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Algeciras/Algeciras está viviendo su propia versión de un documental de naturaleza salvaje. Mientras en la Plaza Alta se instalan las luces de Navidad, las gaviotas han decidido que el menú de fiestas serán unas cuantas palomas. La emblemática fuente de las ranas, bajo la sombra del brillante árbol navideño, se ha convertido este martes en el escenario de un peculiar festín al aire libre.
El último episodio de este drama alado ha ocurrido cuando una gaviota, a plena luz del día, ha devorado a una paloma con la misma destreza con la que Ebenezer Scrooge roba a los pobres. La estrategia del depredador es casi de película: camina sigilosamente hasta que la paloma más confiada intenta alzar el vuelo, ¡y zas!, un picotazo certero la deja fuera de juego. Y ahí, en medio de la Navidad que aún está en montaje, la gaviota empieza su almuerzo. En pocos minutos, no quedan más que algunas plumas y un par de huesos.
No es la primera vez que las gaviotas toman ciertas zonas de Algeciras, pero ahora se están haciendo con el territorio que antes pertenecía a las palomas, desplazándolas con una agresividad sin igual. Las calles amanecen muchos días con restos de palomas concienzudamente destripadas que marcan el nuevo orden urbano.
El vídeo de este último ataque lo ha compartido en sus redes sociales Ramón Triviño, quien capturó la escena mientras paseaba con su hija. La niña, en un momento de candidez, pregunta: "¿Y cómo se va a comer las alas?". Triviño ha bautizado el vídeo como "Vida salvaje urbana con un poco de inocencia", y parece que no hay mejor resumen para lo que se está viviendo.
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