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La vecindad con Marruecos, un desafío para la seguridad nacional en el Campo de Gibraltar

Agresión yihadista en Algeciras

La historia previa al ataque mortal de Yassine Kanjaa en Algeciras concentra todos los desafíos identificados por el Gobierno desde 2021: terrorismo, narcotráfico y las mafias de la inmigración irregular

¿Una oportunidad para el extremismo?

Dolor en la Plaza Alta de Algeciras tras el ataque yihadista mortal. / Efe

Yassine Kanjaa fue detenido en 2019 cuando llegó a la costa de Gibraltar en una moto acuática de las que utilizan los contrabandistas y las mafias de la inmigración del Estrecho. Fue repatriado a Marruecos, pero en el verano de 2022 había logrado entrar en España, puesto que fue detenido sin papeles por la Policía Nacional. Mientras se tramitaba la expulsión, este joven que había sido consumidor de drogas se sumergió en un proceso de radicalización que el miércoles le llevó a atacar dos iglesias en Algeciras en un atentado en el que asesinó a un sacristán e hirió a un sacerdote con un machete. Organizaciones criminales, narcotráfico, inmigración irregular y yihadismo. En la historia de este hombre de 26 años se concentran todos los riesgos advertidos por los expertos en seguridad nacional que afectan de pleno al Estrecho y con él, al Campo de Gibraltar.

La comarca obtiene muchos beneficios de su ubicación geográfica, con Marruecos como vecino. Un ejemplo: los puertos de Algeciras y Tarifa asumen la mayor parte del tráfico de pasajeros de la Operación Paso del Estrecho, el mayor movimiento migratorio del mundo entre dos continentes. Pero la cercanía con África también le hace pagar una servidumbre histórica como escenario en el que operan los grupos dedicados al narcotráfico y las mafias de la inmigración irregular. Y eso le lleva, en los últimos años, al movimiento salafista, el islamismo radical totalitario y ultraconservador.

La última Estrategia de Seguridad Nacional aprobada por el Consejo de Ministros el 28 de diciembre de 2021 lo advierte con claridad: "La convergencia entre grupos terroristas y redes de crimen organizado va en aumento. Los modelos de organización cada vez más descentralizada de estos actores delictivos favorecen su cooperación y facilitan la financiación terrorista".

Mafias

Cuando el poniente aclara la vista, en un altozano a 300 metros de altura en la subida al puerto de El Bujeo entre Algeciras y Tarifa, basta con afinar la mirada para observar las casas de Ceuta, las grúas del puerto Tánger-Med, gran parte de la costa tangerina y la entrada del Estrecho a la Bahía algecireña. Aquí acaba y empieza Europa y allí, a menos de 15 kilómetros, acaba y empieza África. Esa foto apaisada extraordinaria que muestra dos continentes, dos culturas a una pequeña distancia -desde Punta de Oliveros en España a Punta Cires en Marruecos tan solo hay 7.2 millas náuticas- convierte al Campo de Gibraltar en un lugar único para lo bueno, pero también para lo malo.

Aquí uno puede jugar al golf en La Hacienda al borde del océano Mediterráneo y sobrecogerse con el Atlántico desde la duna de Bolonia, pero tendrá enfrente la misma masa de agua que, durante la década de los 70, se convirtió en la autopista ideal para que los narcotraficantes introdujeran sus cargamentos de hachís en Europa. Y para que las mafias de la inmigración irregular desembarcaran a miles de personas que solo iban buscaban una vida mejor en el viejo continente.

En los últimos años, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han encontrado además no pocos indicios de la financiación de las organizaciones yihadistas a través de estas redes criminales e incluso de la infiltración de radicales entre los migrantes que cruzan el Estrecho o saltan las vallas de Ceuta y Melilla.

La presión ejercida en el Campo de Gibraltar por la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre los traficantes de drogas, desde la puesta en marcha del Plan Especial de Seguridad desde julio de 2018, tuvo dos efectos. El primero, que los narcos comenzaron a desplazarse por el litoral hacia Huelva y por la Costa del Sol hasta Almería para continuar con su actividad delictiva. El segundo, que tejieron vínculos con las redes de tráfico de personas para poner sus estructuras a su servicio y paliar las pérdidas económicas.

