Quintos, contrabando y promesa de matrimonio
Historias de Algeciras: El Sexenio Democrático (1868-1874)
Eludir el servicio militar era como evitar casi una muerte segura dadas las pésimas condiciones sanitarias y militares
Las aprehensiones de bultos de tabaco se sucedían cerca del litoral de San García en aquel caluroso verano
Una costurera, desavenencias conyugales y el alumbrado público
Algeciras/Entre aquellas transacciones y relaciones económicas privadas o públicas, en aquel constitucional verano del 70, también había hueco para aquellas que reflejaban el incipiente progreso tecnológico en la ciudad, tal fue el caso del vecino de Algeciras José García Morcego, quién fue designado por: "D. Santos María Pego, propietario y vecino de Córdoba para administrar sus bienes en la ciudad de Algeciras [...] designando el primero, con el consentimiento del segundo a D. Carlos Brugas y Torres, también de este domicilio para que cobre del Estado y por la dependencia que corresponda el arrendamiento de la casa (sita) en calle Real, propia del Sr. Pego que tiene arrendada para la Oficina de Correos y Telégrafos, firmando los recibos y cualquier documentación que se le exigiera á los cuales se dará el mismo valor que si se hubiese otorgado por el compareciente".
En cuanto a la actividad municipal algecireña se refiere, comentar, que: "D. Cristóbal Rivas Malpartida.=Algeciras. Vista la certificación remitida por el Ayuntamiento de Algeciras de la que resulta que el mozo ha comprobado debidamente la escepción de hijo único de Abuela pobre á quién mantiene por cuyo motivo la municipalidad lo declaró escluído [...] conforme con el espresado fallo se acordó por unanimidad quedare esceptuado el mozo del servicio militar". Prosiguiendo en el mismo contexto municipal relacionado con las Quintas, también aconteció con relación al expediente, aún abierto, de otro mozo, que: "Algeciras. Francisco Morilla Pérez -del que nos hemos ocupado anteriormente-, presentó un certificado espedido por el Sr. Coronel primer gefe de la Comandancia de Carabineros de la provincia en que manifiesta que este mozo, carabinero de mar, es hijo de Juan Morilla, pobre de solemnidad, mayor de 60 años y al cual sostiene con su haber. Resultando del testimonio del juicio de declaración de soldados que el Ayuntamiento de Algeciras no pudo atender las escepciones que propuso dicho mozo por no haberla comprobado debidamente, se acordó remitir al Alcalde las certificaciones que ha presentado encargándole que previa las oportunas citaciones á los mozos interesados oiga de nuevo el Ayuntamiento la expresada alegación y falle lo que corresponda comprobadas que sean todas las circunstancias que en ella deben concurrir cuales son que el el padre sea en efecto sepsagenario, que no tiene bienes y que el quinto lo mantiene ó ayuda á su subsistencia por no tener otros hermanos mayores de 17 años, cuidando el Alcalde de remitir certificación del acuerdo que recaiga para dictar, en su vista, la resolución que proceda".
Dando posteriormente como resultado el citado expediente: "Algeciras. Antonio Morilla Pérez, en vista de un oficio del Sor Coronel Gefe de la Comandancia de Carabineros de esta provª, se acordó manifestarle que el mozo Franco Morilla se presente en Caja el día 13 del Corrte mes y habiendo alegado la escepción de hijo único de padre sepsagenario y pobre á quién mantener, se ha comunicado orden del Ayuntamiento de Algeciras para que oiga dicha escepción y falle lo que corresponda en vista de los documentos que para comprobarla ha presentado el referido mozo; hallándose este recurso pendiente hasta que se falle la espresada reclamación".
Y mientras queda pendiente el fallo del recurso presentado por el algecireño carabinero, el país también se encuentra en una situación de tensa y constitucional espera que tiene su eco en el plano internacional: el parlamentario británico Clarendon expresaría ante aquella subrealidad política española: "España es ese extraño país donde uno puede solamente estar seguro que habrá de suceder lo que no estaba previsto". Y ciertamente no estaba muy equivocado el citado parlamentario, cuando desde el exterior se observa como frente al esfuerzo por la modernización nacional otras oscuras fuerzas como la liderada por el jerezano y diputado José Paúl Angulo, defendían en aquel mes de julio del 70, la violencia como instrumento de cambio social, pasando este a presidir una sociedad secreta de estructura piramidal denominada El Tiro Nacional. Esta más que criticable organización fue creada tiempo atrás por Juan Joaquín Viralta Burges, a quién la historiografía califica como “republicano intransigente”. Esta violenta sociedad tuvo una importante implantación principalmente en Aragón y Cataluña; persiguiendo, según sus directrices, convertirse en: "Instrumento de la revolución violenta y en la emancipación del cuarto estado compuesto por artesanos y campesinos". Meses más tarde los componentes de El Tiro Nacional, estarían en el punto de mira de los investigadores en el oscuro y no aclarado -aún completamente- magnicidio del general Prim.
De regreso a la realidad de nuestra zona, con su tradicional y particular enfrentamiento entre la necesidad y la legalidad, comentar que: "La escampavía Liebre de la sección de Algeciras, aprehendió en los arrecifes de San García, un bote con dos bultos de tabaco. En la tarde del pasado día 1, entraron en la bahía de Algeciras, las escampavías Gaditana y Fama, conduciendo un falucho que habían aprehesado con 38 bultos de tabaco. La escampavía Fama capturó en la misma noche en aguas de Torres de la Sal un falucho con 31 bultos del propio artículo. La barquilla auxiliar del pontón de Algeciras, aprehendió en la misma noche del 10 en aguas de Estepona, un falucho con 38 bultos de tabaco, La escampavía nombrada Tritón lo verificó igualmente en la misma noche de otro falucho con 32 bultos también de tabaco. Y el bote del pontón de Algeciras aprehendió en la noche del 14 del corriente un bote con 6 bultos del mismo artículo".
