Promesas

Al sur del Sur

El gobierno municipal de Algeciras no desvela o parece no tener en su agenda un modelo de ciudad que abarque a ésta en su totalidad, que pasa por un diseño urbanístico bien definido que atienda las necesidades presentes y futuras de sus habitantes

José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras.
José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras. / Jorge del Águila

A través de un vídeo grabado con motivo de la entrada en el nuevo año, el alcalde de Algeciras ha declarado que sus objetivos para 2025 se centran en culminar la transformación urbanística del Llano Amarillo, en la peatonalización de Capitán Ontañón y en hacer realidad la nueva Escalinata, tres proyectos ya en marcha con los que, de alguna forma, el gobierno municipal pretende mostrar una nueva cara de la ciudad. Sin duda alguna y a falta de un frente marítimo urbano como tal, el Llano debe ser en el futuro una zona de referencia para el esparcimiento ciudadano, Capitán Ontañón el eje de la nueva zona de bajas emisiones y la Escalinata el punto de conexión natural del paseo de ribera con la Plaza Alta, es decir, con el corazón de Algeciras.

Da la impresión, no obstante, de que las aspiraciones manifestadas por José Ignacio Landaluce son de corto y bajo vuelo: de corto porque tanto el Llano (renombrado con algo de pompa como Lago Marítimo, aunque siga acogiendo el botellón), como la peatonalización de cien metros de calle, como la futura Escalinata son proyectos que, además de estar ya iniciados, llegan muy tarde y figuran desde hace muchos años entre las demandas más urgentes de los algecireños; también son de bajo vuelo porque se concentran en una única área de Algeciras y porque, a estas alturas y tras casi catorce años al frente del Ayuntamiento, denotan escasa ambición por dar el vuelco que Algeciras requiere en su conjunto. Eso, por no entrar en que la reforma integral del Llano -en el kilómetro largo que va desde la estación marítima hasta la esquina norte- sigue pendiente de la aprobación de un plan urbanístico especial, como sentenció el TSJA en noviembre de 2023, en vez del estudio de detalle al que dio luz verde el Consistorio.

En el Ayuntamiento de La Línea lo han entendido bien a través de la reforma de gran parte de su núcleo urbano y con la elaboración de un nuevo PGOU

Las necesidades de Algeciras van mucho más allá de las aspiraciones mostradas a corto plazo por el regidor y del centro de Algeciras. El gobierno local no desvela o parece no tener en su agenda un modelo de ciudad que abarque a ésta en su totalidad, que, al igual que en cualquier otra, pasa de forma ineludible por un diseño urbanístico bien definido que atienda las necesidades presentes y futuras de sus habitantes. En el Ayuntamiento de La Línea, por ejemplo, lo han entendido bien a lo largo de los últimos años, a través de la reforma de gran parte de su núcleo urbano y con la elaboración de un nuevo PGOU, aprobando además en plazo cada uno de sus presupuestos y rebajando año tras año la cuantía de su deuda.

A nadie escapa que el nuevo e innovador inmueble levantado en el Lago Marítimo acoge ya una sede de la Universidad de Cádiz y que, en el futuro, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras hará lo propio trazando un nuevo horizonte en ese punto, pero se olvida desde el Consistorio que en otras localizaciones de la ciudad hay edificios abandonados o dejados de la mano de Dios -algunos de ellos, de titularidad municipal o de otras administraciones- cuyo uso debe quedar claramente definido no solo por su valor arquitectónico o patrimonial, sino porque su recuperación debe actuar como revulsivo en su entorno más cercano.

No sin problemas y retrasos se ha dado vida a la vieja capilla del Cristo de la Alameda, como sede de la colección Viñas de Roa, y al viejo edificio de la Policía Local para acoger el centro de interpretación Paco de Lucía, aunque otros inmuebles siguen pendientes de conocer su destino. El asilo San José, en la avenida Blas Infante; la antigua sede del Gobierno Militar, en la plaza General Martí Barroso, en la Zona Baja; la vieja Comandancia de Ingenieros, en la trasera de la Plaza Alta; el Palacio de Marzales, pendiente de la mudanza de los Juzgados de lo Penal, o el edificio que acoge el actual CIE, en La Piñera, que será desalojado de forma total a lo largo del primer trimestre de 2025, conocieron mejores tiempos que los actuales y merecen ser rescatados antes de que el desdén y la piqueta los haga trizas. ¿Qué planes tiene el Ayuntamiento de Algeciras para todos ellos? ¿Hay contactos con otras administraciones para darles uso? Confiemos en que la respuesta no se demore tanto como la del Llano y la Escalinata. Las barriadas y las áreas más degragadas socialmente merecen un análisis aparte.

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