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Un perro antidroga inspecciona a los visitantes de Botafuegos

Es una medida incluida en un plan nacional puesto en marcha por Instituciones Penitenciarias · El objetivo es anular una de las principales vías de entrada de sustancias estupefacientes a la cárcel

Imagen del filtro que se establece entre los allegados antes de acceder a la zona de las visitas.
David Lendínez / Algeciras

07 de julio 2010 - 01:00

Familiares y amigos de presos de Botafuegos esperan en una sala antes de acceder al interior de la cárcel para visitar a sus allegados. Se les ve relajados y con ganas de encontrarse con su pareja, su hijo, su primo... De repente aparece un agente de la guardia civil con Apollo a su lado. Apollo es un pastor alemán curtido en bastantes batallas de detección de sustancias estupefacientes en la comarca. Dicen que su olfato es infalible. Algunos de los rostros de los visitantes han cambiado de gesto. El perro está varios minutos en la puerta por la que todos tendrán que pasar. Durante este tiempo se sucede alguna que otra incursión al cuarto de baño. No es una descomposición de estómago de última hora, es para dejar la droga que llevaban al interior.

Es una de las actuaciones puestas en marcha por Instituciones Penitenciarias para luchar contra el narcotráfico en las cárceles y que en la prisión de Botafuegos de Algeciras está dando muy buenos resultados. El plan nacional de intervención de drogas en los establecimientos penitenciarios fue aprobado el 20 de septiembre de 2009.

Un funcionario se coloca unos guantes para posibles cacheos. Los visitantes superan el filtro del agente antes de adentrarse en la prisión y el animal está como a su aire. No da la alarma. Cuando la sala se vacía, el perro campa a sus anchas y acompañado de funcionarios de prisiones olisquea cada esquina, especialmente los cuartos de baño. Luz verde. Detrás del secador automático de manos aparece encajada una bolsita marrón. Es hachís. También se localiza un papelito blanco que debió contener también droga. Los allegados tratan de deshacerse de las sustancias estupefacientes tirándolas por el inodoro o por el lavabo. Todo se inspecciona minuciosamente en cada turno. Encima del termo de un cuarto de baño hay algo que también parece sospechoso. Está envuelto en un plástico y parece carne. Es abierto para comprobar si se oculta algo más. Son simplemente varias lonchas de jamón serrano para un menú fuera de la carta. También se requisa porque no se puede pasar de esta manera.

Es la tercera inspección que se lleva a cabo y la de ayer fue en la que se incautó menos. En las anteriores se intervinieron hachís, cocaína y heroína.

El director de Botafuegos, Francisco Márquez, se propuso desde que llegó a Algeciras, en diciembre de 2006, luchar contra esta lacra. Sostiene que hay dos vías principales de entrada: las comunicaciones íntimas y cuando los internos vuelven de permiso. El pasado martes por ejemplo un preso regresaba con 20 bellotas de hachís tragadas. Las expulsó en una de las dos celdas de ingreso, donde se retiene la droga cuando es echada. "No es para propio consumo, sino que es para trapichear. Eso es lo que se intenta desmontar".

Sospecha que el interior de la cárcel es un buen mercado. "Estamos convencidos de que alrededor de los centros penitenciarios existe alguna delincuencia organizada que comercia con la droga". Este plan nacional incluye la especialización de los funcionarios. En Botafuegos hay dos que se están formando ya.

Márquez incide en los perjuicios de la droga y no sólo por sus nocivas consecuencias. "En los incidentes más graves que se producen en los centros suele aparecer la droga. Supone el riesgo de la muerte, presión, chantaje, extorsión... Es una falacia que a nosotros nos viene bien que la gente consuma. Eso es mentira".

Botafuegos quiere entrevistarse con el fiscal antidroga en el Campo de Gibraltar (Emilio Miró) para seguir puliendo el sistema. "Queremos establecer unas pautas para determinar cuándo es delito y cuándo no. Normalmente esa droga no se paga dentro, sino fuera". Las tres pruebas practicadas se han saldado sin detenciones. Por ahora se conforma con que no entre y con intimidar, pero el siguiente paso es la identificación. Los internos lo pagan con permisos y con traslados a otros centros penitenciarios.

La idea es que el perro también vaya por las celdas, por los almacenes y por las zonas de proveedores. Márquez cree que a la larga se necesitará un can adscrito de manera permanente para hacer batidas diarias. "Es un arma muy eficaz". Agradece la colaboración prestada por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Hasta el momento las inspecciones no están preestablecidas para buscar el factor sorpresa.

La droga se combate en este centro desde diferentes frentes: el del régimen, el sanitario o con programas específicos. Está dando resultados. La estadística lo respalda. En 2007 se produjeron 6 muertes por sobredosis, en 2008 hubo una y el año pasado, ninguna. En lo que va de 2010 hay registrado un fallecimiento, pero se está a la espera de los resultados de la autopsia para confirmar que fue por sustancias estupefacientes. "Lo que queremos es concienciar a los familiares y a las personas que vienen de que no traigan droga, porque lo que traen a sus familiares es muerte".

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