Gibraltar o la tergiversación de valores (VII)

Campo Chico

16.700 ancianos, mujeres y niños fueron expulsados del Peñón durante la II Guerra Mundial

En España opera un servicio de información oficial de Gibraltar en el que trabajan periodistas españoles

Gibraltar o la tergiversación de valores (VI)

Monumento a la evacuación de Gibraltar.
Monumento a la evacuación de Gibraltar.

Algeciras/Hace algo más de una década, a lo largo de 2013, no faltaron quienes aludieron a los trescientos años que habían transcurrido desde la firma del Tratado de Utrecht deteniéndose en toda clase de detalles. Sin embargo, no ya en España o en cualquiera de las naciones y territorios del Reino Unido, sino incluso localmente, en el Campo de Gibraltar, la ignorancia sobre la historia y pormenores políticos y diplomáticos que sostienen al contencioso desde la depredación iniciada en 1704 es sorprendente. El gran contenedor que, como para la izquierda española, suponía el franquismo, lo admitía –lo admite– todo. Una colonia militar en la que una población de aluvión de las más diversas extracciones y etnias se ha ido acumulando; sometida, de modo radical, a una autoridad lejana, recurría a la descalificación de “fascistas” cuando era conveniente para sus inconfesables intereses. “Corea del Norte” es el nombre que, incluso en estos tiempos, al chief Picardo y a sus colaboradores más íntimos les parece ajustado para referirse a una España en la que, para ellos, domina un régimen político desaparecido hace medio siglo. Quizás sea lo que les acerca al argumentario de parte de la izquierda española en la que han encontrado la plataforma a la medida de sus prácticas capitalistas del más bajo registro.

Hasta los prolegómenos del conflicto bélico de los últimos años cuarenta, camino ya de los dos siglos y medio de poblamiento civil de la base militar -cuya importancia estratégica como nido de corsarios fue intuida por Oliver Cromwell bastante antes, ya en los 1600 mientras masacraba a miles de irlandeses y escoceses y se convertía en azote de los católicos del orbe cristiano- a nadie se le ocurrió pensar en Gibraltar, aquel privilegiado territorio que las circunstancias habían puesto a su disposición, como algo distinto de un lugar para vivir y prosperar. Era natural en una sociedad diversa que heredaba el afán de sus antepasados por encontrar un lugar bajo el sol. Genoveses, sobre todo, pero también portugueses, españoles de las proximidades y una sustanciosa y significativa proporción de judíos sefardíes del norte de Marruecos constituían el caldo primigenio de una sociedad dispuesta a extraer las ventajas de servir de escudo a una fortaleza militar.

El episodio de las “bocas inútiles”, como llamó el gobierno británico a la masa de personas que habitaban el Gibraltar de 1939, es uno de los grandes ejemplos de desprecio a la condición humana que se han dado en la historia. Los yanitos se convirtieron de la noche a la mañana para los ingleses en algo muy parecido a un rebaño del que había que librarse para dar al Peñón su carácter de fortaleza militar. Me consta –tuve una larga conversación con Joe Bossano y algunos de sus próximos al respecto– que los supervivientes de aquel bárbaro proceder guardan en la alhacena de sus recuerdos más oscuros el sufrimiento y la frustración que les produjo la orden de evacuar el territorio por tiempo indefinido para evitar el entorpecimiento que la población civil acumulada suponía para las misiones militares que se desarrollarían en la colonia en la Segunda Guerra Mundial a partir del 3 de septiembre de 1939; cuando el Reino Unido y Francia declararon el comienzo de las hostilidades contra la Alemania nazi tras la invasión de Polonia. Hay relatos que describen cómo se llevó a cabo la evacuación con suficiente detalle como para valorarla en todos sus términos. Y en Gibraltar no sólo se rememora, sino que un monumento muy evocador lo recuerda en la Waterport Place, muy cercana al mar, a la derecha nada más acceder a Gibraltar por tierra.

Detalle del monumento a la evacuación de Gibraltar.
Detalle del monumento a la evacuación de Gibraltar.

