El pendón municipal: símbolo de Algeciras

Su importancia se debe a ser símbolo de la “homologación” como ciudad de la máxima categoría, en base a su antigua grandeza

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Pendón de Algeciras
Pendón de Algeciras / E. S.
Carlos Gómez de Avellaneda Sabio - Cronista oficial de la ciudad de Algeciras

01 de septiembre 2024 - 04:01

Algeciras/Se trata de un importantísimo símbolo de Algeciras, el pendón de la ciudad, que con el nº 3.964 en la Colección del Museo Municipal, se expone permanentemente en el salón de plenos de la Casa Consistorial, presidiendo los más importantes actos celebrados en el histórico edificio. Su importancia se debe a ser símbolo de la “homologación” de Algeciras como ciudad de la máxima categoría, en base a su antigua grandeza, como gran ciudad llave de dos mares y dos continentes, carrera truncada al ser Algeciras destruida en 1375 permaneciendo como un campo de ruinas durante más de tres siglos hasta partir de cero al resurgir en el siglo XVIII. La recuperación de uno de sus antiguos privilegios, el de alzar pendones, se debió a su fidelidad patriótica que supuso recurrentes servicios prestados a la nación en difíciles circunstancias.

La proclamación era un acto de vital importancia, pues recordemos, que, a diferencia de Inglaterra o Francia, en Castilla no se creaba a un nuevo rey mediante el acto concreto de la coronación, sino mediante el alzamiento de la insignia o pendón real, en la ceremonia llamada “proclamación”, durante la cual no solo se tremolaba el pendón sino que el nuevo rey era aclamado en los puntos más importantes del callejero urbano. Esto era una reliquia de cuando Castilla había tenido el primer “parlamento” democrático de Europa, por lo tanto, todavía en el siglo XIX en teoría, se daba la opción al ciudadano de aceptar o no al nuevo monarca. Ese ritual aplicado en Algeciras suponía un gran honor, pues, también solo en teoría, sus habitantes participaban con su aclamación o no, en el nombramiento de un nuevo rey, poniéndose a la altura de las principales ciudades de la nación. Por lo tanto, se encargó a Sevilla, el pendón aquí comentado, organizándose una fastuosa celebración durante los días 10, 11 y 12 de octubre de 1834, durante la cual se realizó la ceremonia de la proclamación, con una procesión en la cual la nueva reina fue aclamada (aceptada) en los puntos concurridos de la ciudad.

En la descripción, prescindimos de la terminología heráldica: es de forma cuadrada, ornamentado con palmetas en borde y en las esquinas, medallones con escudos que repiten el de la ciudad y una moneda de Iulia Traducta, la Algeciras romana. El centro lo ocupa el escudo de la casa de Borbón, cuya corona tiene círculo de oro con rubíes y esmeraldas alternados en la base, partiendo de ella, florones y perlas. De esa base parten diademas o puentes, con perlas, unidos arriba a una esfera azul rematada en cruz. Es la “cruz y orbe”, representando el carácter católico o universal de la monarquía española. El escudo posee el Toisón de oro, la más prestigiosa condecoración del mundo. Figuran las armas de los distintos territorios que poseía o había poseído la monarquía.

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