad de especies vegetales. Ha sido restaurado recientemente.

En los años sesenta del siglo XX, siendo alcalde López Correa, se quiso vender el sector correspondiente a la avenida Capitán Ontañón para construir bloques de pisos, al estilo de lo ocurrido en la otra zona del parque, la de la actual avenida de las Fuerzas Armadas. Por fortuna se pudo impedir semejante atropello contra el patrimonio algecireño.

Tras salir de estos hermosos jardines, subiríamos por la avenida de Blas Infante y visitaríamos el Centro de Interpretación de Paco de Lucía, genio de la guitarra flamenca, donde se muestran objetos referentes a la vida y profesión del artista. Desde aquí nos internaríamos en el barrio de San Isidro, donde pasearíamos por su plazoleta, con su cruz de cuatro brazos de hierro forjado, y entraríamos la capilla homónima, cuya construcción comenzó en 1787; pero tras sufrir diversas interrupciones y estar dedicada a otros usos, se erigió como parroquia en 1934, hasta 1964.

El interior del Centro de Interpretación Paco de Lucía.
El interior del Centro de Interpretación Paco de Lucía.

De este barrio destacaríamos además las cuatro calles empinadas y bellamente ajardinadas por iniciativa de don Isidoro Visuara, siendo concejal en los años sesenta: Rocha, Ruiz Tagle, Libertad y José Román (callejón de Jesús). Por desgracia, no podríamos visitar la capilla neogótica con vidrieras modernistas del antiguo asilo de San José, ya que se halla abandonada con un futuro más que incierto.

Fuera del casco urbano de Algeciras, nos dirigiríamos al parque del Centenario, donde se podrían visitar los búnkeres que se encuentran allí, de haber concluido su puesta en valor, que está aún pendiente, y los restos del fuerte de San García.

El acueducto del Cobre.
El acueducto del Cobre.

Luego nos encaminaríamos a la barriada de El Cobre donde contemplaríamos la mitad visible del acueducto de 1845 que discurre por esta zona; lamentablemente, la otra mitad se encuentra oculta y emparedada entre viviendas; lo cual es un hecho vergonzoso para nuestra ciudad. Esta obra de ingeniería hidráulica vino a complementar al antiguo acueducto del siglo XVIII que atravesaba el río de la Miel en la actual barriada de la Bajadilla, y del que quedan, por desgracia, unos siete u ocho arcos.

Desde el acueducto nos dirigiríamos al sendero del río de la Miel, donde contemplaríamos un paisaje de exuberante vegetación y como construcciones de interés, el puente de piedra de un solo arco, posiblemente de finales del siglo XVIII o principios del XIX y los molinos harineros o aceñas, uno en ruinas y el otro en uso. Desde allí nos encaminaríamos hacia la Garganta del Capitán y las pozas.

El puente sobre el río de la Miel.
El puente sobre el río de la Miel. / Erasmo Fenoy

Desde esta barriada de El Cobre podríamos dirigirnos a Pelayo, donde nos internaríamos en Huerta Grande, un complejo residencial en un entorno de gran belleza paisajística, con una frondosa vegetación boscosa.

Las pantallas.
Las pantallas.

Desde esta bella zona nos encaminaríamos hacia las pantallas militares, construcción de 1942 y diseñada por el comandante Enrique Letang con el fin de camuflar una pista militar para que no fuera vista desde la Bahía. Consisten en unas pantallas o paredones de hormigón que imita las irregularidades de las rocas del terreno. Desde ellas se puede contemplar una magnífica panorámica de nuestra bahía y si andamos dos o tres kilómetros más, desde una explana podremos columbrar una impresionante vista panorámica del Estrecho y de la embocadura de la Bahía.

El parque fluvial del río Pícaro.
El parque fluvial del río Pícaro. / Erasmo Fenoy

Desde estas pantallas nos dirigiríamos al parque fluvial del río Pícaro, aunque el arroyo ofrece poca cantidad de agua, sí podremos gozar de una frondosa vegetación de ribera. Lamentablemente, las personas con problemas de movilidad no podrían cruzar de una orilla a otra ni acceder por su lado sur a la zona de la playa de Getares.

Por último, nos encaminaríamos hacia el faro de Punta Carnero, zona que muestra unas hermosas vistas de la Bahía y si anduviéramos varios metros más al sur y nos situáramos en la urbanización La Conejera, divisaríamos unas impresionantes imágenes del estrecho de Gibraltar y del Yebel Musa, en la costa marroquí, que junto a Yebel Tarik (Gibraltar) constituyen las dos míticas columnas Hércules. Este faro fue construido entre 1864 y 1874 también por don Jaime Font con el fin de controlar la navegación entre el estrecho de Gibraltar y la bahía de Algeciras.

Este recorrido turístico pondría en valor lo poco que Algeciras posee; no obstante, si se le sabe sacar partido, podría ser un aliciente para los posibles visitantes que vengan a nuestra ciudad. Pero antes sería necesario intentar acabar con toda la degradación urbana del casco antiguo que tanto daño causa a la imagen de Algeciras y crear lugares de ocio y esparcimiento sobre todo para jóvenes y adolescentes, de los que actualmente carece esta ciudad. Los primeros que deben creer en esta posibilidad de fomentar el turismo en nuestra ciudad son los propios algecireños, que tan poco la valoran.

Juan Carlos Martín Matilla es licenciado en Filología, vocal de Patrimonio de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la Sección 2ª Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

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