"Que Juan Ignacio fuera el primer director del museo ya es un hecho diferenciador"
Pedro Marfil | Profesor algecireño de arqueología e Historia del Arte en la Universidad de Córdoba
Marfil sostiene que el informe del cronista oficial en contra de que el museo lleve el nombre de De Vicente está fuera de lugar
"Nunca apareció por el museo el actual cronista", recuerda

Algeciras/El algecireño y profesor titular del Departamento de Historia del Arte, Arqueología y Música de la Universidad de Córdoba, Pedro Marfil, que ha impulsado una campaña en la plataforma Change.org para recoger firmas de apoyo a la iniciativa de AEPA 2015 para que se dé el nombre de Juan Ignacio de Vicente al Museo Municipal de Algeciras, considera que la propuesta de los defensores del patrimonio, y a la que se han sumado más de treinta entidades, es "un necesario acto de justicia cultural".
Marfil rebate el informe emitido por el actual Cronista Oficial de Algeciras, Carlos Gómez de Avellaneda, contrario a la iniciativa de AEPA. "No quiero entrar en polémicas personales con el cronista, sino que he visto el informe que ha publicado y me parece que está fuera de lugar. No hay nada personal con él, lo mismo que él dice sobre Juan Ignacio, cosa que dudo", afirma el profesor universitario. "Juan Ignacio siempre fue una persona elegante, nunca descalificó a nadie", añade.
"En mi opinión habría un tratamiento injusto para el cronista y las viejas glorias de los años 60 si la situación comparada fuese la misma en todos los casos, ya que en situaciones distintas el tratamiento no tiene por qué ser igual. Es decir, si en los 60 y 70 hubo una comisión para formar un museo, es algo admirable que unos aficionados tengan esa iniciativa, pero que Juan Ignacio fuera designado con la democracia como director provisional del museo hace que fuese el primer director", señala Marfil.
El también arqueólogo, que se inició en tal disciplina colaborando con el propio Juan Ignacio de Vicente, subraya que éste trabajó once años en las tareas museísticas y de investigación arqueológica "sin medios y mal pagado, e incluso llegaron a deberle tres años de sueldo". En aquel prolongado periodo se inventariaron todas las piezas del museo, se recuperaron de manos privadas y se recogieron donaciones y depósitos. El profesor incide en que De Vicente tuvo una visión adelantada a su tiempo en la concepción del museo, "ya que creó un equipo de trabajo en el que participamos muchos jóvenes. A la vez que protegía y difundía el patrimonio de Algeciras, creó una auténtica escuela de formación y difusión".
Marfil recuerda que en aquellos once años junto a De Vicente "nunca apareció por el museo el actual cronista, aunque sí recuerdo que encontramos una excavación ilegal en una torre de las murallas, junto al Hotel Reina Cristina, que estaba siendo realizada sin autorización por el actual cronista, y que fue intervenida por la Junta de Andalucía, a través del entonces director del Museo de Cádiz, don Ramón Corzo".
El profesor de la Universidad de Córdoba considera que dar el nombre de su paisano al museo repararía una injusticia. A este propósito recuerda que De Vicente, que llegó a terminar sus estudios universitarios con una ceguera total, no pudo presentarse a la plaza de director porque "se puso una condición excluyente, que era no tener discapacidad, y así fue imposible que continuase con su labor".
Marfil, cuya campaña de apoyo en Change.org ya superó las 300 firmas y que no pone en duda la labor de Antonio Torremocha y de los siguientes directores y directoras del museo municipal, sostiene que dar el nombre de Juan Ignacio de Vicente a la principal instalación museística local "repararía la injusticia que se hizo al discriminarlo por ser ciego en un mundo de ciegos de corazón".
Las piezas recogidas y los despachos de atención de De Vicente y sus colaboradores tuvieron varias sedes, siempre provisionales, hasta que el museo tomó forma definitiva en la denominada Casa de los Guardeses, dentro del parque de Las Acacias. Hasta entonces pasaron por la sede consistorial de la calle Convento, el actual museo cuando era vieja sede del hospital civil y unas oficinas del centro comunitario de La Bajadilla, en la avenida de La Cañá.
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