Paco de Lucía se hace presente en manos jóvenes en su tierra, Algeciras

X Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía

Noche inolvidable en la que Antonio Sánchez recuerda a su familia

Farru traslada con su baile energía, amor por el genial guitarrista, hasta la emoción

David de Jacoba, José El Tomate, Julián Heredia y Poti Trujillo ponen alma

Los integrantes del sexteto, tras la actuación en el parque María Cristina.
Los integrantes del sexteto, tras la actuación en el parque María Cristina. / Erasmo Fenoy

Algeciras/Si alguna vez alguien está a punto de olvidar quién fue Paco de Lucía le queda un último recurso, escuchar en directo a los músicos que lo acompañaron. Ocurrió este jueves por la noche en la cuarta sesión del X Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía. Toque y baile hasta la emoción, con múltiples guiños a la música del guitarrista universal.

Nunca debe olvidarse que lo que provoca y reúne a músicos y público cada año en Algeciras, organizado por el Ayuntamiento desde hace diez ediciones durante una semana del mes de julio, es el recuerdo imborrable de un gran algecireño y mejor músico, guitarrista flamenco por más señas, Paco de nombre, Sánchez Gómez de apellidos naturales, De Lucía, apellido artístico. Hubo un principio a guitarra y cante, de Paco y Pepe, y de guitarras, de Paco y Ramón, y luego llegó otra pareja, que era Paco y José Monje Camarón, y hasta tríos con Di Meola y McLaughlin, y otras compañías musicales.

Hubo apariciones individuales, en bandas sonoras de películas, en melodías de guitarristas y cantantes, y en fragmentos de películas en las que se reivindicaba el flamenco como en pocas ocasiones, que eran aquellos largometrajes para la historia firmados por Carlos Saura. Hubo también una nueva ruptura para crecer y abrir nuevos horizontes, marcada por la suma de sonidos a la guitarra flamenca del algecireño de La Bajadilla, sonidos inesperados para los flamencos, nuevos para todos, que procedían de un bajo eléctrico, una flauta, un saxo o de un cajón peruano.

Abriendo concierto, Antonio Sánchez y Tomate, con la composición paquera titulada Convite con el bajo del granadino Julián Heredia y la percusión de Poti Trujillo, sustituto de Piraña, el único de los anunciados ausente en la cita. Fue una excelente forma de empezar la noche que fue creciendo como quien va caminando y descubriendo cuánta música dejó Paco, el de la portuguesa.

El primer sexteto de Paco de Lucía marcó una época. Apareció en Solo quiero caminar (1981), y lo integraban Jorge Pardo (saxo y flauta), Rubem Dantas (percusión), Carles Benavent (bajo), Ramón de Algeciras (guitarra) y Pepe de Lucía (cante, guitarra y palmas). Tuvo larga vida y dio muchas satisfacciones, con bailaores, segundos guitarristas y otros artistas que fueron entrando y otros saliendo. Nada es para siempre.

La formación cambió en los últimos años de la vida de Paco de Lucía, en un relevo generacional protagonizado por cuatro de los músicos, junto a otros ausentes, de los seis que comparecieron la noche del jueves en el parque María Cristina de Algeciras. Faltarían Alain Pérez (bajo) o Antonio Serrano (armónica), por señalar dos que han pasado por el encuentro algecireño en alguna de sus ediciones.

A continuación, solo los dos guitarras sobre el escenario, Antonio y José, por Oblivion, con el ingrediente de Entre dos aguas. Qué pirueta musical más bella. Y luego bulerías A mi Paco, del disco Kavara, de Antonio Sánchez, metiendo cosas de su tío continuamente. Antonio sigue tocando pa rabiar, en ese momento por bulerías. Luego tocando, los guitarristas, y cantando David de Jacoba por tangos una falseta preciosa de La Cañada, del disco Siroco de Paco de Lucía, desprendiendo un desgarro acamaronao.

Llegó Farru para ponerle a la noche el silencio contemplativo del público, atento a lo que sucedía en el escenario, y la miel que le faltaba al plato. Bailó como siempre, muy bien, entre otros por alegrías, hasta la emoción más auténtica, arrancando las palmas sordas de más de uno, lejos del grupo, y de los propios compañeros de viaje.

La noche creciente, disfrutona, no parecía tener fin. Zyriab, y por medio Jacoba cantando por seguiriyas. Canción de Amor, con la que Paco en vivo introducía el tema Moraíto Siempre, que está basado a su vez en Volar, bulería por soleá del disco Cositas Buenas, con una más del último disco de Camarón, Yo vendo pescaíto. David de Jacoba, inmenso y con un rajo flamenco gitano de los que arañan las entrañas. Y así, en una sucesión de momentos inolvidables discurrió un concierto que elevó la temperatura del encuentro algecireño. Llegó lo mejor. La esencia la puso el maestro, se regó y sigue creciendo. Que no pare.

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