Las obras del rompeolas de la Isla Verde exterior: diez años de trámites (1910-1920)
Fragmentos de la historia del puerto de Algeciras (1906-1980)
La prioridad militar del muelle de Galera para el embarque de tropas y material ralentizó la puesta en marcha del proyecto aprobado para el dique de abrigo
En septiembre de 1918 llegaron las primeras 100.000 pesetas para los trabajos del rompeolas
Construcción del muelle de la Galera: Ministerio de Guerra contra Fomento (1913-1932)
Algeciras/En el Proyecto de un puerto de arribada y refugio en Algeciras de 1859, redactado por el ingeniero Juan Martínez Villa, ya se proponía la construcción, como una de las obras exteriores del puerto y con el objetivo de habilitar una gran superficie de aguas abrigadas, de un malecón de escollera o dique de abrigo desde la punta del Rodeo hasta la Isla Verde con una longitud de 770 metros, y de otro, a modo de espigón, sobre los arrecifes existentes al norte de la citada isla. En el Proyecto de Puerto de Refugio de 1908, redactado por el Ingeniero Director, José Rodríguez de Rivera, se daba prioridad a la construcción de un rompeolas que arrancaría en los arrecifes, antes citados, situados al norte de la Isla Verde con tres trozos o alineaciones: la primera asentada sobre dicho arrecife.
En un capítulo anterior se ha tratado de la controversia existente, en torno a este proyecto, entre el Ministerio de Fomento, la Junta de Obras del Puerto y el Ayuntamiento de la ciudad, y el Ministerio de Guerra, que necesitaba contar con un muelle con fines militares antes que acometer la construcción de un rompeolas que habilitara una superficie de aguas abrigadas en torno al futuro muelle de la Galera.
Por Real Orden de 27 de octubre de 1910 se aprobaba el Proyecto de Rompeolas de la Isla Verde. El 13 de septiembre de 1911 se daba el visto bueno, con carácter definitivo, al proyecto del rompeolas. Sin embargo, las obras exteriores del puerto, consideradas por el Junta y el Ayuntamiento prioritarias y cuya ejecución se solicitaba que se acometieran, al menos, al mismo tiempo que las del muelle de la Galera, se vieron relegadas durante una década al apostar el Gobierno de la Nación por la construcción en primer lugar del muelle en detrimento de las obras de abrigo.
La situación militar en el norte de África y la necesidad de disponer de un muelle para el embarque de tropas y material de guerra, fueron los principales motivos para justificar el retraso en la construcción del rompeolas. Las presiones ejercidas por el Ministerio de Guerra sobre el Ministerio de Fomento obtuvieron una respuesta favorable a favor de los militares. En la Memoria del proyecto de construcción del Rompeolas de la Isla Verde se recogen, en parte, los debates que estas presiones provocaron en el seno de la Junta de Obras. La Real Orden de 22 de julio de 1910, que daba categoría de militar al muelle de la Galera, reforzaba los argumentos del Ministerio de la Guerra a favor de la construcción con la mayor urgencia posible de un muelle propio para el embarque de tropas y el atraque de buques de gran calado.
En la sesión de la Junta celebrada el 13 de enero de 1913 el Ingeniero Director dio cuenta del viaje que había realizado a Madrid para procurar agilizar las obras portuarias proyectadas, señalando que tanto S. M. el Rey como el Ministro de Fomento se han mostrado inclinados a que inmediatamente que estén en ejecución las obras del muelle de la Galera se arbitren recursos para llevar a cabo las del rompeolas de Isla Verde, obra fundamental y complementaria de la primera. Estas promesas no se cumplieron, o fueron deliberadamente retrasadas, pues se redactaban los diversos proyectos reformados del rompeolas de la Isla Verde sin que fueran aprobados por la Superioridad ni se pusieran en ejecución.
En los años que siguieron aparecen continuas referencias a los libramientos para la ejecución de las obras del muelle de la Galera y a la aprobación de los sucesivos reformados del mismo, pero ninguna noticia relativa a agilizar los trámites del rompeolas y, menos, a aprobar las necesarias subvenciones para su ejecución. El proyecto reformado de 1914, aprobado por Real Orden de 26 de enero de 1915, recoge la petición de la Junta de Obras para que le fuera cedida por el Ministerio de Guerra la Isla Verde (que, con su Fuerte, pertenecía al estamento militar) con el fin de poder establecer en ella el taller de bloques para las obras del rompeolas. El 7 de julio de 1916, el Ingeniero Director presentó a la Junta un nuevo reformado que se firmó el 2 de mayo de 1916, que también fue devuelto por el Jefe del Servicio Central de Puertos.
