Las raíces flamencas se multiplican en las manos de los Andrades

Salvador, el padre, ofrece su seguridad flamenca, de puro oficio, rematada en unas estupendas bulerías en el arranque del X Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía

Pastora, la hija, repartió delicadezas musicales suyas y de los grandes músicos que la acompañaron

Arranca una semana repleta de atractivos, muy diversos y en distintos escenarios, organizada por el Ayuntamiento

Un momento de la actuación de Salvador Andrades.
Un momento de la actuación de Salvador Andrades. / Vanessa Pérez

Algeciras/Existe una escuela algecireña de guitarristas, que no de tocaores, y su enseñanza, impulsada en su raíz por don Antonio Sánchez Pecino, padre de Ramón, María, Antonio, Paco y Pepe, que se prolonga en otros instrumentos de cuerda como un bajo. Salvador y Pastora Andrades, padre e hija, expresaron en notas musicales esta idea en la noche de este lunes en un ambiente purificado por los árboles y las plantas, en el parque María Cristina, en la apertura del X Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía.

Era y fue una buena manera de comenzar un aniversario redondo, el décimo, que ya veremos al final de esta semana si mantiene sus prometedoras formas o se tuerce por algún lado, lo que sería una sorpresa, a la vista de la variedad y de la calidad de los artistas que están en la programación, entre las que figuran cuatro mujeres protagonistas.

Salvador Andrades es compositor, profesor y concertista, por ese orden en sus preferencias. Toda esa persona es la que se puso sobre el escenario, el del teatro, el del gran público, que arrancó con una minera compuesta por él mismo. "Cuando te subes a un escenario para dar un concierto, ya es otra cosa, es otra responsabilidad. Se pasa mal. Yo lo paso mal, porque tienes que estar 100% y lo que tocas son las cosas muy difíciles que necesitan muchas horas de estudio", confesó hace unos días a Europa Sur.

Le acompañaron en la mayor parte de su algo más de media hora de actuación Antonio Morata Shuster, en la percusión, y María Pilar López, al violín, junto a su hermana Macarena, con la que remató con Magia Andaluza, una composición que le encanta bailar.

Salvador Andrades ligó piezas creadas para los espectáculos del bailaor linense David Morales, con aires flamencos, por soleás, bulerías o tarantos, y sudamericanos, todas piezas propias. Ofreció limpieza de sonidos, silencios bien enmarcados, ritmo, propios de la escuela algecireña que reconoce, como hacen otros guitarristas de la tierra de la bahía, como su hijo, José Manuel León, o José Carlos Gómez, por citar dos ejemplos.

La actuación de Pastora Andrades.
La actuación de Pastora Andrades. / Vanessa Pérez

Se explayó, gozó las bulerías con las que cerró su intervención, junto a la percusión del sanroqueño Shuster, rematadas al final con una falseta muy antigua de Diego del Gastor, célebre tocaor de Morón de la Frontera. Muchos años después la hicieron muy famosa los Pata Negra.

Siempre quedarán cosas por hacer, como sacar ese disco propio que guarda año tras año. El paisano Salvador debió sufrir como todo buen artista por la responsabilidad, pero también disfrutó compartiendo con su hija Pastora momentos de escucha y de fusión musical.

Pastora arrancó por una composición de Jorge Drexler, que montó en su día con Josemi Carmona. Le acompañó con maestría Paquete, un guitarrista que formó parte del grupo La Barbería del Sur y acompañó en una muy breve etapa a Paco de Lucía. Repartió esencias en instantes deliciosos, como cuando hizo un tema de John McLaughlin con el que el universal Paco introdujo durante mucho tiempo Entre Dos Aguas. Siguió con música brasileña, melodías de las que la algecireña se ha empapado desde que su hermano José Manuel, tras una gira, le trajo a su casa familiar algunos CD.

En un momento, Néstor Urquía volvió a recordarnos cómo contribuye un buen bajo a la melodía flamenca, desde que Carles Benavent, en aquella formación maravillosa del inolvidable Paco, lo demostró en Monasterio de Sal, sin olvidar la percusión de Tobalo,hermano del cantaor Potito, en el cajón flamenco. Pastora Andrades supó repartir pellizcos propios y de sus compañeros en una noche generosa con muchos detalles.

Pastora empezó muy pequeña con Nirvana a recorrer la música, rodeada de artistas flamencos y con herencias -padre y hermano guitarristas, madre cantaora, abuelo cantaor, Pepe el Sevillano-, y fue creciendo en Algeciras, y lleva diez años en Madrid.

Otro guiño. Interpretó, cantada en español, Océano, una canción de Djavan Caetano Viana en la que participó con su guitarra Paco de Lucía. "Quién puede parar los ríos de amor en este mundo", decía la algecireña, sugerente, con la aportación de Néstor Urquía, una vez más, antiguo componente de la banda algecireña Te quiero canalla.

La culminación de la noche, Agua de Mar, en brasileño, en la voz de Pastora, con gran dicción, incorporándose al grupo Salvador Andrades, guinda a una noche inicial de un encuentro musical con muchos atractivos, tanto en el parque María Cristina como en otros escenarios, organizado por el Ayuntamiento algecireño.

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