Avenidas de Algeciras
OBSERVATORIO DE LA TROCHA – NUESTRO URBANISMO
La ciudad apenas si cuenta con grandes vías debido a que el tímido ensanche previsto en la década de los 50 se frustró
Una de las principales características de las ciudades son las avenidas. Algeciras, lamentablemente, carece de grandes avenidas y el número de medianas es escaso. Por otra parte, no todas las vías catalogadas como avenidas lo son en verdad, pues en la mayoría de los casos se trata de calles algo más anchas que las otras o de antiguas carreteras como la de Gesto por la Paz o la de Las Flores. El urbanismo de nuestra ciudad muestra un entramado totalmente irracional, desordenado y caótico sin darle una verdadera cohesión. Vuelvo a repetir que el urbanismo es la gran asignatura pendiente de nuestra ciudad.
En las principales ciudades se crearon ensanches y se construyeron grandes avenidas, como Cádiz, Granada, Huelva o Málaga; pero en la nuestra el tímido ensanche de los años cincuenta se frustró. De aquel proyecto de modernización nacieron las avenidas de las Fuerzas Armadas, llamada en su origen de Francisco Franco, y el paseo marítimo, llamado posteriormente avenida Virgen del Carmen. El alcalde de aquel tiempo era Silva Cernuda, de Madrid, con una mentalidad muy diferente de la de los algecireños. Esta avenida de las Fuerzas Armadas es de mediana anchura y parte de la actual avenida de Blas Infante y se interrumpe en la plaza de la Constitución. El proyecto inicial preveía que llegara hasta la barriada de la Granja, pero no se hizo realidad. Se trazó de forma recta en terrenos del antiguo cortijo de El Calvario, propiedad del benefactor de la ciudad Agustín Bálsamo y en su primer tramo llegaba hasta el cruce con la calle Ramón y Cajal. Por desgracia, para la construcción de los edificios de su acera este se eliminó un tercio de la superficie del parque María Cristina. Los primeros edificios en construirse fueron el del sindicato vertical, los pabellones militares de oficiales y el primitivo cine Avenida. Posteriormente se amplió hasta el cruce con las actuales calles Rafel Argelés y Fernando IV. En la segunda mitad de los años sesenta se prolongó con mucha menor anchura hasta la calle Sierra de Guadarrama, de la que queda un pequeño tramo entre esta calle y la plaza de la Constitución.
Por estas fechas es cuando se trazaron de forma irracional y caótica unos viales entre los cuales en 1970 se construyó la barriada de la Reconquista. Alguien tuvo la genial idea de edificar el colegio de Santa Teresa a finales de los años sesenta en el lugar por el que hubiera continuado la avenida de las Fuerza Armadas, con lo cual se frustró definitivamente su continuidad. La feísima iglesia de San Antonio de Padua data de 1983. En el lado oeste de esta avenida se abrieron tres bocacalles perpendiculares que la comunican con la calle Gregorio Marañón, la cual originariamente iba a ser otra avenida paralela, y de cuyo proyecto original queda la plaza de la Mujer, antes denominada Menéndez Tolosa. Se trazaron dos bocacalles entre las calles Gregorio Marañón e Inmaculada, pero se llevaron a cabo de tal manera que no fueron continuación directa de las calles Luis Braille y Agentes Comerciales.
Otra avenida iniciada en los años cincuenta fue la de la Virgen de Europa, entre la plaza de toros La Perseverancia y el colegio Gral. Castaños; quedó interrumpida al inicio de la barriada del Hotel Garrido, ya que su natural continuación habría sido la avenida de Ramón Puyol. La avenida Virgen de Europa se eliminó en su mitad al demolerse la plaza de toros y construirse el centro comercial Plaza de Andalucía. La avenida Ramón Puyol se origina en el cruce con la calle Maestre de Santiago y se interrumpe en el cruce con la de Rafael Argelés, donde se estrecha en una isleta hasta su enlace con la carretera a Málaga, impidiéndose su enlace en la misma anchura inicial con la avenida de la Virgen de Europa. Así se frustró el incipiente ensanche de nuestra ciudad por su lado norte a partir de la alameda de El Calvario, límite de las murallas medievales.
