El Trienio Liberal (1820-2020): Ataque a la Isla Verde

Historias de Algeciras

Tras el enfrentamiento acontecido en la Isla Verde, el sueño liberal en Algeciras llegaba a su fin

El realista José O'Donnell sustituyó en el cargo de Comandante del Campo al constitucionalista Tomás Retortillo

En la alcaldía, el doceañista José González Ramos cedió la presidencia del Ayuntamiento al absolutista Pedro Barte Ortega

El Sexenio Revolucionario (1868-1874): La Perseverancia y la Gloriosa

La Isla Verde en un grabado del siglo XIX.
La Isla Verde en un grabado del siglo XIX.
Manuel Tapia Ledesma

02 de abril 2023 - 03:00

Aquella amenaza que había sufrido la ciudad de Algeciras durante las calurosas jornadas del verano del 23 por parte de los barcos franceses parece que sirvió para que en reboticas, corrillos y mentideros de la ciudad, como es normal, se hiciera un análisis de cómo se había llegado en la nación, y por ende a nuestra ciudad, a aquella catastrófica situación.

El día de San Valentín de aquel 1823, el Secretario de Estado San Miguel informaba al Rey de la retirada del embajador francés siguiendo la estrategia marcada en Verona dos meses antes. Aquel 14 de febrero comenzaron los preparativos para el éxodo real desde Madrid a Sevilla. La inicial resistencia de Fernando VII a emprender el “obligado” viaje claudicó, comenzando el periplo el día 20 del siguiente mes de marzo quizá buscando jornadas con buenos augurios.

El día 10 de abril llegó la comitiva a la ciudad hispalense después de un recorrido donde no faltaron los actos de besamano al rey y las corridas de toros en su honor, según recogió en acta el secretario real Antonio Martínez Salcedo. Una vez instalados en Sevilla todas las altas instituciones del Estado, y conforme las tropas de Angulema se dirigían hacia el sur, se produjo semanas después la lectura de la consulta del Real Consejo, referida en anteriores entregas, sobre la salida de la familia real de Sevilla dándose la alternativa de Cádiz o Algeciras.

Según recogió Martínez Salcedo sobre la opción algecireña: “Estaría -en referencia al monarca- cerca de un punto dominado por una potencia extranjera”. Recordemos que Inglaterra se había opuesto -en el encuentro de Verona- a la intervención francesa en España. La negativa real obligó al nombramiento de una regencia interina, previa consideración de “demencia temporal” del monarca. El día 12 de junio de 1813 el ya suspendido en sus funciones rey, sale obligado en dirección hacia Cádiz; la opción de viajar hasta Algeciras quedaba por tanto anulada. Unos días más tarde nuestra ciudad sufriría la seria amenaza de ser cañoneada y destruida por los navíos franceses, como también se ha descrito en anteriores entregas.

Por aquellos días de lógica preocupación ciudadana se dieron, entre otras, las siguientes: “El Ayuntamiento de Algeciras remite oficio participando que á solicitud del Comandante militar del campo, había dado orden para que se le entregasen monturas de la milicia nacional de aquella ciudad para equipar treinta caballos del regimiento de Farnesio”. Este oficio, quizá fue uno de los últimos que las autoridades liberales algecireñas pudieron enviar por tierra a la capital de la provincia, pues días después -en pleno mes de julio- un parlamentario francés avisó a las autoridades gaditanas: “Desde el día 15 no permitirían salir a nadie ni por mar ni por tierra, de cualquier clase que fuesen, y al que saliese le harían fuego”. La España constitucional caía como un castillo de naipes. Nuestras costas serían testigos del último paso del general Riego por la zona al trasladarse por mar desde Cádiz a Málaga; poco tiempo después y mientras seguía combatiendo a las tropas invasoras, sería capturado en un pueblo jienense llamado Arquillos tras haber sido denunciado por un pastor a los absolutistas del lugar.

Extracto crónica ataque a la Isla Verde (1823).
Extracto crónica ataque a la Isla Verde (1823).

