El olvidado proyecto de 80 millones de euros para el Llano Amarillo de Algeciras

La Diputación de Cádiz puso sobre la mesa en 2007 la construcción de un gran museo de las migraciones, plasmado por Mansilla + Tuñón Arquitectos

El museo de las migraciones diseñado para el Llano Amarillo de Algeciras.

24 de julio 2024 - 20:35

En 2007, mucho antes de que el Llano Amarillo comenzase su tranformación de la mano del futuro proyecto del Lago Marítimo y los edificios de la UCA (ya construido) y la APBA proyectados, la Diputación de Cádiz puso sobre la mesa la construcción en este espacio de un gran museo sobre las migraciones, cuyo coste de construcción se hubiera elevado a 80 millones de euros.

El impulsor de la idea fue Hermenegildo González, que fue concejal del Partido Andalucista (PA) en Algeciras y su última etapa en política la desempeñó como diputado provincial y vicepresidente del Instituto de Empleo y Desarrollo Tecnológico de la Diputación de Cádiz. El PA era entonces socio del PSOE en el Gobierno de la Diputación.

La Diputación anunció una inversión de 900.000 euros para la realización del proyecto y el plan de viabilidad. El estudio Mansilla + Tuñón Arquitectos ganó el primer premio en el concurso convocado para su diseño.

Recreación del museo de las migraciones en el Llano Amarillo.

El proyecto se situaba en el Llano Amarillo, en la zona en la que ya está construido el edificio SEA-UCA, aunque ocupando prácticamente toda la franja junto al mar. Tendría varias partes, entre salas con información sobre migraciones de aves, cetáceos y humanos. Entre las infraestructuras destacarían tres acuarios, dos cafeterías, un teatro y una sala para realizar encuentros en consonancia con la temática del museo. Constaría de 14.950 metros cuadrados. Los ingresos estimados estarían rondando los 2,5 millones de euros anuales. El coste mínimo de las entradas sería de entre 1,5 y 5 euros. Asimismo, daría trabajo a unas 20 personas.

En la planta baja, la plataforma de tierra penetra en el edificio y éste, a su vez, se abre al mar. La plataforma contiene los usos de aparcamiento en superficie, Parque de las Culturas, Jardín de Agua, atraque para actividades vinculadas a la bahía y la plaza de acceso al museo o Plaza de las Culturas. A la cota de la Plaza de las Culturas —orientada al sur para protegerse del fuerte viento de levante— se llega al teatro, a las aulas y talleres, al restaurante-mirador y al acuario gracias a un acceso directo.

En planta primera se encuentra el vestíbulo principal de entrada, que sirve de conexión con todas y cada una de las partes del edificio: exposiciones temporales, Instituto de las Migraciones, exposiciones permanentes, planetario, miradores-restaurantes, acuario y administración. En la planta segunda comienzan las terrazas, que se extienden por la planta tercera hasta llegar a los miradores de la cuarta planta, donde también se había previsto un restaurante con vistas panorámicas. Es aquí donde la trama regular de hexágonos se desmaterializa, donde el proyecto se pliega y se abre buscando la relación con el exterior a través de los miradores.

Exteriormente, el edificio se envuelve en una piel de chapa de aluminio acabado con pintura del mismo color, mientras que en el interior, la malla de hexágonos permite organizar la estructura de manera ordenada, empleando vigas del mismo tamaño (15 metros) sobre las que se apoyan viguetas prefabricadas de hormigón blanco. Los muros interiores y el suelo son también de hormigón. Además de la racionalidad del sistema constructivo, el museo busca provocar el menor impacto ambiental. Así, los huecos se han diseñado para recibir la mayor cantidad posible de radiación solar en invierno, impidiendo el exceso de soleamiento durante el verano. Igualmente, se ha previsto el empleo de energías renovables, como la geotérmica y la caldera de biomasa, y de sistemas pasivos de acondicionamiento térmico, como el enfriamiento por evaporación o el aprovechamiento de la inercia térmica. 

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