El 13 de octubre de 1916, el diputado José de Luis de Torres comunicó a la Junta que se habían incluido en el Presupuesto Extraordinario del Ministerio 3.000.000 de pesetas para las obras del rompeolas. En la sesión de la Junta celebrada el 23 de julio de 1917 se dio cuenta de haber sido aprobado el primer trozo del Rompeolas de la Isla Verde con un presupuesto de 3.186.136 pesetas de contrata y declarando que el resto de la obra se aprobaría cuando las posibilidades económicas lo permitieran. La Junta pensaba que la subasta tendría lugar en el mes de octubre. (No hay que descartar la influencia negativa que pudo tener en las decisiones del Ministerio de Fomento las huelgas revolucionarias que tuvieron lugar en España en el mes de agosto de 1917).
Las obras del muelle de la Galera, no obstante, continuaron sin grandes retrasos; pero el proyecto, tantas veces mandado reformar, del rompeolas de la Isla Verde, parecía estar condenado a no ver nunca la luz. En la sesión del 29 de abril de 1918, el diputado José Luis de Torres, dando una vez más muestras de su decidido apoyo a las obras del puerto de Algeciras, comunicó a la Junta que se había publicado en la Gaceta de Madrid el Real Decreto por el que se autorizaba sacar a subasta las obras del rompeolas. A pesar del pesimismo reinante en la Junta, se celebró el día 23 de julio. Sin embargo, la buena noticia se transformó pronto en una nueva decepción: nadie licitó por las obras del rompeolas de la Isla Verde, quedando desierta la subasta.
Sin embargo, el Ministerio actuó con presteza en esta ocasión a la hora de buscar una alternativa a la fallida subasta. En la sesión de la Junta celebrada el 22 de agosto de 1918 se dio lectura a la Real Orden de 6 del mismo mes por la que se autorizaba a ejecutar las obras por el sistema de administración, es decir, realizadas directamente por la Junta de Obras y de acuerdo a las disponibilidades económicas que las subvenciones del Estado permitieran. La Junta acordó que se iniciaran las obras del ferrocarril de la Cantera, obra auxiliar necesaria para la traída de piedras con las que fabricar los bloques del rompeolas y que se contratara la necesaria plantilla de trabajadores.
De nuevo se solicitó al Ministerio de Guerra, a través del Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, la sesión de terrenos en la Isla Verde para poder establecer el taller de bloques y un embarcadero. El 25 de septiembre se libraron las primeras 100.000 pesetas con destino a las obras del rompeolas. Tres meses más tarde, el 24 de diciembre de 1918, se notificaba a la Junta la concesión de otras 65.698 pesetas con el mismo fin y, el 30 de mayo de 1919, se recibía un oficio del Director General de Obras Públicas comunicando que con fecha 24 del citado mes se había expedido un libramiento de 129.583 pesetas para las obras del Rompeolas de la Isla Verde, cantidad que se hizo efectiva mediante transferencia el 23 de junio. Previamente, en la sesión de la Junta celebrada el 31 de enero de 1919, se había acordado que el Ingeniero Director viajara a los puertos de Málaga, Barcelona, Tarragona, Valencia y Motril, así como a puertos de Galicia, donde se tenían noticias de la existencia de grúas y demás medios auxiliares necesarios para acometer las obras. Una década de desvelos y de perseverantes esfuerzos había desembocado, por fin, en el desbloqueo del proyecto del rompeolas, obra exterior que, en buena lógica, hubiera tenido que ser la primera en acometerse.
Iniciados los trabajos directamente por la Junta a finales de 1919 sin contar con los medios auxiliares apropiados, lo que provocó el encarecimiento y lentitud de las obras, se ordenaría la redacción de reformados y adicionales para adaptar el proyecto a los problemas técnicos que iban surgiendo en el transcurso de las mismas y al incremento en el costo de materiales. Entre 1922 y 1932 el director, señor Rodríguez del Valle, tuvo que redactar y presentar para su aprobación diversos proyectos de reformado exigidos por la Superioridad. Es necesario señalar que al meticuloso seguimiento de los trabajos por parte del Ministerio de Fomento y a sus exigencias de continuos reformados, el Ingeniero Director respondió siempre con gran diligencia y tenacidad, logrando superar con éxito los inconvenientes que la ejecución de una obra tan compleja como fue la construcción del Rompeolas de la Isla Verde presentó entre 1920 y 1933 (que se analizarán en los siguientes capítulos).
Sin embargo, a poco de empezar los trabajos, la inestabilidad política en la que vivía la Nación -detectada a través de las actas de la Junta en los años previos a la instauración de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera-, la escasez de los recursos disponibles y el aumento de la conflictividad laboral, pusieron en peligro la continuidad de las obras, amenazando con el despido de gran número de trabajadores. El 20 de febrero de 1923 la Junta acordó hacer gestiones encaminadas a conseguir la aprobación del Proyecto Reformado del Rompeolas así como enviar un telegrama al Jefe Superior de Palacio para que transmitiera a S. M. el Rey, al señor Ministro de Fomento y al Director General de Obras Públicas la preocupación existente en la Junta y lo necesaria que era una pronta aprobación del Proyecto. También se acordó pedir a la Cámara de Comercio y al Ayuntamiento que elevaran peticiones a la Superioridad para evitar el despido de gran número de trabajadores si no se acometían las obras solicitadas.
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