Por aquellos calurosos días de cotidianas prácticas del contrabando, se produjo el fallecimiento de una popular y octogenaria señora que tenía su domicilio en el distrito sanitario y electoral de la Caridad, más concretamente en la calle de Las Huertas, 38. "Rosa Durán Ruíz", la difunta, aunque nacida en la serrana población de Júcar se había trasladado desde muy joven a nuestra ciudad; era hija de "Antonio Durán y María Ruíz", también fallecidos; de estado civil viuda, había contraído matrimonio con "Antonio Moreno Pecino, de profesión industrial y nacido en la población de Los Barrios; procreando y teniendo por hijos, a Pedro, Antonio, María, Antonia, Ana, Juana, Rosa, Leonor y Fernando Moreno Durán, los cuales -manifestó documentalmente-, sobreviven". Rosa Durán era suegra de Francisco Ardalla, de profesión carnicero, quién tenía su establecimiento en el número 33 de la calle Muro. También tenía como yerno a José Ceruti Sterico, quién tenía su domicilio en el número 4 de la Plaza Virgen de la Palma. Su hija Rosa Moreno, domiciliada en el número 1 y 2 de la calle dedicada a Juan Prim, tras enviudar nueve años más tarde (1879) del que fuera su esposo Francisco Ros Sánchez, se convirtió en una importante propietaria; estando entre sus propiedades varios inmuebles sitos en las calles: Prim, Huertas y el popular Huerto de Pelayo, junto al arroyo del Mimbre (hoy conocido como Chorro de Pelayo). Su nieto, Francisco Ardalla Moreno se convertiría en un prestigioso abogado de Algeciras, teniendo entre sus clientes al Barón de Areyzaga, propietario de la cercana e importante dehesa de Ojén. Constituyéndose por tanto aquella familia en toda una importante saga de propietarios en la Algeciras de aquel tiempo.
De regreso a la eterna lucha por eludir el servicio militar, que, recordemos, era como evitar casi una muerte segura dadas las pésimas condiciones -sanitarias y militares- que aguardaban a los futuros soldados; otro algecireño -al parecer justificado- llamado: "Nicolás Bulo Dorado, obtuvo la declaración de esceptuado cuando: Algeciras; este mozo que había alegado padecer de pecho y se encontraba pendiente de observación en la Caja se presentó y reconocido por los facultativos lo declararon inútil pª el servicio quedando esceptuado".
En otro orden de asuntos, y tras asumir de forma obligada el consistorio algecireño las competencias carcelarias del vecino municipio de Tarifa, se originó durante aquellos últimos días del veraniego mes de julio la siguiente petición a las constitucionales autoridades de la provincia: "En vista de lo solicitado por el Ayuntamiento de Algeciras en comunicación fecha 13 del actual, se acordó dirigir orden á la Municipalidad de Tarifa para que solvente lo que adeuda por el presupuesto carcelario del año anterior, lo cual deberá verificarse dentro del término preciso é improrrogable de ocho días bajo su más estrecha responsabilidad".
A la espera de que el consistorio tarifeño cumpliera, dentro del plazo dado, con sus responsabilidades para con el Ayuntamiento de Algeciras, en nuestra ciudad, también, y fuera de plazos, acontecían otros hechos, tales, como al que tuvo como triste protagonista, a: "José Escourido Vattar, soltero de 26 años de edad, Carabinero de mar de la sexta Compañía, con residencia en el pueblo de Vivero (Lugo), confiere poder [...] á sus hermanas Carmen, Balbina y Rosario Escourido y Vattar, vecinas en dicho pueblo de Viveros en la provincia de Lugo, á las tres juntas y a cada una de por sí, para que en su nombre le representen y procedan a la venta [...] de todos los bienes que le corresponda [...] por herencia de su finada madre, en el pueblo de San Pedro de Mosarde, en la citada Provincia [...] cuya venta ejecutan á favor de persona que le convinieren y por el precio que se ajustaren [...] consistiendo dichas fincas en tierras de labor y monte".
Al mismo tiempo que el joven gallego destinado en nuestra ciudad otorgar “poder y confianza” a sus lucenses hermanas, otro joven natural de nuestra ciudad, de nombre: "José Mendez Sambucety, hijo de Francisco Mendez y Catalina Sambucety, ambos difuntos, de profesión el comercio; coincidente en la edad con el carabinero labriego, y en unión de: Francisca Morales Uceda, hija de Juan Morales Guerrero, de quién es asistida y de María Uceda, de 20 años de edad, expresó documentalmente: Que para afianzar, perpetua y honestamente el amor que se profesan han deliberado contraer matrimonio, que por graves inconvenientes que les impida efectuarlo, desde luego, quieren ligarse con los esponsales de futuro, a fin de que ninguno se pueda separar, y poniéndolo en ejecución por la mejor vía [...] y espontánea voluntad [...] se dan oportunamente su fé y palabra de casarse y por la presente se constituyen en obligación de contraer legítimo y verdadero matrimonio, según dispone el Santo Concilio de Trento; tan luego como desaparezcan las causas que hoy se oponen a ello". El fiel enamorado era hermano del conocido comerciante local Ramón Mendez Sambucety, propietario de un popular y céntrico establecimiento de ultramarinos situado en el número 2 de la calle San Pedro, esquina a la de Jerez. Y mientras José y Francisca esperan pacientemente que desaparezcan “los graves inconvenientes” que impiden sus deseos de común convivencia, el gobierno de Prim también espera que las graves diferencias políticas que impiden la común y pacífica convivencia entre los españoles desaparezcan.
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