El puerto en tiempos de Almanzor
Historia. El general Ya'far retornó a Algeciras en enero del 980, donde aún se hallaba Almanzor que, entretanto se desarrollaba la campaña militar, había mandado fortificar la ciudad de Ceuta


Algunos datos aportados por las fuentes árabes y los testimonios arqueológicos, permiten asegurar que la ciudad de Algeciras asistió a un incremento de población y a una mejora de sus capacidades portuarias, militares y comerciales a lo largo de los reinados de 'Abderrahmán III, de al-Hakam II y del mandato de Almanzor. La construcción de las atarazanas en la orilla norte del río de la Miel posibilitaría el nacimiento de un arrabal en su entorno donde residirían artesanos cuyas actividades productivas estarían relacionadas con la construcción naval: carpinteros de ribera, calafates, herreros, cordeleros, etc., que atenderían la demanda de nuevas embarcaciones de guerra, pesca y comercio y los trabajos de reparación que generaría el diario uso de los barcos. Al mismo tiempo, estos nuevos pobladores y las actividades por ellos desarrolladas atraerían necesariamente a comerciantes, artesanos diversos, funcionarios, contables, hombres de religión, etc., sin contar con la demanda de alarifes, carpinteros, herreros, ceramistas y caleros que ocasionaría la construcción de viviendas y las obras públicas y el aumento de la guarnición de la ciudad que las empresa militares en la orilla africana y el establecimiento de la flota desencadenaría.
El puerto de Algeciras continuó ejerciendo de base militar durante las sucesivas campañas que desarrollaron los omeyas en la otra orilla. Muerto Abderrahmán III en el año 961, las expediciones se retomaron durante el reinado de al-Hakam II, pero Algeciras no volvería a adquirir un renovado protagonismo hasta que asuma el poder el famoso Muhammad ben Abi 'Amir, más conocido como Almanzor ("El Victorioso").
En el año 972, Almanzor fue promocionado al importante puesto de Jefe de la Policía de Córdoba, encargado del orden público en la capital.
En el año 977 Hixam II lo nombró hachib (chambelán), cargo que compartió con el ministro al-Musafí hasta la muerte de éste en el año 983. A partir de entonces quedó como dueño absoluto del Califato, instaurando un gobierno que, una vez sometida a la oposición pro-omeya y controlado el ejército, llevó a Córdoba a las más altas cotas de prestigio dentro y fuera de al-Andalus.
En el mes de abril del año 973 se reunió en Algeciras un fuerte ejército, mandado por el general Galib, mientras que en el puerto se hallaba fondeada la escuadra cuyo almirante, Ben al-Rumahis, sólo esperaba la orden de embarcar las tropas y cruzarlas a la otra orilla. Pero en esta ocasión llegó también a la ciudad el tutor del príncipe heredero Hixam, Muhammad ben Abi 'Amir, que venía como intendente y administrador de los fondos de la campaña. Galib residió en la ciudad hasta el mes de junio, haciendo los preparativos de la expedición y esperando que se ultimara la construcción de las naves. El 15 de junio Almanzor hizo cruzar el mar a las tropas, la caballería, la impedimenta y las máquinas de guerra. Él embarcó en Algeciras el domingo día 11 de ramadán, rumbo a Tánger. Una vez en África fue nombrado juez supremo de todos los territorios bajo soberanía omeya en el Magreb.
Muerto al-H?akam II y una vez controlado el poder por Almanzor, éste se preocupó por continuar la política seguida en el Norte de África desde los tiempos de 'Abderrahmán III. Estableció una guarnición en Ceuta con soldados andalusíes, nombró en dicha ciudad funcionarios fieles a Córdoba y se atrajo a los jefes bereberes con gratificaciones, regalos y pensiones militares, al tiempo que los inscribía en el ejército cordobés.
Más adelante organizó nuevas expediciones en Marruecos, aunque en estas campañas él no cruzaba el Estrecho, sino que las dirigía desde Algeciras. En el mes de julio del año 979, Almanzor llegó a Algeciras con un potente ejército que envió a la orilla africana al mando del general Ya'far ben 'Alí, mientras que él dirigía las operaciones desde su ciudad natal.
El general Ya'far retornó a Algeciras en el mes de enero del 980, donde aún se hallaba Almanzor que, entretanto se desarrollaba la campaña militar, había mandado fortificar la ciudad de Ceuta. También había tenido tiempo de recibir en su residencia algecireña al almirante de la flota, 'Abderrahmán ben al-Rumahis, con el que había discutido cierto asuntos sobre la escuadra.
De nuevo se trasladó Almanzor a Algeciras en el mes de agosto del año 985, donde acometió personalmente los preparativos militares para frenar el avance del Idrisí al-Hasán ben Qannún que había vuelto a penetrar en los territorios de soberanía omeya en el Magreb.
Ben Abi 'Amir no volvió a establecerse en Algeciras hasta el año 998. Las campañas desarrolladas en el quinquenio anterior las había dirigido desde la capital del Califato. Llegó a su ciudad natal a principios del mes de agosto del año 998 con el objetivo ?como apunta Joaquín Vallvé? de poder seguir de cerca las operaciones militares que se avecinaban en el Magreb. Una vez en Algeciras, pasó revista a las tropas que estaban dispuestas para embarcar y que esperaban la llegada de su hijo 'Abd al-Malik, que era en quién el chambelán había confiado el mando de la expedición. Éste entró en Algeciras el sábado primero de ramadán (28 de agosto), cuando parte del ejército había embarcado ya y se hallaba en Ceuta.
Al finalizar el convulso siglo X, Almanzor había llegado a la cumbre de su gloria: los enemigos del norte se hallaban sometidos a su vasallaje o recluidos tras sus fronteras, el Magreb era un apéndice del imperio andalusí y Córdoba se había convertido en la ciudad más prestigiosa de Occidente, en un emporio económico y en la cabeza de un estado poderoso y temido. Muhammad ben Abi 'Amir, conocido con el sobrenombre de Almanzor, murió en el transcurso de una de las expediciones contra los cristianos en el verano del año 1002.
Al margen de los beneficios que, en todos los órdenes, recibió Algeciras, su ciudad natal, durante las estancias de Almanzor en ella para dirigir la campañas de África, no siendo el menor de ellos el incremento de población que el establecimiento del ejército y la continua actividad de la atarazanas ocasionaría, es necesario hacer hincapié en los personajes de la ciudad que se vieron favorecidos por su egregio paisano encumbrado en lo más alto del poder califal y que recibieron cargos de importancia o desempeñaron funciones diversas en la administración, como el alfaquí al-Asilí o Sulaymán ben 'Umar al-Jadrawí al-Quba´í, algecireño nombrado cadí de Ceuta, o el poeta y literato 'Abd al-Malik ben Idris al-Yazirí, que fue contertulio, panegirista, secretario y jefe de la cancillería de Almanzor.
Antonio Torremocha. Licenciado en Historia. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)
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