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Algeciras/Un informe emitido el pasado 10 de enero por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (Intcf) desvela que los líquidos que emana el vertedero clausurado de El Cobre están provocando un "daño sustancial" a la calidad del arroyo de la Cava, suponen "un grave riesgo de contaminación para la masa de agua subterránea Guadarranque-Palmones" y pueden acarrear "un riesgo para la salud de las personas" que la consuman.
Estos lixiviados (líquidos que se filtran a través del suelo y arrastran componentes del mismo) han sido objeto de estudio por parte de la delegación de Sevilla del Intcf a raíz de una petición del Juzgado de Instrucción nº 4 de Algeciras. Esta sala tiene abiertas las diligencias previas por una denuncia del colectivo ecologista Agaden contra el Ayuntamiento algecireño.
El informe del Intcf se basa en un atestado del Equipo de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de Algeciras, en una auditoría ambiental redactada por Consultoria de Técnicas Ambientales SL y en los resultados de los análisis de las muestras realizados por el Departamento de residuos y Calidad del Suelo de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo de la Junta (CMAOT) entre 2015 y 2017. También ha estudiado un informe de caracterización de residuos de la entidad de inspección acreditada Labaqua SA del 22 de septiembre de 2016. El propio Instituto Nacional de Toxicología realizó una inspección de campo el 5 de enero de 2017 junto a agentes de la Guardia Civil (Seprona).
El informe de la Consejería de Medio Ambiente de mayo de 2016 relata que la instalación "se divide en dos áreas de vertido diferenciadas pero adyacentes y sin solución de continuidad". Explica que en la del norte, hasta 1993, se depositaban sin control escorías de acerías procedentes de la factoría Acerinox y que en la del sur existía desde 1993 hasta 2000 un vertido directo de basuras domiciliarias y municipales sin separación, así como enseres domésticos voluminosos y restos de poda. La instalación se cerró en noviembre de 2000, pero no fue sellada hasta febrero de 2008. En ese tiempo la gestión del vertedero era de la empresa FCC SL. Además puede leerse que, mientras estuvo en activo, el vertedero se radicó en un terreno natural "no acondicionado como vaso de vertido". En el informe de abril de 2017 se considera, en base a un estudio de la entidad Labaqua SA (septiembre de 2016), que contenía residuos no peligrosos. En mayo de 2017, el Departamento de Residuos y Calidad del Suelo, ratificó el "incumplimiento del mantenimiento y el plan de vigilancia y control" y el "vertido incontrolado de lixiviados con afección negativa a la vegetación de la ribera del arroyo La Cava, no quedando acreditada la magnitud del daño al medio ambiente". Además relata que "la balsa de lixiviados, de dimensiones claramente insuficientes, estaba llena hasta el rebose, provocando un vertido de un caudal aproximado de 50L/min. directamente al arroyo".
En el informe del 24 de agosto de 2016, Medio Ambiente subraya que es "típico del lixiviado de vertedero que contiene residuo de la fabricación de acero, sobre todo inoxidable, como es el caso, la presencia de cromo hexavalente, potente carcinogénico y mutagénico" que "puede provocar daños renales y en casos graves la muerte (...)". "Es por lo que este técnico entiende -continúa el escrito- que el vertido de este lixiviado al arroyo, así como su inyección directa a los subterráneos impone un elevado riesgo de afección muy grave a la salud de las personas".
La auditoría ambiental realizada por la Consultoría de técnicas Ambientales SL (13 de marzo de 2015) explone -a raíz de las muestras tomadas en septiembre y diciembre de 2014- que no se estaba realizando un mantenimiento del vertedero, ni un informe sobre el sistema de interceptación de las aguas de escorrentía (lluvia), actuaciones de mantenimiento, analíticas periódicas de gases ni de las aguas subterráneas y superficiales. Además determina que es imposible determinar la procedencia de los residuos porque se mezclan con otros por filtraciones o zonas con el sellado dañado.
En contra del informe de Labaqua, el estudio del Intcf refleja que los residuos deben considerarse peligrosos porque no hay análisis que demuestre que no lo sean. Los resultados de las muestras tomadas en septiembre de 2014 y en enero de 2017 evidencian que el agua del arroyo pasa de tener una calidad "muy buena" a "deficiente" como efecto del pH y el amonio de los lixiviados. El níquel también supera la concentración máxima admisible en este tipo de aguas. Los compuestos de nitratos, nitritos, cromo, arsénico, níquel y cobre de los lixiviados pueden suponer un riesgo de contaminación para el arroyo, determina el Instituto Nacional de Toxicología, y para la masa de agua subterránea Guadarranque-Palmones por filtración.
Pequeñas concentraciones de cobre son muy tóxicas para algas y peces y disminuyen las funciones metabólicas microbianas, se lee en el informe, que explica que elníquel en pequeñas dosis resulta letal para invertebrados de agua dulce y algunas especies de algas.
Además advierte que, cuando los nitritos y el arsénico, el níquel y el cromo llegan al nivel freático, "pueden provocar la contaminación de las aguas, superando las normas de calidad del agua potable". "Esta situación puede suponer además un riesgo para la salud de las persona por consumo de agua de los pozos", insiste.
A partir de ahí relata los efectos de las sustancias. Argumenta que el exceso de nitritos puede provocar reducción de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y que son potencialmente cancerígenos. El cromo es "un potente cancerígeno" y "el principal efecto de la ingestión de grandes cantidades de cromo es el daño agudo de los túbulos y los glomérulos renales". "El sulfato de níquel, las combinaciones de sulfuro de níquel y los óxidos se consideran causa cáncer en seres humano. Se ha demostrado una fuerte asociación entre la exposición primaria a compuestos de níquel solubles en agua y elevado riesgo de cáncer", continúa el informe. "La ingesta crónica de arsénico en concentraciones bajas puede provocar anemia, leucopenia y trastornos vasculares. También se ha observado que ingerir arsénico aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de hígado, vejiga y pulmones", concluye.
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