Prim muere, Amadeo reina y el Ayuntamiento paga sus nóminas

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO EN ALGECIRAS (1868-1874)

Pocas localidades se encontraban en las condiciones económicas de Algeciras, con todos sus empleados al día, incluso los maestros de escuelas públicas

El sorteo de aquella triste Navidad de 1870 agració con 30.000 escudos a la ciudad en el número 14.267

Atentado a Prim y muerte de un soldado algecireño

El viejo puente de cantería sobre el río de la Miel, en una imagen de finales del siglo XIX.
El viejo puente de cantería sobre el río de la Miel, en una imagen de finales del siglo XIX.

Algeciras/De regreso a la grave actualidad nacional que protagoniza el magnicidio cometido contra el general Prim, comentar que mientras las autoridades buscan culpables por la superficie, el pueblo lo tiene muy claro y cree que se debe buscar en las oscuras profundidades del poder. La llamada “razón de Estado” no era una novedad; quizá, Felípe el Hermoso (1506) fuera víctima de ella, como en un corto futuro y tras la muerte de Prim tal vez lo sería Cánovas del Castillo (1897); o, más alejados en el tiempo José Canalejas (1912) y Eduardo Dato (1921); ó tal vez, el almirante Luís Carrero Blanco (1973). La tierra todo lo tapa.

Y así, entre oscuridades, la doméstica política tenía que buscar la claridad para proseguir administrando la tan dolida nación. Y en ese ejercicio doméstico de dolor se encontraban los progresistas representantes públicos gaditanos cuando en 31 de diciembre de aquel 1870, expresaron: "Con motivo del horroroso crimen cometido en la persona del Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros la noche del 27 de este mes [...] á propuesta del Sor. Vicepresidente acordó por unanimidad que se dirija al Excmo. Sor Ministro de la Gobernación el siguiente expuesto: Excmo. Sor. La Diputación provincial de Cádiz reunida hoy, se ha enterado con profundo disgusto del crimen cometido en la persona del Señor Presidente del Consejo de Ministros, la noche del 27 de este mes y acordado, por unanimidad manifestar á VE la más expresiva reprobación á un atentado que á la alevosía que releva demuestra miras execrables indignas de pechos españoles.=Al consignar así la Diputación el sentimiento que la anima, ofrece al Gobierno su apoyo en favor de la Sociedad, de la Constitución y de las leyes tan eficaz como en otras ocasiones lo diera para salvar tan preciosos objetos". Y como desde la indignación no progresan los pueblos tras la general condena del magnicidio se procedió, para bien de nuestra comarca, a recoger en acta: "Quedan en ejercicio las carretera siguientes [...] y de Medina al Campo de Gibraltar".

Y mientras nuestra comarca espera para su desarrollo tan ansiada carretera en la costa murciana una comisión del gobierno de la nación, también espera para el desarrollo de una monarquía constitucional al también ansiado Amadeo; pero antes: "En un vapor italiano que llegó ayer á Cartagena, conduciendo caballos, coches y equipaje del duque de Aosta, ha llegado también un secretario particular del futuro monarca. En previsión de un posible atentado: La Línea férrea desde Madrid hasta Cartagena está convenientemente vigilada por la fuerza de la Guardia Civil, y en Murcia hay además 200 soldados del Ejército como fuerza auxiliar. La situación nacional, según se recogió en los pasillos del Congreso, era la siguiente: El desgraciado suceso de la calle del Turco ha enredado de tal manera la madeja de la situación que no es fácil pronosticar que es lo que va á suceder". Y Prim murió cuando Amadeo de Saboya pisaba suelo español.

