Origen e historia de los espacios urbanos de Algeciras: la Huerta del Ancla (I)

OBSERVATORIO DE LA TROCHA - NUESTRO URBANISMO HISTÓRICO

La actividad humana que la ciudad ha tenido a lo largo de los siglos se ha reflejado en un crecimiento desordenado, traducido en la formación de un caótico conjunto de núcleos mal conectados entre sí y muy diferentes morfológicamente

Posicionamiento actual de la Huerta del Ancla.
Situación actual de la Huerta del Ancla.
Cronista oficial de Algeciras, presidente de la Asociación La Trocha y de la Sección 2ª del Instituto de Estudios Campogibraltareños

04 de abril 2025 - 04:00

Algeciras/Debido a la importancia geopolítica de Algeciras, su historia urbana es apasionante y siempre proporciona aspectos sorprendentes, pues la ciudad sufrió una historia a veces turbulenta, con altibajos poblacionales, periodos de ruina y refundaciones. Incluso tuvo lugar una destrucción casi total durante más de tres siglos, seguida de una reconstrucción prácticamente espontánea en la primera mitad del siglo XVIII. También hubo una sensible pérdida de población alrededor de 1870 y tras una lenta recuperación, entre 1940 y 1950, en solo diez años, la población se duplicó y desde entonces ha sido imparable el avance, convirtiéndose en uno de los núcleos poblacionales más importantes de Andalucía.

Toda esa actividad humana se ha reflejado en un crecimiento desordenado, traducido en la formación de un caótico conjunto de núcleos mal conectados entre sí y muy diferentes morfológicamente. Paralelamente a un urbanismo sujeto a reglas, han coexistido durante algunos periodos ciertos sistemas en cuanto a construcción de estructuras e implantación urbana completamente autogestionados.

Tras la desaparición del Varadero, se edificó el cuartel de transeúntes en la zona arbolada de la derecha.
Tras la desaparición del Varadero, se edificó el cuartel de transeúntes en la zona arbolada de la derecha.

El análisis de los espacios históricos en que se puede dividir el desarrollo urbano de Algeciras ha de tener en cuenta la división e individualización sectorial de los mismos, que expondremos adecuadamente en otro momento y que en líneas generales se basa en la topografía primigenia del terreno. Ésta ofreció desde tiempos muy antiguos indudables ventajas para el asentamiento, pues en primer lugar, había un río, el de La Miel, continuado en un corto estuario con una abrigada ensenada en su desembocadura situada en la actual llanura entre la Villa Vieja y la zona de las famosas cuestas de Algeciras, que antiguamente era una zona pantanosa al estilo de la desembocadura del Palmones, pero con islas y un fondeadero bastante protegido.

Aquel estuario está hoy completamente colmatado y forma una planicie aluvial en la orilla izquierda del antiguo río, conocida oficialmente como Barrio de la Caridad, pero que engloba sectores que tuvieron una marcada personalidad, como La Marina, la Plaza Baja, la zona del Gobierno Militar, la Huerta del Ángel, Los Callejones, la Alameda Vieja, el antiguo hospital de la Santa Caridad y su zona de influencia, con las calles Panadería, Huertas y por supuesto la calle Tarifa, la más antigua de Algeciras después de la calle Convento.

Ese citado entrante de la bahía estaba entre dos mesetas al borde del mar con excelentes posibilidades de urbanización y defensa, la de la Villa Vieja y la de la Plaza Alta, esta última protegida por una colina, San Isidro, que dominaba las vegas del río de la Miel, protegidas del viento de levante por las citadas elevaciones. Estos espacios agrícolas de regadío estuvieron en uso hasta bien avanzado el siglo XX y fueron un aliciente para los pobladores de todas las épocas, e incluso estuvieron muy activos durante los tres siglos en los cuales Algeciras estuvo casi desierta y abandonada tras ser destruida por el sultán de Granada en 1375.

En esta y otras entregas, nos proponemos analizar los principales espacios urbanos de Algeciras que por su historia y morfología se diferencian perfectamente de los demás y han adquirido una personalidad indiscutible.

Vemos la Huerta del Ancla como llanura entre el río, las murallas y las huertas de la Vega.
Vemos la Huerta del Ancla como llanura entre el río, las murallas y las huertas de la Vega.

