Pueblo digno y merecedor de las mayores consideraciones

El Sexenio Democrático en Algeciras (1868-1874)

Elvira Carolina y su marido, Juan Ventura Río, adquirieron terrenos en la dehesa de Las Abiertas de los que se despojaron en 1869

El algecireño Manuel Ottone era un gran propietario que, entre otras, poseía inmuebles en la Plaza Alta y las calles Río, Ángel, Ferrer, Alameda y Montereros

Huerta Botafuegos-Aceitera y derechos de vecindad

La antigua calle del Ángel de Algeciras.
La antigua calle del Ángel de Algeciras.

Algeciras/De regreso a los efectos de la política liberal sobre nuestra comarca: “Dada cuenta de una orden de S.A. el Regente del Reino -sin rey- comunicada por el Ministerio de la Gobernación con fecha 13 de Julio último acerca de la reclamación hecha por el Ministro plenipotenciario de Portugal en España para que se devuelvan á los súbditos portugueses las cantidades que les fueron individualmente cobradas por el arbitrio establecido en el Campo de Gibraltar [...] se acordó evacuar informe que pide el Gobernador de la provincia manifestándole que en 26 de enero de este año celebró un acuerdo el Ayuntamiento de S. Roque para que los interesados se presentaran en la Secretaría del mismo con los recibos talonarios á recoger las cantidades que abonaron por ser de absoluta necesidad la adquisición de aquellos documentos y que publicado por edictos se dejaron quince días para su presentación sin que en ese tiempo se hubiere presentado ninguno”.

Dejando atrás la reclamación lusa y su repercusión en nuestra comarca, la vecina de Algeciras Elvira Carolina junto a su marido, Juan Ventura Río, tras adquirir los terrenos en la dehesa de Las Abiertas -según fue recogido en la anterior entrega- se despojaron de los mismos en 27 de Octubre de 1869, siendo su comprador el también citado en el mismo capítulo Vega González. “Estas tierras pagan al caudal de Propios de esta Ciudad el canon ó censo anual de 400 milésimas de escudo por fanega [...] con arreglo a la Ley de desamortización e importan 48’200 escudos, total valor para poder redimirlo”. Posteriormente, Francisco Vega González vendió “Cuanto le pertenece al Don Manuel Juliá Jiménez en precio de 1.375 pesetas ó sean 5.500 reales”. Aumentando con ello el patrimonio del alcalde progresista y diputado provincial, Juliá.

Siguiendo con las actividades liberales en el Campo de Gibraltar, por aquellos días de arbitrios y demás medidas proteccionistas, y como efecto de las homónimas adoptadas contra los reemplazos en Algeciras y remitidas a instancias superiores: “Se vió el acta de la sesión celebrada por el Ayuntamiento y asociados de Algeciras en 19 del corriente en la que se consigna que si bien en los meses de Julio, Agosto y Setiembre no han podido cubrirse por completo las obligaciones de aquel pueblo para con la Diputación, se ha hecho en parte y en los términos acordados por esta Corporación y Sres. Alcaldes en 30 de Julio último, prometiéndose que los arbitrios establecidos producirán dentro del año económico las cantidades suficientes á cubrir todas las obligaciones, y considerando perjudicial á aquellos propios la enajenación de sus valores acordaron no prestarse á este recurzo (sic), comprometiéndose la Junta municipal á apelar á cualquier otro antes de disponer del papel del Estado.= Resultado -prosigue la resolución acordada- que en sesión extraordinaria celebrada por el mismo Ayuntamiento y asociados en 7 de Diciembre de 1869 acordaron por unanimidad contratar un empréstito de 70.000 r.v. á que ascendía el débito para cubrir el cupo de quintos, con interés del 12 % anual é hipotecas de la dehesa de la Algamasilla de los propios de aquella ciudad.= Resultando que esta Corporación encontró oneroso el medio propuesto y con el deseo de que la ciudad de Algeciras no gravase sus bienes ni perjudicase los intereses públicos lo desaprobó proponiéndoles un medio más equitativo para el vecindario, sobre la base del resultado que dieran las liquidaciones de créditos contra el Estado [...] evitando la impopularidad que recaería sobre un Ayuntamiento que representaba los intereses de uno de los pueblos más dignos y merecedor de las mayores consideraciones.= Considerando que [...] se ha destinado una de las tres láminas obtenidas por valor nominal de 141.101 r.v. 49 centmos. á saldar el anticipo que se hizo á la ciudad de Algeciras para redimir sus quintos del reemplazo de 1869 [...] Traídos á la vista los antecedente necesarios se demostró que el Ayuntamiento de Algeciras solo ha solventado en el largo tiempo transcurrido la primera tercera parte repartida para cubrir el déficit de presupuestos anteriores [...] Y visto el acuerdo de 30 de Julio último, se reconoció que el Ayuntamiento de Algeciras ha faltado á los compromisos que su Alcalde 1º contrajera [...] Se resuelve comunicar al Sr. Alcalde 1º de Algeciras para que con toda urgencia lo transmita al Ayuntamiento, esperando la más pronta contestación [...] y en el caso de que el producto de sus propios no fuesen suficientes á cubrir las obligaciones deberá bajo su responsabilidad crear legalmente los que fuesen necesarios hasta nivelar el presupuesto, en inteligencia de que no tan solo los arbitrios últimamente establecidos sino todos los medios consignados para cubrir el gasto público”. La política antimilitarista municipal no le iba a salir gratis al pueblo de Algeciras.

