La lucha vecinal del 'Niño de las Coles': logró cambiar el trazado de la circunvalación de Algeciras y evitó el derribo de 12 casas
El Ministerio de Obras Públicas cambió sus planes en pleno periodo de expropiaciones para conservar las viviendas, entre ellas la suya
A cambio, fue necesario ampliar el arco de curva de uno de los accesos de la ronda intermedia
Manuel Esteban también levantó en la zona un pequeño altar dedicado a la Virgen del Carmen que todavía hoy se conserva
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Manuel Huelva Esteban, El Niño de las Coles, fallecido este miércoles, también tuvo a finales de los años 80 un papel destacado como referente vecinal en Algeciras. Tanto que logró cambiar parte del trazado de la ronda de circunvalación de Algeciras a su paso por la calle Aguamarina, en La Junquera. Defendió su casa y la de otros once vecinos de la expropiación y el derribo. Los dirigentes municipales de entonces asumieron su reclamación y el entonces denominado como Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) frenó el proceso ya en marcha de desposeimiento de las propiedades y redibujó los planos.
Los técnicos de la delegación municipal algecireña de Urbanismo que redactaban los planos de la ronda intermedia llegaron a conocer esa parte del trazado como "la pata del Coles". Así lo recuerda uno de esos técnicos, que luego se convertiría en concejal delegado de Urbanismo, Nicolás Tobaruela. Una vista áerea de la circunvalación en la zona del Arroyo del Río de la Miel permite comprobar que los accesos son asimétricos. Uno es más corto y rodea a un espacio lleno de arbolado; el otro es más largo e incluye un conjunto de viviendas.
A El Coles le costó varias visitas al Ayuntamiento, y algún que otro berrinche, convencer a quienes eran alcalde y delegado de Urbanismo cuando le notificaron la inminente expropiación de su vivienda, Ernesto Delgado y Ángel Gutiérrez, respectivamente. La notificación del MOPU la recibió en 1985 y el propio Manuel Huelva se lo contó al periodista algecireño Juan Miguel León Moriche en las páginas del primer ejemplar de Europa Sur, publicado el 22 de enero de 1989.
"Yo me fui rápidamente al Ayuntamiento a hablar con el alcalde para decirle que aquello no podía ser así, pero no pude hablar con él", declaró. Así se pasó nueve meses. "Me mandaban de un lado para otro. El alcalde me decía que hablara con el concejal, el concejal que con el alcalde y entre todos se pasaban la pelota", añadió.
El Coles fue claro, sin disimulos, con unos técnicos del MOPU que llegaron a su casa a medirla para definir los términos de la expropiación: "Yo les dije que medir podían medir lo que quisieran, pero que como se atrevieran a tirarla iba a sacar el estoque y a ver lo que pasaba". Moriche relataba en 1989 que Manuel Huelva Esteban explotó a gritos en el Ayuntamiento en junio de 1986 y le terminó atendiendo el primer edil. El 10 de diciembre de 1986 recibió la confirmación definitiva de que su casa no iba a ser derribada.
Nicolás Tobaruela, que ya era delegado municipal de Urbanismo cuando se publicó la noticia en Europa Sur, declaró que el gobierno local asumió la demanda ciudadana porque "cambiar el trazado iba a ser beneficioso para todos". El arco de la curva terminó siendo mayor pero más barato, ya que las nuevas expropiaciones le costaron menos al Estado porque afectaban a terrenos sin edificar.
El Coles, en el periodo de reclamaciones, llegó incluso a exponer la existencia de un pequeño altar de ofrenda a una imagen de la Virgen del Carmen, que hoy sigue existiendo remodelado, ubicado en la mediana de la carretera que pasa por delante del conjunto de viviendas que se mantuvo en pie. "La Virgen fue uno de los argumentos, sí, pero el objetivo era conseguir mantener las casas", señala hoy Tobaruela.
La casa del genuino algecireño nacido en La Bajadilla se levantaba sobre una parcela de 310 metros cuadrados, con dos pisos de altura y una superficie total construida de 142 metros cuadrados, con un pequeño huerto con árboles frutales y algunos animales, en aquellos años 80. El Coles le contó al periodista Moriche, también bajadillero, que le habían llegado a ofrecer seis millones de pesetas por aquella vivienda. "Le dije que nanay. Yo mi casa no la cambio ni por un chalet en San García, ni me voy a vivir a un piso. Esta casa la he construido yo con mis manos. Ocho años lo menos llevo haciéndola. Me acuerdo que cuando parcelé el terreno, la policía municipal me quería echar. Pero yo les decía que ni lo intentaran", confesaba entonces.
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