La avenida de Blas Infante tiene su origen en esta alameda, que discurría entre la plaza de toros de la Perseverancia y el cuartel de Infantería, ambas edificaciones ya desaparecidas. Consistía en una amplio paseo arbolado y dotado de bancos, en el que se instalaba la feria, hasta que en los años sesenta se trasladó a la avenida de las Fuerza Armadas y a la calle Ramón y Cajal, detrás del parque María Cristina. A principios del siglo XX se la llamó avenida Canalejas, después del Gral. Sanjurjo y con la llegada de la democracia, Blas Infante. En ella se levantaba el Casino Cinema edificado a partir de 1915 y demolido en 1971 para ensanchar el tramo donde este paseo ya convertido en avenida se estrangulaba. Al demolerse el coso taurino y construirse la plaza de Andalucía se prolongó hasta el cruce con la carretera a Málaga. Inicialmente, en los años sesenta se barajó el proyecto de continuarla hasta su enlace con la avenida de la Virgen del Carmen. Pero tras derribarse el cuartel de Infantería y hallarse importantes restos de las murallas, foso y torres medievales, se descartó esta idea. Estos restos de las fortificaciones de la Edad Media se prolongan por el subsuelo de esta avenida hasta el Secano. Esta avenida se continuó en forma de simple calle hasta la avenida Virgen del Carmen contorneando las murallas medievales y solapando un tramo de la avenida Capitán Ontañón a la vez que se eliminaba todo el sector sudeste del parque María Cristina.
La avenida Capitán Ontañón es una de las vías más antiguas de Algeciras, pues partía como camino hacia Gibraltar en la Edad Media desde las murallas y quizás ya existiera en época romana. A su lado oeste se encuentra el parque de María Cristina y en su lado de levante se encontraban el cuartel de Infantería y el fuerte de Santiago, donde se instaló el cuartel de Artillería, ya desaparecidos. Esta avenida era llamada el camino al cementerio, y se estrecha a partir de las calles Fernando IV y Fray Tomás del Valle donde deja de ser una avenida de pequeña anchura para convertirse en una simple calle.
La avenida Virgen del Carmen surgió a mediados de los años cincuenta como paseo marítimo y bordeaba todo el barranco, en parte del cual se mantenían aún lienzos de las antiguas murallas medievales. Nacía en la antigua Marina y llegaba hasta la calle Fray Tomás del Valle. Primitivamente consistía en una vía de doble sentido cuya acera bordeaba el litoral. En la primera mitad de los años setenta el puerto decide ganar terreno a costa de enterrar el mar, desde la entrada al puerto, actual avenida de la Marina, hasta la calle Fuerte de Santiago, hoy día prolongación de la avenida de Blas Infante. Deja de ser paseo marítimo hasta esta calle y su anchura se duplica, de tal manera que lo que antes fue acera se convirtió en una mediana que separa dos vías de doble sentido. En los años ochenta se completa el relleno de todo el litoral hasta la desaparecida playa de los Ladrillos, creándose el llamado llano amarillo. La avenida Virgen del Carmen se prolongó duplicando su anchura hasta su intersección con la actual rotonda del Milenio, para lo cual a la barriada de la Reconquista se le eliminaron gran parte de sus zonas ajardinadas.
Como no se prolongó la avenida de las Fuerzas Armadas, en su lugar se trazó una vía algo sinuosa y de mediana anchura, que parte de la plaza de la Constitución y finaliza en la avenida Virgen del Carmen; en un segundo tramo se continúa hasta la calle Nazaret, llamándose de forma absurda e incongruente 'prolongación de la avenida Virgen del Carmen'. En la barriada de la Bajadilla se encuentra la avenida de la Cañada. Esta vía, arteria principal de la barriada, surge en el lugar de una antigua cañada real. Discurre entre la calle Sindicalista Luis Cobos, donde se estrecha bastante, y la plazuela de España. Cuando se demolió la barriada del Hotel Garrido, se perdió la oportunidad de haberla prolongado hasta la avenida Ramón Puyol, pero se trazó la calle Séneca.