Para nuestra aproximación a un tema tan complejo como apasionante, tendremos en cuenta el carácter polinuclear de Algeciras, ya que desde la antigüedad, han existido dos núcleos atractivos para el poblamiento, las dos elevaciones situadas al norte y al sur de la paleoensenada, luego río, estuvieron alternando en su influencia durante siglos. De esa forma, según datos arqueológicos, en la antigüedad fue más antiguo el poblamiento al norte del río, pero la importancia poblacional se traspasa al núcleo sur tras la fundación de Julia Traducta, en el Siglo I a. C. y en la actual Villa Vieja. En los primeros siglos de la España Musulmana, el núcleo sur queda abandonado, pero en el siglo XIII se funda allí una gran alcazaba, una ciudad palatina, donde radicaba el poder político y militar de la ciudad. Tras los siglos de la Algeciras destruida, en el XVIII la ciudad resurge con toda fuerza al norte del río y después el crecimiento ha sido tal, que ya desde principios del siglo XX otros factores entran en juego en cuanto a la génesis y la morfogénesis de la extensa ciudad actual.

Aceptado el carácter polinuclear de Algeciras y esa oscilación de la importancia entre norte y sur de ese eje que fue el río, tendremos en cuenta: a) Casco histórico, intramuros de las casi desaparecidas murallas medievales, dividido como hemos dicho en dos núcleos, el norte o Villa Vieja en al Edad Media, pero denominada Villa Nueva durante el resurgimiento del siglo XVIII y el núcleo sur o villa Nueva Medieval, la Villa Vieja en la Algeciras resurgida. Por su importancia histórico-urbanística se dividirán en sectores intramuros, que serán tratados en su momento. b) Inmediata periferia extramuros, que se dividirá en siete sectores, o sea, en el sentido horario y empezando por la esquina SO del casi desaparecido recinto de murallas, se trataría de: Huerta del Ancla, Plaza de Joaquín Ibáñez, Secano, Antiguo Calvario, Banda Costera, La Marina y la Banda del Río.

Esto sería continuado por c) Cinturón de espacios intermedios, como la vega y las instalaciones ferroviarias, la avenida de Agustín Bálsamo, laderas al oeste del Secano, Fuente Nueva, Cerro de Las Monjas, Alameda Nueva, Cerro del Mercado, etc. d) Cinturón periférico, con los ejes tentaculares del crecimiento incontrolado, durante la referida duplicación de la población en la década 1940-1950, además de los barrios de viviendas protegidas, que “rellenaron” los huecos entre tentáculos, seguidos a continuación por las barriadas de chalets.

Este plano algo inexacto, nos muestra ya las murallas desaparecidas, La Alameda Vieja y al Oeste de ésta, la Huerta del Ancla.
Este plano algo inexacto, nos muestra ya las murallas desaparecidas, La Alameda Vieja y al Oeste de ésta, la Huerta del Ancla.

Iniciamos nuestro recorrido por la Huerta del Ancla, que ocupaba el polígono limitado al norte por el antiguo camino de Tarifa (Avenida Gesto por la Paz), que partía de las ruinas de la Puerta de Tarifa, situada en parte bajo el Hospital de la Caridad, para rebasar el puente del Matadero en busca de las alturas de la Villa Vieja y la Piñera. El límite al este era el tramo de muralla entre la citada puerta y la importante Torre de la Atalaya, sobre la cual se edificó la Capilla del Cristo de la Alameda. Ese tramo de murallas derrumbadas discurría paralelo a la Alameda Vieja y mucho más tarde fue la cimentación para las casas de la acera oeste en la posterior calle de la Alameda o Cayetano del Toro. Y el polígono se cerraba por la curva del río comprendida entre la citada capilla y el puente del Matadero.

Cuando el primitivo estuario se fue colmatando, la llanura aluvial lo sustituyó y al cerrarse con murallas la Algeciras medieval, en su parte baja la primitiva puerta de Tarifa estaba cercana a la intersección entre la calle Emilio Santacana y la actual calle Tarifa, partiendo de allí el primer tramo del camino a esa ciudad. Al ampliarse el recinto de la ciudad y avanzar las murallas hacia el oeste en los siglos XIII y XIV, ese tramo de camino se transformó en calle y el recinto ampliado, con la nueva puerta de Tarifa, pasó a definir uno de los límites de nuestra “Huerta del Ancla”. Éste era en origen el preceptivo espacio libre de edificaciones que necesitan todas las fortificaciones ante sí a fin de que el enemigo no tenga protección ante las murallas de la plaza.

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