El Sexenio Revolucionario: Algeciras, entre la peseta y el tren de San Fernando

Historias de Algeciras

Mientras se vendía o compraba con escudos, el 19 de octubre del 68 el nuevo Gobierno provisional liderado por el general Serrano firmó el decreto para implantar a la peseta

Aquel revoltoso año se conoce el proyecto de la línea férrea que partiendo desde San Fernando concluiría en Gibraltar, pasando por Algeciras

El algecireño José Pausa de Miguel falleció en la fragata Villa de Madrid.
El algecireño José Pausa de Miguel falleció en la fragata Villa de Madrid.
Manuel Tapia Ledesma

23 de abril 2023 - 03:00

De vueltas a los grandes asuntos de Estado, y para no faltar al respeto a la señora Clío (musa de la Historia), recordar como entre Nárvaez y Serrano pasarían por la presidencia del Consejo de Ministros y en un intervalo de cinco meses, dos imperceptibles figuras de la política nacional del momento histórico, como lo fueron Luis González Bravo (quién había ocupado este cargo anteriormente desde el 5 de diciembre de 1843 al 13 de mayo de 1844, de este su segundo periodo, tan solo se puede reseñar la enemistad que creo en el seno de la Marina tras la bajada de su presupuesto y la posterior compañía que ofreció a la reina en Francia durante su posterior exilio) y José Gutiérrez de la Concha (vicepresidente del Congreso en 1847, quién tras el triunfo de la revolución se exilió por un periodo de once años para regresar a la vida política posteriormente); pero aún así y mientras estos dos políticos aparentemente irrelevantes ejercieron el poder, en nuestra ciudad acontecieron otros hechos de importancia para quienes fueron sus protagonistas: Estando el sexagenario industrial y propietario, Francisco Santacana y Aloy, necesitado de fondos, vendió al matrimonio de gibraltareños María Giménez Millón y Antonio Gib González, una casa en la calle de Sevilla, número 55 de Algeciras; cifrándose la venta en 2.500 escudos.

También y por aquellos meses bajo la presidencia de González Bravo y de la Concha se produjo el sentido fallecimiento del vecino de nuestra ciudad Pretoriano Rojas Pacheco, causando una gran conmoción dada su juventud, tan solo tenía 21 años de edad. Soltero y huérfano de padre y madre, sus progenitores se llamaban Francisco Rojas y Juana Pacheco; tenía su domicilio en la calle de La Alameda. Contaba con un hermano sacerdote de nombre Miguel, y dos hermanas solteras llamadas Amalia y Mercedes. Su medio de vida consistía en la importante renta que le dejaban ocho viviendas repartidas por toda la ciudad. En otro contexto local y dada la popularidad del inmueble, en aquellas semanas previas a la revolución, se produjo la siguiente venta: Manuel Cano Domínguez, representante legal de Francisco Fernández de Córdoba en nuestra ciudad procedió a vender en nombre de su propietario la casa-posada conocida y llamada del Caballo Blanco, sita en la calle de la Cruz Blanca, Tan solo habían pasado dos años desde que Fernández de Córdoba la había adquirido al que fuera su anterior propietario Antonio Ortega. El comprador fue el también industrial y gran propietario local Manuel Navarrete García, y en la cantidad de 1.300 escudos.

Curiosamente, mientras con escudos se vendía o compraba la popular posada algecireña en aquel revolucionario otoño, el nuevo Gobierno provisional liderado por el general Serrano, y del que era ministro de Hacienda Laureano Figueroa, firmó el decreto para implantar a la peseta como unidad monetaria nacional, exactamente el 19 de octubre del 68. Esta popular moneda no fue de nueva creación pues era ya conocida desde comienzos del siglo XIX (realmente había nacido en Cataluña en 1808 bajo la denominación de peceta o pieça con un valor de 2(1/2) de pesetas), vino a sustituir al escudo que se mantendría con gran fortaleza en el mercado hasta bien entrado unos años. Hablando de pesetas e inversiones, por aquel revoltoso año se conoce el proyecto de la línea férrea que partiendo desde San Fernando concluiría en Gibraltar, pasando por Algeciras. En sesión plenaria celebrada por el algecireño consistorio, se aprobó: No llevar ha dicho País extranjero este elemento de riqueza.

