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El Titán y el Goliat: dos grandes grúas para las obras del rompeolas de la Isla Verde (1922-1931)

Fragmentos de la historia del puerto de Algeciras (1906-1980)

La Junta de Obras del Puerto de Algeciras logró el alquiler de las gigantescas grúas de Larache tras una compleja labor diplomática

Estas poderosas máquinas estuvieron en uso desde el mes de julio del año 1922 hasta el mes de agosto de 1931

Las obras del rompeolas de la Isla Verde exterior: diez años de trámites (1910-1920)

La grúa Titán colocando un bloque en el extremo del Rompeolas de la Isla Verde en construcción. Hacia 1930 (Archivo de la A.P.B.A.).

Algeciras/Uno de los retos con los que se tuvo que enfrentar la Junta de Obras del Puerto de Algeciras a la hora de acometer las obras del rompeolas de la Isla Verde fue la adquisición, mediante compra, cesión temporal o alquiler, de unas grandes grúas capaces de mover y transportar los enormes bloques de mampostería necesarios para la erección del dique a una profundidad, en su segunda y tercera alineaciones, de veinte metros. Las gestiones realizadas por el ingeniero director, Cástor Rodríguez del Valle, durante la primera mitad del año 1919 sirvieron para conocer la existencia de grúas de esas dimensiones en puertos dependientes del Estado, cuyas Juntas de Obras estuvieran dispuestas a alquilarlas o cederlas.

Después de diversas indagaciones y conversaciones se había determinado que las grúas disponibles en el puerto de Larache eran las que interesaban a la Junta para poder comenzar la construcción del rompeolas de la Isla Verde. El 30 de mayo de 1919 la dirección de la Junta de Obras acordó solicitar al Ministerio de Fomento la cesión de ambas grúas que estaban operativas en el puerto norteafricano.

En la sesión celebrada el 8 de octubre de 1919, el Ingeniero Director comunicó que estaban muy avanzadas las gestiones para la cesión de las dos grandes grúas de Larache, estándose redactando el proyecto para su traslado al puerto algecireño.

Es necesario hacer una mención, aunque sea breve, de las complejas gestiones y labores “diplomáticas” que tuvieron que desarrollar el Ingeniero Director y el Presidente de la Junta, entre agosto de 1919 y julio de 1920, para lograr que el Goliat y el Titán, las dos gigantescas grúas que estaban siendo empleadas en las obras del puerto de Larache, pudieran ser cedidas al de Algeciras. Las conversaciones tuvieron que realizarse al más alto nivel, participando en ellas el Ministerio de Fomento, el Ministerio de Estado, la Alta Comisaría de España en Marruecos, la Alta Comisaría Regia de Turismo, la Casa del Rey y, como en tantas otras ocasiones, el diputado por el distrito de Algeciras José Luis de Torres.

El carro transbordador portando un bloque hasta las proximidades del “Titán”. Véase, a la izquierda de la fotografía, el espaldón del rompeolas en construcción (Archivo de la A.P.B.A.).

El problema surgió una vez firmado en el Ministerio de Fomento el contrato de concesión de aquellas dos grúas-polipasto que se hallaban en Larache y, sobre todo, cuando se supo en la ciudad norteafricana que Cástor Rodríguez del Valle se encontraba en ella para organizar las labores de traslado de las dos grúas cedidas por el Ministerio. En Larache la reacción no se hizo esperar. Convencidos de que el traslado del Goliat y del Titán al puerto de Algeciras significaría la paralización de las obras del puerto de aquella ciudad, el Diario Marroquí, el 27 de junio de 1920, publicaba lo siguiente: "Llegan a nuestros oídos noticias que consideramos inverosímiles. Se nos asegura que el Titán y la otra grúa grande del puerto se proponen trasladarlas al puerto de Algeciras. Con ese fin se encuentra hace días entre nosotros el Director de las obras de aquel puerto… Ello redundaría en sensible perjuicio para este puerto cuya construcción sufriría un retardo de cuatro o cinco años. Se impone, pues, que todas las entidades de esta población, especialmente la Cámara de Comercio, tomen cartas en el asunto y traten de oponerse a que se realice dicha cesión que entorpecería la vida de esta población y, aún más, el comercio de Larache".

En la sesión de la Junta celebrada el 25 de junio de 1920 se autorizó al Ingeniero Director a desplazarse hasta Larache para preparar el traslado de las grúas y del carro trasbordador que habían sido oficialmente cedidos por la Delegación de Fomento de España en Marruecos al Puerto de Algeciras. Según oficio remitido por el Jefatura Provincial de Obras Públicas, se comunicaba a la Junta la Real Orden que fijaba el precio del alquiler del Titán, del Goliat y de otros útiles complementarios que ascendía a la cantidad de 10.000 pesetas anuales.

Una vez aprobada por la Superioridad la cesión de las mencionadas grúas, el señor Rodríguez del Valle realizó gestiones con diferentes empresas para el desmontaje en Larache y el montaje en Algeciras de las dos grúas, habiendo encontrado que estaba dispuesto a realizar estos trabajos don Diego Guevara Haro, que era el mismo que había montado ambas grúas, unos años antes, en el puerto de Larache. El costo de las labores de desmontaje del Titán y del Goliat, del carro trasbordador de bloques y de la central eléctrica ascendía a 29.000 pesetas y del montaje en el puerto de Algeciras de 30.000. El señor Guevara se comprometió a que los trabajos se efectuarían con la mayor presteza, manifestando que las labores de desmontaje se desarrollarían en dos meses a partir de la firma del contrato y el montaje en Algeciras, en seis meses.

