El sacristán de La Palma muere en un ataque a tres iglesias de Algeciras
Urgente
La Policía detiene a Yassin K. con un machete de grandes dimensiones en las cercanías de la Plaza Alta
Antes había herido de gravedad al párroco de San Isidro, Antonio Rodríguez
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Las fotos del ataque yihadista en Algeciras
Diego Valencia, sacristán de la iglesia de La Palma, falleció ayer en un ataque –investigado como yihadista– contra tres iglesias de Algeciras, en el que el padre Antonio Rodríguez, párroco de la capilla de San Isidro, resultó previamente herido de gravedad.
El supuesto autor de estas agresiones (Yassin K.), fue detenido en las inmediaciones de la Plaza Alta por la Policía Local –y puesto en manos de la Policía Nacional– cuando todavía portada un machete de grandes dimensiones con el que perpetró los ataques. La Policía vigilaba al supuesto autor de los hechos, que esperaba su expulsión del país.
En San Isidro, el detenido entró en la capilla y golpeó algunas imágenes con el enorme cuchillo y vestido con una chilaba oscura. El párroco intentó echarle y, una vez fuera, se volvió hacia él y le apuñaló en el cuello.
Según testigos presenciales del suceso, en la iglesia de La Palma el hombre entró gritando cuando estaba finalizando la eucaristía sobre las 19:30. La recorrió tirando al suelo con el machete imágenes, cruces y velas, incluso subiendo al altar mayor del templo.
En ese momento, el sacristán del templo le conminó a abandonar la iglesia y el agresor comenzó a amenazarle. Cuando estaba saliendo por la sacristía, amenazó a dos mujeres, momento en el que el fallecido le instó a marcharse, siendo perseguido por el presunto asesino.
Según los testigos, el fallecido salió corriendo hacia la Plaza Alta con una herida en el abdomen y allí fue alcanzado por el agresor. Tras caer al suelo el sacristán, el agresor lo golpeó con un machete en la cabeza.
Efectivos de la Policía Nacional mantuvieron acordonada la zona y tomaron el mando de la investigación.
Pasados unos minutos de las nueve de la noche se produjo la llegada del médico forense y de los servicios fúnebres adscritos a la actividad judicial (ASV) a la Plaza Alta para, a instancias del juez de guardia, proceder al levantamiento del cuerpo del finado, que permanecía tendido y cubierto por una manta térmica.
Tanto el vehículo de la empresa funeraria como dos de la Policía Nacional se situaron de forma que la operación no pudiese ser observada por los numerosos curiosos que permanecían alrededor de la zona, a pesar de que los miembros del cuerpo solicitaban de manera repetida que desalojasen la zona.
Al mismo tiempo, las fuerzas del orden habían acordonado “por seguridad” el acceso a las inmediaciones de la capilla de San Isidro a través de la calle Libertad, a cuyo pie solicitaban la documentación a varias personas de origen magrebí.
Una vez completada la operación de la retirada de los restos mortales de Diego Valencia, trabajadores de Algesa procedieron a una limpieza profunda de la Plaza Alta, que pasabas las diez de la noche continuaba acordonada.
Los miembros de la corporación municipal, encabezados por el alcalde José Ignacio Landaluce, acudieron al lugar para hacer seguimiento de lo sucedido.
La Audiencia Nacional abrió una investigación de inmediato que recayó en el Juzgado Central de Instrucción Número 6, que es el que estaba de guardia.
El padre Antonio Rodríguez Lucena, párroco de la capilla de San Isidro, recibió una primera atención médica en el lugar en el que sufrió el ataque y más tarde fue traslado al hospital Punta de Europa, donde fue intervenido quirúrgicamente de urgencia. Ya está fuera de peligro.
La Venerable Cofradía Salesiana de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Cautivo Medinaceli y María Santísima de La Esperanza envió un comunicado a sus hermanos para “tranquilizarlos” sobre el estado de salud de Rodríguez Lucena. Según la hermandad, presentaba “daños musculares”, por lo que no el pronóstico es favorable dentro de la gravedad.
El ataque provocó en los primeros minutos una profunda conmoción e incredulidad entre los vecinos del barrio de San Isidro y los residentes alrededor de la iglesia Nuestra Señora de La Palma. Las caras de consternación se apelotaban en el cordón policial que rodeaba la Plaza Alta y la puerta principal de La Palma.
La Policía Nacional registró una vivienda de la calle Ruiz Tagle, nº 10, de Algeciras, esquina con la calle Sevilla, durante la noche del miércoles y primeras horas de la madrugada del jueves, en la que vivía Yassin K.. Varias unidades del Cuerpo Nacional de Policía se desplazaron en busca de posibles indicios o conexiones con el ataque ocurrido en el centro de la ciudad.
Registro en una vivienda ocupada
Se trata de una vivienda que estaría ocupada, según las fuentes policiales consultadas por Europa Sur. En ella, Yassin K. residía con otras cuatro personas. Los propietarios del inmueble, según informó uno de ellos a esta redacción, vienen reclamando judicialmente en vano desde 2020 la desocupación de la casa. Ya se han celebrado dos juicios al respecto sin resultados prácticos.
Durante el registro, los agentes acordonaron el tramo entre las calles Rocha y Ruiz Tagle. Allí inspeccionaron el interior de la vivienda ubicada en un edificio con varias plantas. Los agentes sacaron varias cajas con efectos del interior del inmueble.
Condena generalizada
El obispo de Cádiz y Ceuta, Monseñor Rafael Zornoza Boy, viajó a Algeciras y fue directamente hasta la Parroquia de La Palma, donde mantuvo contactos con las autoridades civiles y las fuerzas del orden, al tiempo que acompañó y respaldó a los sacerdotes de la ciudad, que se encontraban consternados por lo sucedido.
El secretario general de la Conferencia Episcopal y Obispo auxiliar de Toledo, Francisco García Magán, expresó su pésame y “dolor” por la muerte del sacristán.
La Unión de Comunidades Islámicas del Campo de Gibraltar recibió la noticia de los ataques “con profundo dolor y mucha tristeza” y calificó de “vil y cobarde” el ataque terrorista perpetrado, “un terrible acto criminal”.
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