También y coincidente con los últimos días en el Consejo de Ministros del que sería su último e isabelino presidente José Gutiérrez de la Concha, el cincuentenario vecino de Algeciras de nombre Andrés Sermeño Román, dedicado al tráfico de mercancías prestó para cubrir sus necesidades la nada desdeñable cantidad para la época de 3.000 rv, a la también vecina de Algeciras Joaquina Subirat Estrada. La deudora, quién estaba casada con Vicente Chafino, era en compañía de su hermano Juan, propietarios ambos de un edificio en la banda sur del río de la Miel, compuesto de dos altos, viviendo en el bajo su citado hermano. Garantizando Joaquina, por tanto su hogar constituido en el segundo piso. Eran momentos económicos muy difíciles incluso para las grandes familias locales. Igualmente le aconteció a otro miembro de la familia Subirat, quién se vio obligado a hipotecar el almacén de su propiedad, sito como el anterior en la banda sur del río. José Buenaventura Subirat, que así era el nombre del deudor, pidió en préstamo la cantidad de 272 escudos, o sean 2.720 rv; siendo la prestamista Bernarda Ibáñez Dorado, quién estando soltera a la avanzada edad para la época de 35 años, encontraría en el ejercicio de esta actividad financiera un modus vivendi. Con el tiempo, desgraciadamente para la familia Subirat, los préstamos pedidos no fueron suficientes para relanzar su maltrecha economía; por tanto y ante la grave situación los hermanos Joaquina, Juan y José Subirat Estrada, decidieron despojarse del que había sido hasta entonces su hogar, situado en el número 2 de la calle San Quintín. En aquella privilegiada zona crecieron los tres hermanos desde que vinieron al mundo, pues fue su padre Buenaventura Subirat Ros, quién aún soltero lo adquirió en 1833 a los que fueran sus anteriores propietarios, los también hermanos Manuel y Rosa Miciano. En definitiva aquel querido hogar fue vendido en la cantidad de 1.800 escudos en efectivo, ó 18.000 rv en monedas de oro al también industrial Nicolás Maresco Fuentes. La implantación total de la peseta llevaría su tiempo.

De regreso a la presidencia de Serrano, tutelada por la Junta Revolucionaria y sus máximos líderes; los firmantes del acuerdo firmado en la flamenca región de la provincia de Flandes, si bien aplaudido en un primer momento por el pueblo español sufrirán la más dura de sus críticas por la respuesta de los nuevos y progresistas y demócratas gobernantes ante el gran estallido de la guerra de Cuba. Si bien en un principio el Ejército contaba en la isla con casi 27.000 efectivos, no era menos cierto que tan solo 8.000 estaban realmente aptos para el servicio; el resto causaba baja víctima de las enfermedades tropicales, especialmente la fiebre amarilla o vómito negro, haciéndose necesario un nuevo reclutamiento a través del anti popular sistema de Quintas o marcha al frente de 1 entre 5 jóvenes aptos para el servicio, salvo que ese joven o su familia tuvieran posibles para acogerse al sistema de redención en metálico. Ya fueran los menos con su dinero, ya fueran los más con su sangre, el pueblo siempre pagaba las decisiones de sus gobernantes. 200.000 españoles cruzarán el Atlántico durante los años de duración de la guerra de Cuba. El grito de ¡¡Fuera las quintas!!, inundaban las calles de todas las poblaciones españolas con la marcha de cada reemplazo de jóvenes al frente de Ultramar.

Un año después y desoídos los populares gritos, Algeciras sumó a la sangría de los diferentes frentes bélicos abiertos la cantidad de 123 mozos al sorteo, siendo solo superada por la capital de la provincia que aportó 427 y la ciudad de Jerez con 339. Pero el intento de paliar la tragedia de la guerra colonial no reducía sus efectos ni a corto ni plazo largo: Se anuncia RELACIÓN de individuos fallecidos en los buques de la escuadra del Pacífico, los cuales habiendo dejado de fondo las cantidades que cada uno se le expresa, han sido giradas éstas á favor del Sr. Mayor General del Departamento., en libranza contra el Tesoro [...] José Pausa de Miguel, de Algeciras, cabo de mar, fallecido el 28 de Enero de 1866, hallándose en la fragata Villa de Madrid, dejó 287’767 escudos. Miguel González Benítez, de Algeciras, aprendiz naval; falleció el 2 de Mayo de 1866 hallándose en la fragata Blanca, dejó 97’791 escudos.

