La violinista algecireña María de Grandy estrena en Praga su primera obra, un cuento de hadas
CULTURA
Su composición sonó por primera vez en la capital checa ante la presencia de su familia y dos amigas de la infancia, que no dudaron en viajar desde Algeciras para asistir al concierto
Lleva desde 2017 participando anualmente en el festival "Ostrava Days" de música contemporánea y experimental
La ópera más célebre de Dvořák, la bellísima Rusalka, estrenada en Praga en 1901, se inspiraba en la versión checa de la leyenda La sirenita de Hans Christian Andersen. Esta fábula acuática protagonizada por una ninfa que habitaba en ríos como el Moldava encontró en la mágica partitura de Dvořák una prodigiosa traducción musical que enloqueció al público centroeuropeo, especialmente con su Canción a la Luna.
Un siglo después, la violinista algecireña María de Grandy Ruzafa ha homenajeado a Dvořák estrenando en Praga otro cuento de hadas. Su Otesánek o fairytale no. 1 sonó por primera vez en el Centro de Arte Contemporáneo DOX ante la presencia de su familia y dos amigas de la infancia, antiguas compañeras del Conservatorio Paco de Lucía, que no dudaron en viajar desde Algeciras hasta la capital checa para asistir al concierto.
Juventud esencial
"Era la primera vez que me veía ante un reto así", cuenta la violinista a Europa Sur. "Hasta entonces, yo era integrante de la orquesta, no compositora". El concierto, que llevaba por nombre Essential Youth, consistió en el estreno de cinco partituras escritas por músicos jóvenes de distintos países europeos: Italia, Estonia, Eslovenia, República Checa y España.
"Cuando el director artístico me presentó esta oportunidad de crear una obra para la orquesta, aunque no tengo estudios de composición, ni corta ni perezosa, le dije que sí", narra de Grandy, deseosa de probarse a sí misma.
"La experiencia ha sido muy buena porque yo conozco a los músicos de la orquesta desde hace años, lo cual es una ventaja porque sé lo que les gusta tocar", añade la algecireña. "El lenguaje contemporáneo es muy complejo y, a veces, como músicos, nos enfrentamos con partituras que no nos terminan de gustar, pero hay que tocarlas, obviamente".
El monstruo de madera
Durante el concierto Essential Youth, María de Grandy interpretó el violín en las cuatro composiciones que no eran la suya. Cuando llegó el turno de su partitura, la que abrió el recital, se sentó entre el público. "Me hacía ilusión escucharla desde fuera", reconoce. Así revivió la historia de Otesánek, protagonista de su obra, un monstruo de madera que siempre está hambriento, hasta el punto de devorar a sus padres.
"Quería ahondar en el folclore checo para recuperar este personaje de la infancia y presentárselo, de algún modo, a las juventudes actuales", explica María de Grandy. "La moraleja del cuento de Otesánek, que podría englobarse en el género ecogótico, es que la Naturaleza, en cualquier momento, puede volverse en contra del hombre porque necesita recuperar lo que es suyo. Otesánek representa la venganza de la Naturaleza por el calentamiento global y la destrucción de los ecosistemas", resume la algecireña, convencida de que la juventud debe cambiar el planeta.
A 4 kilómetros del DOX Centre for Contemporary Art, donde la violinista mostraba su versión musical sobre Otesánek, la figura encapuchada de otro personaje mítico, Il Commendatore, en honor al Don Giovanni de Mozart, estrenado en Praga en 1787 en el Teatro Estatal, escuchaba en silencio desde su pedestal de la calle Stavovske.
De Algeciras a Ostrava
María de Grandy lleva desde 2017 frecuentando la República Checa, cuando comenzó a participar en el festival Ostrava Days de música contemporánea y experimental fundado por Petr Kotík. Durante tres semanas en agosto, Ostrava se llena de jóvenes compositores que trabajan con músicos consolidados sobre técnicas musicales.
El camino entre Algeciras a Ostrava es un largo trayecto -no sólo físico, también personal- que de Grandy conoce bien. Nacida en el popular barrio de San Isidro, estudió en el colegio Huerta De La Cruz y, por las tardes, acudía a la Fundación José Luis Cano, donde se matriculó en clases de iniciación musical con solo tres años. A los diez, ingresó en el Conservatorio Paco de Lucía.
Durante la adolescencia, se aficionó a la poesía y solía frecuentar los recitales del Café Teatro y otros actos organizados por Stewart Mundini. Con él, publicó su primer poemario.
Luego, de Grandy se licenció en Historia del Arte por la UNED sin abandonar sus estudios de música. Entre tanto, conoció al guitarrista José María Sagrista y su estudio de grabación con vistas al Estrecho, en Punta Paloma, entre Tarifa y Zahara de los Atunes. Eso la animó a cursar un máster en ingeniería de sonido en Valencia, ciudad donde la algecireña reside desde hace un año y medio.
Asegura que extraña profundamente vivir en el sur. "Sería muy bonito volver a Algeciras y desarrollar una carrera musical desde allí", sueña la violinista.
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