De vueltas a las comunicaciones con la capital de la provincia desde Algeciras, estas bien pudieron mantenerse por mar, según se desprende del siguiente texto: “También debemos estar dispuestos a dar convoyes desde Tarifa, Algeciras ó Gibraltar, pues teniendo los franceses el apostadero de este bloqueo, también nuestra fuerzas útiles de guerra podrán salir de ella con los convoyes”.

Institucionalmente se interrumpe lógicamente la comunicación entre la llamada Subgefía política del partido de Algeciras y las instancias liberales gaditanas. Al mismo tiempo que la capital de la provincia es sitiada, en el distrito algecireño acontecen los siguientes hechos relatados en carta particular entre religiosos: “En este estado el cobarde Ordoñez (al parecer se refiere al capitán de la milicia y escopeteros de Algeciras Antonio Ordóñez, quién tenía su domicilio en la calle Imperial o Rafael de Riego) abandonó Algeciras y salió con sus tropas hacia Tarifa, dejando solamente 150 hombres en la Isla Verde fortificada novísimamente y provista de víveres á costa de exacciones y contribuciones de cuantos fondos y arbitrios se pudieron sacar en Algeciras y San Roque. Entraron los franceses en Algeciras y tomaron la línea sin disparar un tiro, porque los del resguardo militar que eran los que tenían este último punto, apenas vieron venir á los franceses se entraron en terreno neutral y se embarcaron. En el momento se envió á la Isla Verde la rendición y negándose á ella enviaron los franceses un bote en busca de dos fragatas que cruzaban por el estrecho sobre Ceuta y Tarifa; vinieron á Algeciras al día siguiente, y apenas estuvieron á tiro, rompió el fuego la Isla contestando las fragatas con una actividad increíble, y que pasmó á los mismos ingleses á quienes parecía imposible que dos fragatas solas hicieran tanto fuego por espacio de dos horas y media; pero todo esto no fue bastante para rendirla ni pudieran lograrlo en muchos días si al retirarse ya las fragatas no se hubieran hallado felizmente con un bergatin de guerra francés que venía de Levante; este se acercó á tierra cuanto pudo al día siguiente, y con las lanchas y balsas puso en tierra diez piezas de cañón, y en el instante pasaron á la Isla con la intimación de que se rindieran en el mismo día bajo la inteligencia de que no siendo aquel un punto militar y defendiéndolo solo por obstinación empezarían á batirlos de tierra que está mucho más alta que la Isla, y los oficiales todos serían fusilados y quintados (fusilados 1 de cada 5) los cabos y sargentos; y como ellos vieron las maniobras de los franceses no tuvieron más remedio que rendirse á las cuatro y media de aquella tarde. Si esto se hubiera hecho desde los principios, se hubiera ahorrado la efusión de sangre, pues, hubo algunas desgracias de parte á parte, y los ingleses y liberales refugiados en esta no se hubieran burlado tanto como lo han hecho de las baladronadas de las fragatas en el primer día. Hoy se asegura que marchan los franceses y guardias para Tarifa, y que llevan toda la artillería que pusieron en tierra, y las dos fragatas y el bergantin van en combinación con dichas tropas, y no han salido antes por no haber corrido levante. -El Sr. Obispo de Málaga y el Rmo. General de la Merced con algunos otros eclesiásticos emigrados han salido hoy de esta, y se dirigen á Ronda hasta que puedan pasar á Málaga. (Cart. Part.)”.

Bien se puede considerar que tras el enfrentamiento acontecido en la Isla Verde, el sueño liberal en Algeciras llegaba a su fin. El realista José O'Donnell sustituyó en el cargo de Comandante del Campo al constitucionalista Tomás Retortillo. Y en la alcaldía, el doceañista José González Ramos cedió la presidencia del Ayuntamiento al absolutista Pedro Barte Ortega.

También durante aquel triste verano para los progresistas locales una dolorosa y tardía noticia llegó desde la ocupada ciudad de Cádiz: Vicente Terrero Monesterio, el llamado Cura de Algeciras durante las sesiones para la elaboración de la Constitución de 1812, había fallecido a mediados del caluroso mes de julio en aquella ciudad. A mediados del siguiente mes de septiembre, la prensa absolutista en su intento de denigrar al régimen liberal y la representación popular pone un ejemplo en el que aparece el nombre de Algeciras: “Siendo los individuos de que se compone el Congreso todos diputados de la nación española indistintamente, y no de las respectivas provincias, el hacer semejante distinción inducía al federalismo. Con que el Congreso era una olla podrida [...] el de Cataluña representa al de Cádiz y el de Badajoz al de Navarra y el de Algeciras al de Asturias y todos á todos y todos á ninguno”.