Hace poco menos de veinticinco años, cuando aquello del Tireless –a lo que me referiré enseguida– el conocido periodista conileño Ildefonso Olmedo dedicó una de sus crónicas a la histórica evacuación de 1940. Con la movida del Tireless como inspiración, en la entradilla a Aquella otra evacuación (12 de noviembre de 2000) escribía: “Historia nunca contada de cómo 16.700 ancianos, mujeres y niños fueron expulsados del Peñón durante la II Guerra Mundial. Para los militares ingleses, eran «bocas inútiles». ¿Los volverían a evacuar si ahora se produjera una fuga radiactiva en el submarino Tireless? En 1940 los enviaron a Casablanca, Madeira, Jamaica y a la fría Irlanda”. La evacuación de 1940 ha sido, el escenario de dos publicaciones importantes: The Making of a people (La formación de un pueblo; 1994) y The Fortress Came First. The story of the civilian population of Gibraltar during the Second World War (La fortaleza fue lo primero. La historia de la población civil de Gibraltar durante la Segunda Guerra Mundial; 2000), del que hay un ejemplar en la Biblioteca de la UCA en Algeciras. Una serie de cinco sellos, emitida en 2014 con motivo del septuagésimo quinto aniversario del comienzo de la evacuación, y no pocas ocasiones conmemorativas, artículos y ensayos no han supuesto, ni en su conjunto, ni puntualmente, su proyección más allá de los límites territoriales y generacionales de la población civil gibraltareña. Los yanitos que sufrieron la evacuación y sus descendientes más próximos parecen ser ya los únicos depositarios de un recuerdo que se ha quedado, mientras se extingue, en el corazón de aquellos sin que apenas trascienda.

Serie de cinco sellos sobre la Evacuación en el 75 aniversario (2014).
Serie de cinco sellos sobre la Evacuación en el 75 aniversario (2014).

Los autores de las obras citadas son ambos gibraltareños de nacimiento. El primero de ellos (The Making…) es Joseph Garcia, historiador, ensayista y político de ascendencia española, líder del Partido Liberal de Gibraltar (LPG); una formación política testimonial, más nacionalista que otra cosa (como cualquier otra de las gibraltareñas) e integrada en la Internacional Liberal con dos de los diecisiete escaños del ‘parlamento’ desde el que se gobierna –hasta cierto punto– la población civil de la colonia. El LPG es el socio del Partido Laborista Socialista de Gibraltar (GSLP), de Fabian Picardo y Joe Bossano, en el 'gobierno' de la colonia. Garcia, ‘viceministro principal’, es hijo de Joe Garcia, editor y fundador de Panorama, uno de los viejos periódicos que circulan por el territorio. Nuestro hombre estudió en una pequeña, poco conocida y joven universidad inglesa, la Universidad de Hull, que nació hace un siglo como apéndice de la de Londres y obtuvo su autonomía en 1954. En su biografía se dice que fue un estudiante brillante de Historia y se doctoró con una tesis titulada El desarrollo político y constitucional de Gibraltar. Como era de esperar, el doctor Garcia forma parte del cuadro docente de la Universidad de Gibraltar en calidad de Senior Research Associate (Investigador Asociado): una denominación más honorífica que otra cosa que se da a las personas que tenidas en consideración no están del todo integradas en la vida académica. El segundo de los autores (The Fortress…) es Thomas Finlayson, de ascendencia escocesa. Fue uno de los evacuados con su familia cuando tenía dos años. Se graduó en Historia en la Universidad de Edimburgo y se dedicó a la enseñanza hasta su regreso definitivo a Gibraltar, en 1980, para desempeñar el cargo de archivero en los Archivos oficiales de la colonia. Finlayson ya había vuelto con su familia en 1945, pero la mayoría de los evacuados no lo hicieron hasta 1951.

Portada de un ejemplar de 1975 de 'Panorama'.
Portada de un ejemplar de 1975 de 'Panorama'.

La obra de Finlayson es particularmente interesante, por cuanto vivió la evacuación aunque fuera aún muy pequeño. Pero su primera infancia estuvo muy influida por la situación de su familia. Luego, la adolescencia, juventud y formación universitaria se desarrollaron entre Irlanda del Norte y, sobre todo, Escocia, la tierra de sus progenitores. En su madurez, trabajando ya en Gibraltar, dedicó tiempo a reflexionar sobre lo ocurrido en su pueblo natal durante la Segunda Guerra Mundial, sin dejar de considerar la inevitable proximidad social y cultural de España. Tanto Finlayson como Garcia y como otros muchos, han querido ver la evacuación como motor de la supuesta “identidad gibraltareña”, animando la presunción con el recurrido “cierre de la verja” (1969-1982), en cuyas causas ni él ni los demás entran mientras adjudican la iniciativa, conscientes de su falsedad, al Gobierno del general Franco.

El libro de Joseph J. Garcia.
El libro de Joseph J. Garcia.

En España opera un servicio de información del ‘gobierno’ de Gibraltar en torno al que se agrupan y en el que trabajan unos cuantos periodistas españoles. Me refiero a InfoGibraltar, que dispone de una bien diseñada página web. En 2015, en plena conmemoración del 75 aniversario del comienzo de la evacuación, InfoGibraltar publicó en dos entregas (mayo-julio 2015) una entrevista con Finlayson en la que se dirige la atención del lector hacia lo que contribuyó el proceso de evacuación a la supuesta ‘identidad’ de la población gibraltareña. Como si la tamaña barbaridad perpetrada por la potencia colonial, hubiera sido un hecho providencial.

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