Y mientras todos estos históricos hechos suceden entre Madrid y Cartagena, en la siempre alejada Algeciras, sus alejados vecinos siguen muy de cerca -con días de retraso- aquellos acontecimientos, no sin dejar de cumplir con sus diarias rutinas, como así ocurrió con: "Manuel José Sánchez Solís, propietario y soltero de 30 años de edad, quién en unión de su hermano Juan Sánchez Solís, son propietarios de una finca con distintas habitaciones en la calle de Jesús, esquina del Calvario de esta Ciudad. Correspondiendo exclusivamente al primero una casa pequeña con el número 33 en la calle del Calvario, compuesta de sala, alcoba, cocina y patio. Esta propiedad la adquirió por herencia de su señora madre doña Josefa en 17 de Agosto de 1857 [...] Y dá en venta á María Luisa Jiménez Vargas, de 35 años, casada con Juan Heredia Flores de 43, y del campo y de esta vecindad [...] y en la cantidad de 325 pesetas ó sean 1.300 reales".

El Ayuntamiento algecireño, al día de pago con sus nóminas.
El Ayuntamiento algecireño, al día de pago con sus nóminas.

Siguiendo con temas económicos en días tan convulsos, comentar la buena noticia que se hace publica sobre la saneada economía municipal local: "Pocas municipalidades se encontrarán en las condiciones económicas que la de Algeciras. Tiene pagado hasta el día á todos sus empleados incluso los maestros de escuelas públicas; por consiguiente nada tendrá que abonar el Estado á dichos funcionarios según el decreto del ministerio de Fomento que trata de este particular".

Exitosas políticas públicas económicas aparte, y dentro de aquella aparente normalidad sujeta a los acontecimientos nacionales que se van sucediendo, otro vecino de Algeciras: "Blas Pérez Pardo, propietario y de 50 años de edad, recibió de José Guerrero Montes, viudo de 47 años y hortelano, pago de deuda de 1.000 pesetas en concepto de curador de los menores Magdalena y Joaquín Gallardo, ó sen 4.000 reales que corresponden á dichos menores en el valor de la puebla de la huerta nombrada del Bonete, que su madre Andrea Gil llevaba en arrendamiento y que en la partición de bienes en su totalidad adjudicó á su viudo José Guerrero Montes. Años después, concretamente el 13 de octubre de 1899, José Guerrero Montes, padre de los menores reseñados, vendería la huerta del Bonete al también vecino de Algeciras Juan Guerrero Gil". La popular huerta se encontraba situada junto al río de la Miel, lindando: "por el norte con el Camino Real y sur con tierras de Melchor Fernández; poniente con la Cañada del río y servidumbre del Arroyo de la Miel; poseía casa de mampostería, cuarto y corral".

Esquela mortuoria de Prim.
Esquela mortuoria de Prim.

Al mismo tiempo que en nuestra ciudad los vecinos cumplían con sus deberes cívicos, en la capital de España la comisión dispuesta por las Cortes asumía las propias para acompañar a su última morada al que fuera presidente del Gobierno y revolucionario Juan Prim: "El domingo, á las doce de la mañana tuvo lugar la fúnebre ceremonia de la traslación de los restos mortales del ilustre marqués de los Castillejos á la basílica de Atocha". Y como es común en la sociedad española, ya sea un presidente de gobierno o un famoso torero, 24 horas más tarde y casi sin despojarse de las galas los mismos importantes personajes de la nación celebraban la entrada en Madrid de S. M el Rey: "A las 11’30 acudieron a la estación del Medio día el Ayuntamiento, la Diputación Provincial y las comisiones del Almirantazgo y de los cuerpos del Ejercito. Más tarde se presentó S. A. el Regente y los ministros de la Gobernación, Hacienda, de Gracia y Justicia y de Ultramar [...] A las dos llegó el tren real á la estación. Al presentarse el rey dió el Regente el primer Viva [...] Montado en un hermoso alazán se dirigió á la basílica de Atocha, donde visitó el cadáver del malogrado general Prim; encaminándose después al palacio de las Cortes [...] Leída la Constitución del reino, el señor presidente recibió el juramento al Rey [...] Proclamado Rey de España Amadeo I, por el presidente de la Cámara, nuevos vivas acogieron estas palabras [...] por las calles de Alcalá, Mayor y Armería fue vitoreado por la multitud, siendo objeto de las máximas muestras de cariño y afecto". Ciento cuarenta y cuatro años más tarde, otro progresista apellidado Pérez Rubalcaba, al dejar el ruedo político expresaría: "Los españoles somos gente que enterramos muy bien". Cosas de don Alfredo.