Sea como fuere, en el ya absolutista ayuntamiento algecireño se recibe enviada por las nuevas instancias provinciales realista, tardío despacho que incluye escrito definido como:

"Alocución de S.M. concebida en estos términos. Españoles.= Siendo el primer cuidado de un rei el procurar la felicidad de sus súbditos, é incompatible esta con la incertidumbre sobre la suerte futura de la Nación y de sus individuos, me apresuro a calmar los recelos é inquietud que pudiera producir el temor de que se entronice el despotismo ó de que domine el encono de un partido.= Unido con la Nación he vivido hasta el último trance de la guerra, pero la imperiosa ley de la necesidad obliga á ponerle un término; en el apuro de estas circunstancias solo mi poderosa voz puede ahuyentar del reino las venganzas y las persecuciones; solo un Gobierno sabio y justo puede reunir todas las voluntades, y solo mi presencia en el campo enemigo puede disipar los horrores que amenazan á esta Ysla gaditana, á sus leales y beneméritos habitantes y á tantos insignes españoles refugiados en ella.= Decidido pues á hacer cesar los desastres de la guerra he resuelto salir de aquí el día de mañana; pero antes de verificarlo quiero publicar los sentimientos de mi corazón, haciendo la manifestación siguiente:= 1º Declaro de mi libre y espontánea voluntad, y prometo bajo la fé y seguridad de mi real palabra, que si la necesidad exigiera la alteración de las actuales instituciones políticas de la Monarquía, adoptaría un Gobierno que haga la felicidad completa de la Nación, afianzando la seguridad personal, la propiedad y la libertad civil de los Españoles.= 2º De la misma manera prometo libre y espontáneamente, y he resuelto llevar á efecto un olvido general completo y absoluto de todo lo pasado, sin excepción alguna para que de este modo se restablezca entre todos los Españoles, la tranquilidad, la confianza y la unión, tan necesaria para el bien común, y que tanto anhela mi personal corazón.= 3º En la misma forma prometo que cualquiera que sean las variaciones que se hagan, serán siempre reconocidas, como reconozco, las deudas y obligaciones contraídas por la Nación por mi Gobierno bajo el actual sistema.= 4º También prometo y aseguro que todos los generales, Gefes, Oficiales, Sargentos y Cabos del Ejército y Armada que hasta ahora se han mantenido en el actual sistema de Gobierno en cualquier punto de la península, conservarán sus grados, empleos, sueldos y honores...

...Del mismo modo -prosigue el real escrito-, conservarán los suyos, los demás empleados militares, y los civiles y los eclesiásticos que han seguido al Gobierno y á las Cortes, ó que dependen del sistema actual; y los que por razón de las reformas que se hagan no pudieran conservar sus destinos, disfrutarán á lo menos la mitad del sueldo que en la actualidad tuvieren. = 5º Declaro y aseguro igualmente que así los milicianos voluntarios de Madrid, Sevilla y otros puntos que se hallan en esta Ysla, como cualquiera otro Españoles refugiados en su recinto que no tengan obligación de permanecer por razón de su destino, podrán desde luego regresar libremente á sus casa, ó trasladarse al punto que les acomode en el reino, con entera seguridad de no ser molestado en tiempo alguno por su conducta política, ni opiniones anteriores; y los milicianos que lo necesitasen obtendrán en el tránsito los mismos auxilios que los individuos del ejército permanente.= Los Españoles de la clase expresada y los extranjeros que quieran salir del reino, podrán hacerlo en igual libertad, y obtendrán los pasaportes correspondientes para el país que les acomode.= Cádiz 30 de Setiembre de 1823.= Fernando. Días más tardes y sintiéndose seguro y rodeado de servilones, sacaría a relucir su auténtica y felona naturaleza. Mucho prometer hasta alcanzar el poder, y una vez conseguido se acabó lo prometido".

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