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Medalla de la proclamación de Isabel II

LA PIEZA DEL MES DEL MUSEO DE ALGECIRAS | Enero

La pieza data de 1834 y en su anverso recoge las armas de la ciudad

Estela funeraria andalusí: un icono algecireño

Medalla de la proclamación de Isabel II.
Medalla de la proclamación de Isabel II.
Antonio Haro Camacho - Asociacion AEPA

01 de febrero 2024 - 23:06

El museo municipal de Algeciras cuenta entre sus fondos con una medalla de la proclamación de la reina Isabel II con el número de inventario 2.620 y perteneciente a la Colección Moderna y Contemporánea. Esta pieza se expone en la Sala Nueva Ciudad de la primera planta y data de 1834. Su diámetro es de 2,5 centímetros. En el anverso recoge las armas de la ciudad y en el reverso una aurora naciente en alegoría a los años de la reina con la inscripción “Algeciras a Isabel II – 1834”.

La costumbre de fundir o acuñar medallas de los reyes de España se inició en el reinado de Carlos I, en el año 1530.

Isabel II fue jurada princesa de Asturias en las Cortes en 1833 y ascendió al trono de España tras la muerte de su padre, el rey Fernando VII, sin haber cumplido los tres años de edad, motivo por el que su madre fue nombrada regente del reino.

Algeciras celebró la proclamación de la Niña Reina con varios festejos en su honor. Por Real Cédula de 24 de abril de 1834, el Cabildo obtuvo permiso para alzar pendones y proclamar a su nueva reina por mediación del general Castaños, en ese momento miembro del Consejo Real.

Se hicieron cuatrocientas medallas en plata y seis en oro que fueron arrojadas entre el público asistente a los festejos, entre los que no faltaron fuegos artificiales y corridas de novillos, encendiéndose de manera especial el alumbrado, además de música y bailes.

El reverso de la medalla.
El reverso de la medalla.

Los actos protocolarios consistieron en una procesión laica con el retrato de la reina, un Te Deum en Santa María de la Palma, la colocación de una placa con letras de oro con la que se daba el nombre a la Plaza Alta que entonces era nombrada como Plaza del Rey y sobre todas ellas el alzamiento del pendón, bordado por artesanos sevillanos, que fue tremolado por José Canterac, en aquel momento general del campo. Saludaron con salvas los fuertes de Santiago e Isla Verde.

Para cerrar todos los actos se celebró un banquete en los salones “La Paz”, local de alterne de la época.

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