Respecto a la política pro-militarista de Prim, en aquel negro octubre -con atentado incluido- los franceses, aún en plena guerra contra el káiser, le proponen a Prim una alianza defensiva en los siguientes términos: “España enviaba a primera línea de combate 70.000 hombres. Francia se comprometía a defender las posesiones españolas de ultramar con su ejército colonial; especialmente Cuba, ante la permanente amenaza norteamericana y con la condición de la pronta y efectiva abolición de la esclavitud”. Habría que observar la cara de sorpresa de los ediles progresistas algecireños que habían endeudado al Consistorio local por salvar a los mozos de las quintas ante aquella noticia, por muy republicano que fuera el país “amigo” y recientemente respaldado por el republicanismo español en su conflicto contra el káiser. Dados los problemas que tenía el gobierno progresista con el asunto de los reemplazos, sumado el tradicional recelo entre ambas naciones, aquella iniciativa quedó diplomáticamente, como cabría esperarse, para su estudio en el limbo político.

El alcalde Juliá aumenta su patrimonio en la dehesa de Las Abiertas.
El alcalde Juliá aumenta su patrimonio en la dehesa de Las Abiertas.

De regreso a la rutina local en tiempos de surrealistas alianzas, intento de magnicidio y enfrentamientos entre progresistas, un honrado vecino de Los Barrios llamado “Francisco Rodríguez Domínguez, casado y de 46 años de edad, con el consentimiento de su madre doña Teresa Domínguez Pecino, y hermanas: Doña Juana y Doña Teresa Rodríguez Domínguez, quienes obtuvieron para atender sus necesidades económicas y en calidad de préstamo 20.000 reales de vellón o sean 5.000 pesetas que recibieron en Octubre de 1868, con la obligación de devolver en un periodo de dos años y á un interés del 12% [...] al vecino de Algeciras, Don Manuel Ottone Solesy” cumplieron con lo prometido. La familia de Rodríguez Domínguez, para recibir tan importante préstamo, hubo de poner en garantía varias suertes de tierras de labor, sitas en el partido de Guadacorte, consistente en “Once fanegas y cuartillo, que linda al sur con el Macho de la quinta tabla; otra suerte de tierras de once fanegas y cuartillo, que linda por el Norte con tierras del Cortijo del Loro; otra de siete fanegas que linda por levante con el macho de la quinta [...] y una casa señalada con el número 8 en la calle de Postas de la Villa de los Barrios [...] manifestando el acreedor y vecino de Algeciras que las sumas prestadas han sido sobradamente satisfecha”.