La grúa flotante Adelaar rescatando los restos del Titán del fondo de la bahía en enero de 1932, tras el accidente sufrido en agosto de 1931 (Archivo de la A.P.B.A.).

No cabe duda de que, a pesar de las protestas de las autoridades portuarias y económicas de Larache por la cesión de los útiles existentes en la ciudad norteafricana al puerto de Algeciras, primaron los intereses generales y militares del Gobierno de la Nación, puesto que a causa de las amenazas y agresiones de las tribus rifeñas a las posesiones españolas en el norte de África, desde 1910 el desarrollo del puerto de Algeciras había sido considerado vital, desde el punto de vista militar y estratégico para España en el otro lado del Estrecho.

Para el transporte de las piezas más grandes del Titán, del Goliat y del carro trasbordador se fletó el velero-motor holandés San Antonio, de 450 toneladas, perteneciente a la Compañía N. V. Hammertein’s Reedderijbedrijf de Rotterdam. Y para el transporte de las piezas de menor peso el pailebot Pepito. El traslado comenzó en la última semana de septiembre de 1920. Los trabajos de montaje del Goliat y el Titán en el puerto de Algeciras estuvieron acabados el 26 de febrero de 1922, fecha en la que empezaron a operar en las obras del Rompeolas transportando los bloques que se fabricaban en el taller instalado al pie de la muralla del Fuerte.

El informe sobre las características técnicas de los útiles cedidos especificaba que la grúa Titán tenía fuerza y brazo suficientes para construir el rompeolas de la Isla Verde por tramos de 10 metros. Se preveía que esta grúa y el carro trasbordador se desplazaran por una vía o carril colocado sobre la parte construida del rompeolas, transportando los bloques hasta el morro en construcción, permitiendo que, al mismo tiempo, se pudiera ir levantando el espaldón del dique para librarlo de las grandes olas provocadas por los temporales de invierno.

El Titán (A) y el Goliat (B) abandonados en el Dique Norte en el año 1948 (Archivo de la A.P.B.A.).

El Titán estaba constituido por una estructura metálica de sección horizontal cuadrada rematada por una pieza circular sobre la que giraba una gran pluma de la que pendía un juego de cables de acero que terminaba en una estructura metálica que se engarzaba al bloque que se deseaba levantar. El mecanismo se movía por medio de la energía producida por un motor eléctrico. En uno de sus laterales portaba una cabina de madera en la que se situaba el gruista.

En el Goliat el sistema de cadenas-polipasto surgía de la parte inferior de la cabina de madera (véase la ilustración adjunta) situada sobre una estructura metálica de sección rectangular y alzado de forma apiramidada. De estas cadenas pendía el sistema de agarre constituido por unas grandes tenazas que se fijaban en los bloques a través de unos orificios practicados en ellos. La cabina de madera, donde se instalaba el gruista encargado de maniobrar el mecanismo, estaba situada en la vertical del sistema de carga. Los bloques artificiales fabricados en el taller (del que se tratará en otro capítulo) eran depositados sobre las traviesas de las vías por las que se desplazaba el Goliat.

Una vez situado el Goliat sobre el bloque elegido, éste era izado por medio del sistema de cadenas-polipasto y trasladado, mediante un movimiento lateral, hasta los raíles principales y, desde allí, hasta el arranque del dique en construcción. En ese lugar era depositado sobre el carro trasbordador que se desplazaba sobre las vías del Titán hasta el extremo del rompeolas donde éste se hallaba. Esta grúa (en un movimiento similar a los realizados por las actuales grúas de pórtico) tomaba el bloque del carro trasbordador y, maniobrando con su pluma, lo depositaba sobre la escollera o el cimiento habilitado en el fondo de la bahía con la ayuda de los buzos.

Estas poderosas máquinas estuvieronen uso desde el mes de julio del año 1922 hasta el mes de agosto de 1931, siendo fundamentales en el proceso de construcción del rompeolas de la Isla Verde. En ese mes el Titán sufrió un accidente -o un sabotaje- y cayó al mar, siendo recuperado del fondo de la dársena y reparado en la “Maquinista Terrestre y Marítima” de Barcelona en enero de 1932. Se volvió a instalar sobre sus raíles, aunque no se utilizó, a partir de entonces, en ninguna de las obras que se llevaron a cabo en el puerto. El Titán permaneció abandonado en el Dique Norte hasta principios de los años sesenta. Mediante una Orden Ministerial fechada el 12 de abril de 1961 la Dirección General de Puertos autorizó a la Junta a redactar las bases para la subasta de la “chatarra” producida por su desguace, realizado en los meses anteriores. La subasta se llevó a cabo el 28 de febrero de 1962, quedándose con los restos del Titán don Juan Antonio Tolón, vecino de Alicante, por la cantidad de 489.000 pesetas. Triste final para una máquina que podía haber sido un ejemplo magnífico y único de arqueología industrial.

La grúa-polipasto Goliat preparada para elevar un bloque (Archivo de la A.P.B.A.).

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