Muere Manuel Huelva, 'El Niño de las Coles', novillero valiente y figura entrañable de Algeciras
Un personaje singular que convirtió su vida y el toreo en un acto de resistencia y alegría
El apodo le venía de su oficio de vendedor en la plaza de abastos, pero fue en los cosos de la provincia donde se labró su particular leyenda
Algeciras/Manuel Huelva Esteban, conocido artísticamente como El Niño de las Coles, ha fallecido este miércoles, dejando tras de sí un legado único en la historia del toreo y en el corazón de Algeciras. Nacido en la barriada de La Bajadilla en los años cincuenta, Huelva destacó no solo por su pasión en la arena, sino también por su carácter amable, su ingenio y su valor desmedido, que compensaban la falta de técnica con la que enfrentaba cada becerrada.
El apodo de El Niño de las Coles le venía de su oficio de vendedor en la plaza de abastos de Algeciras, pero fue en las plazas de toros donde se labró su particular leyenda. Desde los años 60 hasta finales de los 70, participó en numerosos festivales y novilladas en municipios de la provincia de Cádiz como Chiclana, San Roque, Tarifa o San Fernando, siempre con carteles que reunían a figuras locales de la época. Su estilo inconfundible, marcado por su sombrero y un pañuelo rojo al cuello, lo convirtió en un espectáculo único dentro y fuera del ruedo.
Aunque sus actuaciones muchas veces combinaban lo cómico y lo informal, como lidiar al becerro desde una motocicleta o torear sobre una silla, Huelva jamás perdió la dignidad de quien se siente torero hasta la médula. Profundo admirador de su paisano Miguel Mateo, Miguelín, su arrojo y su disposición para afrontar los peligros en el ruedo dejaban a los espectadores sobrecogidos, ganándose su respeto y su cariño.
El Niño de las Coles enfrentó las "cornadas de la vida" con la mismo valor que en las plazas. Las dificultades económicas y los engaños de quienes decían ayudarlo fueron una constante, pero nunca perdió la alegría ni la nobleza que lo caracterizaban. Los aficionados lo recuerdan como un "héroe humilde", siempre dispuesto a regalar una sonrisa sincera, a pesar de las cicatrices del tiempo.
En sus últimos años, debilitado por la enfermedad y los achaques de la edad, seguía siendo inconfundible por su porte y su gallardía. Como relataba un aficionado, verlo caminar con su bastón y su pañuelo era como presenciar un paseíllo por las calles de su Algeciras natal, con la misma dignidad de antaño.
Para muchos, El Niño de las Coles representaba una forma de entender el toreo y la vida: sencilla, apasionada y siempre con un toque de humor. Fue el último de una generación de personajes singulares algecireños, que vivían para el arte y para alegrar a los demás.
En cada plaza que pisó, Manuel Huelva dejó huella, no solo por su peculiar estilo, sino también por la humanidad que transmitía. Como recordaban algunos, los tendidos se llenaban de coles, arrojadas entre broma y cariño, una metáfora perfecta de su vida: humilde, impredecible y entrañable.
Hoy, Algeciras despide a uno de sus hijos más queridos, un hombre que, con su pañuelo rojo al cuello, supo darle capotazos a las adversidades hasta el final. Su cuerpo será velado en el tanatorio del cementerio de Botafuegos.
El alcalde José Ignacio Landaluce ha transmitido, en nombre propio y de todos los algecireños, sus más sinceras condolencias a la familia y amigos de Manuel Huelva. “Con su partida, nuestra ciudad pierde a una figura entrañable y querida, un hombre valiente tanto en los ruedos como en la vida” ha señalado el primer edil y ha añadido que “no solo será recordado por su etapa como novillero en los años 60 y 70, cuando demostró un estilo inconfundible, sino también por su cercanía, alegría e inmenso corazón, formó parte del alma de nuestra ciudad, siendo un símbolo del barrio de La Bajadilla. Que el recuerdo de su legado nos acompañe siempre”.
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