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Algeciras/No son pocos los ejemplos de artistas que lograron una mayor fama tras fallecer que durante su vida. Ahora, el Ayuntamiento de Algeciras proyecta una exposición para recordar la obra desconocida de Felipe Gayubo (1935-2008), un artista que pasó gran parte de su vida afincado en la ciudad, a pesar de haber nacido en el municipio burgalés de Aranda de Duero.
Aunque cinco de sus cuadros se encuentran ya expuestos en la colección permanente del Museo Municipal desde hace varios años, donados por su familia, en este 2020, más de una década después de su muerte, su legado vuelve a cobrar impulso. En los próximos meses, el propio museo planea acoger, todavía sin fecha cerrada, una exposición monográfica sobre la figura de este pintor, en la que no solo estarán los cuadros que ya se pueden contemplar, sino que se incorporarán otras obras para mostrar de forma más fidedigna la trayectoria pictórica de Gayubo.
Gayubo fue un artista autodidacta, que no comenzó su carrera profesional dedicado al arte y que nunca acudió a ninguna academia de pintura para formar su estilo. Muy alejado del entorno artístico, estudió primero en Granada y luego trabajó durante años en el mundo del Derecho, hasta que finalmente decidió dedicarse a lo que realmente le llenaba: pintar.
Su obra muestra una evolución pictórica constante en su técnica. En sus inicios, tenía un carácter mucho más academicista y convencional, pero posteriormente su estilo fue cambiando hasta adoptar un tono mucho más abstracto. Sus cuadros combinan el hiperrealismo, como el cuadro sin título en el que podemos ver a un niño en la playa, frente a una ausencia total de figuración, algo que es posible observar en Edipo se enfrenta a Layo. En otras ocasiones, sus pinturas toman un tono más conceptual y le sirven para homenajear a otros grandes pintores. Es lo que ocurre con Las espigadoras, obra que toma como base la pintura del mismo nombre de Millet, pero traslada dos de las tres trabajadoras del campo de este cuadro a un entorno totalmente diferente y alejado del mundo real, donde sí aparecen en la famosa obra del pintor francés.
Gayubo era un gran lector y muchas de sus obras se basaban en lo que había recabado durante sus horas delante de los libros, de ahí, por ejemplo, la presencia de temas mitológicos en sus cuadros. "Sus lecturas influían en su pintura y su pintura era un reflejo de su lectura", cuenta su hermana María Ángeles, que afirma tener todavía medio centenar de cajas llenas de libros que pertenecían al artista. También le daba una gran importancia a la simetría, la perspectiva y la proporción, aspectos cuyo estudio para su obra le llevaron en muchas ocasiones a consultar a Alberto Pérez de Vargas, también defensor de su legado.
"Le he oído decir muchas veces que era al pintar cuando se sentía más feliz", señala María Ángeles, que añade que "sus cuadros son un reflejo de su forma de pensar y esa reflexión constante del misterio de la vida". "Nunca terminaba una obra, siempre le faltaba algo y le daba una pincelada más", comenta sobre el modo de trabajo de Gayubo, a quien califica de "muy perfeccionista". Según relata la hermana del artista, necesitaba muy poco para pintar. Para abstraerse en la pintura, apenas utilizaba una mesa, una silla, un caballete y unos cuantos pinceles, "a la antigua usanza y sin ninguna parafernalia".
A pesar de que Gayubo tuvo una prolífica producción artística, no acostumbró a exponer su obra de una forma amplia, quizá por las dudas que tenía sobre si sería aceptada por el público. "Estaba convencido de que su obra era buena, pero no de que fuera a gustar", señala su hermana. "Si no me termina de llenar, ¿cómo va a convencer a los demás?", solía decir Gayubo, según relata María Ángeles. Tampoco vendió muchas de sus obras en vida, pero no porque no tuviera postores. Su hermana cuenta que hubo varias personas que se interesaron mucho por sus cuadros y llegaron a ofrecerle sumas considerables, pero él nunca aceptó.
Pese a esta falta de autopromoción de su obra, en una ocasión, según relata su hermana, estuvo cerca de ir a ARCO, una de las ferias de arte contemporáneo más relevantes del país, pero se torció a última hora. La anécdota que sí cuenta Mari Ángeles fue cuando una obra de su hermano fue escogida para una muestra en Madrid a la que acudió la reina Sofía, que al pasar por delante de su cuadro se paró y le preguntó el significado.
La delegada de Cultura del Ayuntamiento de Algeciras, Pilar Pintor, señala que el Ayuntamiento tiene el compromiso con la familia de ampliar el depósito de obras del artista. "Nos encantaría tener un museo dedicado a artistas plásticos, pero es materialmente imposible porque necesitaríamos muchos edificios", alega Pintor. La delegada de Cultura explica que, ante la falta de espacio para exponer un gran volumen de obras, el Ayuntamiento mantiene la opción de rotarlas, ya que hoy los museos son "organismos vivos" que no muestran de forma inalterable las mismas piezas.
La familia de Gayubo está convencida de que su obra se revalorizará y adquirirá una dimensión con la que él nunca soñó en vida. "Lo que yo pretendo es que pase a la historia", desea su hermana Mari Ángeles. "Es un gran desconocido pero dará que hablar", señala Pintor. El tiempo dirá si lo consigue.
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