En la barriada de San José Artesano se halla la avenida de España, que al principio solo atravesaba la barriada y que luego se continuó, formando una cerrada curva, hasta la rotonda de la mal llamada Prolongación de la avenida de la Virgen del Carmen. Se pudo haber prolongado hasta la rotonda del Milenio, pero como siempre la pésima planificación urbanística de Algeciras aflora en todo momento y circunstancia. Esta avenida de considerable anchura a su paso por la barriada antes citada se interrumpe de forma brusca en la calle Mónaco, sin que por ahora haya intención de continuarla a través del extenso descampado hasta la calle Ramón de Algeciras, lo que permitiría conectar las barriadas de San José Artesano y de El Rinconcillo. Es una avenida que va de ningún sitio a ninguna parte. Perpendiculares a esta hay que indicar las de Bruselas y de Italia, que desembocan en la autovía a la barriada de El Rinconcillo. Otra avenida destacable de esta barriada es la de Venecia, que termina, trazando una cerrada curva, en la citada prolongación de la avda. Virgen del Carmen.
Una de las últimas avenidas en trazarse es la de la Virgen de la Palma, que une la antigua carreta a Málaga con la zona de centro comercial Puerta de Europa, salvando por unos puentes la autovía que queda a inferior nivel. Se prolonga hacia el oeste, pero se mantiene cortada al final cuando bordea la barriada de San Bernabé. Por el subsuelo de esta zona discurre el túnel por el que fluyen las aguas del cauce del río de la Miel, desviado desde Pajarete, y que desemboca en la antigua playa de los Ladrillos.
En la barriada de San García se construyó la avenida 28 de febrero, que parte de la avenida Carlos Cano y se interrumpía en un descampado. Varios años más tarde se continuó hasta el cruce con la barriada de Pastores, ya de menor anchura, a la que se la llamó avenida de Paco Esteban. Como nota anecdótica, las viviendas de esta avenida carecen de puertas que se abran a ella. La avenida Carlos Cano tuvo su origen en la estrecha carretera a Getares. Parte de la rotonda del antiguo varadero y llega hasta el cruce con la calle Dorada, luego vuelve a ser la estrecha carretera primitiva.
La avenida Agua Marina surgió al cubrirse el cauce del río de la Miel, pues discurre sobre este. Nace en la confluencia de la calle Pablo Díaz y la glorieta de Agustín Bálsamo, una de las zonas más degradadas de nuestra ciudad, y se interrumpe decenas de metros antes de llegar a la calle Félix Rodríguez de la Fuente, volviendo a ser una estrecha carretera, sin prolongarla hasta la Cañada de los Tomates. Desde esta avenida se pueden ver los restos del acueducto del siglo XVIII que, cruzando el río de la Miel, traía agua a la ciudad. Ya solo quedan en pie unos seis o siete arcos de esta gran obra de ingeniería hidráulica. En la década de los cincuenta se desplomaron las arcadas de la margen derecha del río y en 1987, un fuerte temporal de poniente hizo desplomarse dos de sus arcos de la margen izquierda.
Al crecer la ciudad hacia el oeste se creó la barriada de San Bernabé, donde cabe señalar las avenidas de Europa, de sinuoso e irregular trazado; la de América, que en forma curva recorre la barriada por el lado de poniente, y la de Oceanía, límite de esta barriada por este lado. Entre esta barriada y la de la Granja discurre una larga calle, que propiamente no es una avenida, aunque figure como 'avenida Vistamar'. Recorriendo la barriada de El Rinconcillo de este a oeste nos encontramos con la avenida de la Diputación, que se estrecha enormemente en su cruce con el camino del Embarcadero, donde se convierten una pequeña calle.
En la barriada de El Saladillo, al unirse en paralelo la calle Luis de Góngora y la carretera a Cádiz, en el tramo entre las calles García Lorca y Guadix, se ha formado una avenida de considerable anchura. Habría sido una magnífica entrada a Algeciras por el lado sur si se hubiera continuado esta avenida hasta el puente del Matadero. Pero esta idea es una total utopía.
Para finalizar me referiré a dos proyectos de urbanismo que han quedado en un cajón durmiendo el sueño eterno. Uno consistía en construir un gran bulevar en el Secano, eliminando el tramo entre la calle María Auxiliadora y la urbanización Villa Palma, que presenta un aspecto miserable y tercermundista, vergüenza para la ciudad. El otro, mucho más ambicioso, trataba de trazar una gran avenida como acceso central al puerto desde la zona de Pajarete. Se combinaría con una estación intermodal y daría cohesión a las dos partes en que se escinde nuestra ciudad en la antigua vega del río de la Miel y que presenta una imagen deplorable, totalmente degradada y tercermundista, que la denigra totalmente. Otro proyecto utópico que nunca se verá hecho realidad.
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