El paseo de la tarde en Algeciras: una feria junto al mar
Coronavirus
Miles de personas se apelotonan de 20:00 a 21:00 en el trayecto entre el paseo marítimo, la Cornisa y la playa de El Rinconcillo
Incumplimiento de las normas por los paseos en grupo y la formación de corrillos
El turno de tarde para pasear y hacer deporte se ha convertido en una auténtica feria junto al mar. Ocurre en Algeciras y seguramente en todas las ciudades de cierta dimensión que tienen un trocito de tierra con salida al agua. La gente, con esa ansia acumulada tras casi dos meses de confinamiento por el coronavirus, ha encontrado una válvula de escape que tiene su hora punta entre las 20:00 y las 21:00.
Es imposible no cruzarse con una marabunta de personas en el trayecto que une la playa de El Rinconcillo, el paseo de la Cornisa y el muelle de Ribera junto al Llano Amarillo. Es la zona caliente de Algeciras donde miles de vecinos están saliendo a caminar, correr y patinar desde que el Gobierno inició esta nueva fase de desconfinamiento progresivo. El problema no es solo el volumen de personas que coinciden en esa primera hora del turno de tarde. La realidad es que son muchos los que salen acompañados en grupo -de tres, cuatro y cinco- y otros tantos los que se saltan la norma de no salir con niños menores de 14 años o personas ancianas. Es una feria en la que muchos se exponen y exponen a los demás innecesariamente.
El primer día de running confinado comienza junto a la playa. Vivir junto al mar se ha revalorizado en tiempos de coronavirus. Son casi las 20:30 y la orilla de El Rinconcillo parece una interminable hilera de hormigas obreras. Casi todo el mundo quiere oler la sal del mar. La marea baja permite un ancho de banda grande que alivia algo la sensación de aglomeración.
Todo se estrecha y se empina al pasar por el puente de acceso norte al Puerto. El paseo de la Cornisa está a reventar y comienzan a verse los primeros grupos de personas ociosas, sentadas y charlando en un banco, como si se tratase de un día normal de primeros de mayo. Un grupo de adolescentes hace corrillo con sus bebidas energéticas. Nada cambia. La bajada junto a El Corte Inglés, con ese tufo que todavía emana de las fecales acumuladas, da paso a la amplitud del paseo de Ribera, donde bicis y patines completan la fotografía del ferial. Hay gente por todos lados, con y sin mascarilla, pero la mayoría en compañía de otra persona. Así, hasta el acceso portuario donde aguarda imperturbable y majestuoso Paco de Lucía con su guitarra. ¿Qué pensará el genio de sus paisanos?
Toca el camino de vuelta porque las piernas comienzan a dar un aviso. "Te estás pasando", vienen a decir los gemelos. Y sigue la romería humana. Se ve que hay sacrificados runners de nuevo cuño, pero casi todos los que han salido esta tarde lo hacen para pasear, aunque sea apelotonados.
Al pasar la Torre Almirante y enfilar la playa, ya empieza a caer la noche. Pasadas las 21:30 la playa ya está transitable. Ya solo van quedando los que viven más cerca de la barriada. Uno por fin siente que puede respirar con más libertad. Casualidad o no, el regreso a la puerta de casa se ha completado sin haber vislumbrado a un solo policía, ni una sola patrulla en el lugar donde más gente se ha congregado en Algeciras durante al menos una hora. Y así va a ser difícil disuadir a los irresponsables que eso de salir a pasear en grupos todavía tiene que esperar.
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