El algecireño Manuel Ottone era un gran propietario que, entre otras, poseía inmuebles en la Plaza Alta y las calles Río, Ángel, Ferrer, Alameda y Montereros, así como suertes de tierras en la dehesa de las Abiertas (montes de Getares), vereda del Rodeo o Camino de San García, entre otras. También era propietario de tierras en el municipio de Jimena, con cuyo Ayuntamiento entabló litigio por la posesión de estas. Siendo la propiedad más conocida y popular el inmueble de la calle Carretas o General Castaños destinado a la fábrica de fideos. Hijo de José Ottone Palma y Ángeles Solesy Arditto, comenzó a enriquecer su patrimonio a partir de un solar que le dejó su padre en herencia situado en el Callejón de Jesús. Tenía su domicilio en el número 8 de la calle Cristóbal Colón y había contraído matrimonio, años atrás, con María Ramón Baldini, siendo ambos padres de José y Ángeles Ottone Ramón.

Dejando atrás la importante figura de este propietario algecireño, comentar que por aquel constitucional otoño de 1870 se recibió en los diferentes ayuntamientos de la zona afectados por los daños que durante el pasado y reciente verano habían ocasionado varios individuos (perpetradores) en los comunales montes del Campo de Gibraltar, una respuesta oficial por parte de las autoridades provinciales con queja incluida: “No habiéndose cumplido por el Perito agrónomo y Guarda mayor de la Comarca, el servicio que se le encomendó con fecha 28 de Julio último para que fijasen el importe del daño ocasionado por cada uno de los perpetradores en esos montes, bajo pretesto (sic) de que no tiene los datos necesarios para conocer y apreciar con exactitud la responsabilidad que corresponda á cada uno de los dañadores [... ] se acuerda devolver el expediente al Ingeniero Gefe de monte para que personalmente evacue dicho servicio, y en caso de que al verificarlo sea necesario esclarecer algún dato ó se le ofrezca duda sobre algún punto proceda á ampliar las diligencias que considere indispensables al expresado objeto, dando conocimiento del resultado á fin de resolver lo que proceda en justicia”.

Una de las actas de la época del Ayuntamiento de Algeciras.
Una de las actas de la época del Ayuntamiento de Algeciras.

Por aquellos días de quejas hacia el Guarda Mayor de la Comarca, una coherente decisión administrativa cambiará la tradicional posesión de los montes de la zona establecida en el siglo XVIII: “En vista de la diligencia del deslinde administrativo practicado por el Yngeniero Gefe de montes de la provincia -¿Habría caído en desgracia el Guarda Mayor?- respecto de la línea divisoria de los términos municipales de San Roque y Castellar, por la parte correspondiente del lindero del Cortijo llamado de la Alcaidesa de los herederos de Don Roque Linares de Butrón y que debe quedar comprehendido en el término de aquella ciudad, como resultado de las rectificaciones ordenada y de la que se ha hecho mérito en el plano general que se levantó cuando tuvo lugar el deslinde y amojonamiento de dichos términos en Diciembre de 1861”. Así, a los tradicionales municipios de Algeciras, San Roque o Los Barrios, se habría de unir el de la Línea, ampliándose con ello la “jurisdicción” del Guarda Mayor de la Comarca.

Y mientras este funcionario ligado al control y competencias de los montes de Propios de la comarca ve su trabajo ampliado, en la capital del reino se critica a la figura del ministro de Fomento, José Echegaray, y a su Ley de Bases de Ferrocarriles según expresaron sus críticos al expresar: “Aprobada una ley del ferrocarril para un país en está en vía muerta”. La citada ley, heredera de la Ley General de Ferrocarriles del 55, liberalizó en la práctica la llegada de capital extranjero para tal fin, comprometiéndose también de una forma efectiva el Estado a modernizar el país a través de políticas de apoyo directo, subvenciones y franquicias arancelarias. El futuro premio Nobel de literatura, y en un horizonte más corto, se haría también con la cartera de Hacienda. Algeciras aún tardaría dos décadas en sentir los efectos de la moderna legislación promovida por Echegaray, para impulsar el desarrollo del ferrocarril en todo el territorio nacional.

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