Si España, emulando al dios Juno y sus dos caras, se ve desgraciada con la desaparición de Juan Prim, también se siente agraciada con la proclamación de un nuevo Rey; Algeciras, desde su lejanía, simplemente se ve señalada con el dedo de la mano amable de la también diosa Fortuna (para lo bueno como para lo malo), al ser agraciada en el sorteo de aquella triste Navidad con 30.000 escudos recaídos en el número 14.267. Si bien nuestra ciudad había comenzado con buen y afortunado pie aquel 1871, lo cierto era que en poco o nada había variado su realidad administrativa con respecto al año anterior; la revolución seguía sin aparecer en infraestructuras y mejoras ciudadanas en la milenaria Algeciras.

Su comandancia marítima seguía siendo clasificada de segunda clase, teniendo al mando un capitán de navío. Su Partido, seguía componiéndose de: Algeciras, Ceuta y Tarifa. En el recuento general de habitantes al algecireño Partido le correspondían 6.208 cédulas, equivalentes al número de vecinos de 80.079 habitantes; aunque la propia localidad había sufrido una importante merma poblacional en beneficio del nuevo municipio de La Línea. También el número de mozos sorteados que le correspondía ofrecer a la patria seguía siendo de 35. Y seguía manteniendo, quizá por propia inercia histórica, el titulo de Obispo de Las Algeciras. Quizá el cambio más notable, consecuente con la realidad política del momento, fuera la nueva designación por la también nueva y recién estrenada Casa Real española, como vice-cónsul del reino de Italia en nuestra ciudad del vecino Luis Marinucci; el cargo de Cónsul General en Andalucía, seguía desempeñándolo Aurelio Alcón desde la ciudad de Sevilla.

La Diputación de Cádiz remite al Gobierno su indignación por el atentado a Prim.
La Diputación de Cádiz remite al Gobierno su indignación por el atentado a Prim.

En otro orden de asuntos, la Oficina Telegráfica Algecireña, seguía gozando de la clasificación “D”, es decir, de servicio el día completo. Se mantenía el habitual servicio de carruajes con paradas en: Tarifa, Vejer, Chiclana y Cádiz, coincidentes con el horario de los trenes de viajeros desde Cádiz á los puntos que abrazan las líneas de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Lisboa, Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona, Murcia, Cartagena, Málaga, Córdoba, Morón y Marchena. Siendo las empresas de diligencias: La Andaluza, de los señores Juan Arana y Cía. y La Madrileña, empresa general de diligencias con servicio en toda la península. Representante general, Tomás Fernánz. Ganado excelente y mayorales muy diestros. Precios de los asientos: "De Algeciras á Tarifa, 20 r. á Vejer, 55 r; á Conil, 65 r; á Chiclana y San Fernando 80 r".

En cuanto a las marítimas rutas continuaban haciendo escalas en Algeciras los buques de la importante: Compañía de Vapores Españoles, entre Sevilla y Marsella o Sevilla Málaga. Otra empresa naviera que también hacia escala en nuestra ciudad era la de D. Federico Salmón, que cubría la ruta entre Sevilla y Málaga; sin olvidar al popular vapor Adriano, que seguía haciendo la ruta marítima de: "Cádiz á Málaga" con escala en Tarifa, Algeciras y Gibraltar. Años después, Pardo Bazán, pondría en boca de uno de sus personajes: "Es estrábico mirar al futuro. Los Pazos de Ulloa (1886)". Y así, temiendo al tradicional desvío de la histórica mirada, como bien reflejó doña Emilia en su novela, España -y Algeciras-, comienzan a recorrer junto a D. Amadeo I el nuevo año de 1871 que acababa de comenzar.

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