Al mismo tiempo que multitud de mozos, incluidos los algecireños, que en su mayoría no habían salido nunca de su pueblo o comarca y son obligados a atravesar medio mundo para no regresar jamás a su hogar; en nuestra ciudad las noticias sobre la castrense vida tienen un marcado carácter económico, cuando los industriales locales: Miguel Castillo, Juan Benítez, Manuel Navarrete y José Infante, venden al Ejército...Mes de Diciembre.= Nota de las compras efectuadas en la misma y en dicho mes.= Lo que sigue: Sr. Castillo. Aceite. 140 litros á 0’426.= El mismo Sr. Hilo blanco. 1 kilógr. á 3’585.= Sr. Benítez. Carbón. 3.800 kilógr. á 0’295.= Sr. Navarrete. Paja de relleno 2.300 kilógr. Á 0’030.= Sr. Infante. Escobas 2 docenas á 0’375. Algeciras á 31 de Diciembre de 1868.- El Administrador, Enrique Clausells.- VºBº.- El Comisario de Guerra, Florencio Zazo.

También y durante aquel último mes del revolucionario año se celebraron en nuestra ciudad elecciones municipales, siendo estas ganadas por el progresista Manuel Juliá. El nuevo alcalde algecireño tomaría posesión de su cargo el día 1 de enero de 1869. Hasta entonces la Alcaldía había estado ocupada interinamente por el liberal Vicente Castillo. La nueva corporación algecireña incorporará cierto republicanismo en su proceder; incluso uno de sus concejales Guerrero Fontanilla representaría a aquella formación política. Se creó un Batallón de Voluntarios por la Libertad, a los cuales además de armas de fuego se les asignó credenciales. Estando dispuesto en todo momento: Para el servicio que el Sr. Alcalde les encomiende. Según la documentación consultada, el republicanismo en Algeciras fue todo un éxito, su ideario fue rápidamente aceptado por la ciudadanía, El Pósito se convirtió en el lugar de encuentro del Partido Republicano de Algeciras.

Por aquellos días de local sentimiento republicano, también y con diferente espíritu, el comerciante algecireño Rafael de Muro Trujillo, acudió a la botica de Diego Utor Juarez, reclamando...Deuda generada en Francia por valor de 2.500 reales en mercancías por A. Gosselin á 1º de Diciembre de 1868. Lamourent et Gendrot[...] girada en Gibraltar á nombre de Rafael de Muro, y traducida por Rafael de Muro y Joaristy [...] recibido por Juan Adolfo Utor, este manifestó que su señor padre se encontraba en la ciudad de Ceuta, y que siguiendo sus instrucciones le era imposible hacerse cargo de la deuda en el acto. Y así con la lógica frustración se marchó hacia su establecimiento el acreedor a la espera del regreso del deudor.

Y mientras se solventa la citada situación económica entre personajes tan populares en nuestra ciudad, se produce la paradoja siguiente: mientras en Algeciras aumenta la fuerza municipal republicana, Juan Prim, líder de la revolución comienza la búsqueda de un monarca acorde al nuevo y progresista sistema que se pretende constituir. El primer candidato sería Fernando de Portugal, quién además de hablar castellano, es católico y tiene ideas liberales; y simboliza el viejo sueño de la Unión Ibérica. La petición que le llegó al posible pretendiente al trono español, estaría firmada por: Sagasta, Figuerola, Ruiz Zorrilla y el propio héroe de los Castillejos. Tres meses más tarde, el propuesto candidato envió un telegrama -a través de su Ministro de Asuntos Extranjeros-, para que comunicara al Gobierno español la no aceptación de la corona hispana. El sueño de una unión ibérica se iba al traste.

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