La Estrategia de Seguridad Nacional avisa que "además de su dimensión económica, el crimen organizado tiene un relevante potencial desestabilizador. Sus estructuras se adaptan al entorno geoestratégico y repercuten en la gobernanza, la paz social y el normal funcionamiento de las instituciones".

Terrorismo

"La polarización y la crisis económica han contribuido a un incremento en la actividad de los extremismos violentos", advierte la Estrategia de Seguridad Nacional como un augurio de lo que sufrió el miércoles Algeciras. "Los medios utilizados por los grupos terroristas son cada vez más variados y los ataques físicos están acompañados de campañas propagandísticas que alimentan ideologías radicales violentas. En esta amenaza cobra especial relevancia el terrorismo yihadista, con su presencia tanto en distintos países europeos, como en el Sahel, Magreb y Oriente Medio, desde donde se proyecta la amenaza terrorista sobre España. Existe además el riesgo de ataque sobre individuos e intereses nacionales en estas regiones", continúa.

Vista de Ued el Marsa, el pueblo en el que se crio el yihadista detenido en Algeciras. / Efe

El documento advierte que "dentro de las fronteras de España, la principal amenaza proviene de individuos que han nacido o crecido en países occidentales que, tras ser radicalizados, atacan en su propia área de residencia". "Igualmente relevante es la amenaza derivada de los procesos de radicalización en prisiones", continúa.

Europa y Marruecos

Para combatir estos retos hacia la seguridad nacional, España requiere tener unas buenas relaciones con Marruecos, que han empezado a normalizarse tras superar en apariencia una fase de desencuentro que se había acentuado desde 2018 a partir del "giro a la posición tradicional española de neutralidad activa en el conflicto del Sáhara Occidental", lo que derivó en una crisis migratoria desde 2021 sin precedentes, explica el Real Instituto Elcano en su informe España en el mundo en 2023: perspectivas y desafíos.

Además, necesita transmitir a sus socios de la Unión Europea que en realidad en el Estrecho se concentran desafíos que afectan a toda Europa. "Durante 2023, España tendrá la oportunidad de influir en la agenda mediterránea de la UE considerando su presidencia del Consejo a lo largo del segundo semestre", se lee en el documento. "A pesar de que las miradas de Europa están puestas en sus fronteras orientales por motivos más que justificados, España debe recordar a sus socios –tanto de la UE como de la OTAN– que el vecindario sur requiere atención, recursos y voluntad política para salir de los atolladeros que les impiden tener mayores niveles de desarrollo humano. Frente al riesgo de ver más inestabilidad y Estados fallidos en torno al Mediterráneo, sería muy deseable anticiparse con propuestas de proyectos regionales estructurantes que aporten soluciones a problemas compartidos y ayuden a generar confianza", significa.

Delincuencia

El número de delitos detectados por la Guardia Civil y la Policía Nacional en el Campo de Gibraltar se disparó en un 19% tras el final de las restricciones por el coronavirus y supera ya el nivel anterior a la irrupción de la pandemia, lo que empieza a desvirtuar el mantra repetido por algunos políticos, entre ellos el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, de que estamos en una de las zonas más seguras de España y Europa.

Además, esta idea no se entiende sin analizar una realidad. Porque es el propio crecimiento del narcotráfico durante muchos años el que reducía la delincuencia común: el dinero fácil ganado al trabajar para las organizaciones criminales evitaba que esas personas tuvieran la tentación de dedicarse a robos y hurtos más habituales en otras ciudades en las que no existe esa alternativa.

Las cifras no significan la gravedad de las infracciones penales, cuando la realidad es que en Algeciras se produjeron -según el último balance de la criminalidad del Ministerio del Interior, hasta el tercer trimestre de 2022- cuatro asesinatos consumados, lo que supone el mayor aumento porcentual (300%) de todos los tipos penales contemplados en el informe, ya que a esas alturas, tanto el año pasado como tres años atrás, solo se había detectado uno.

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