Zoido inaugura un nuevo PP bajo el temor al efecto de los recortes
l El nuevo presidente es elegido con el 96,7% de los votos, una vez conjurado el recelo territoriall El líder nacional de los populares arenga a los suyos: "No tenéis nada de qué avergonzaros"
JUAN Ignacio Zoido recibe el PP andaluz más fuerte de la historia, pero, posiblemente, en uno de sus peores momentos. Fuerte porque, aunque Javier Arenas deja la presidencia popular después de no haber conseguido gobernar la Junta, ha ganado las tres últimas elecciones, pero difícil porque los continuos recortes en los que España anda metida desde hace ya más de dos años también se le están volviendo en contra el PP. Y prueba de ello es que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, clausuró antes de tiempo, ayer mismo, este congreso cuando estaba previsto para hoy, pero su anunciada intervención en el Palacio de Congresos de Granada iba a movilizar a decenas de manifestantes. Aun así, unas 500 personas se congregaron a las puertas del recinto granadino para protestar por las medidas de su Ejecutivo. Un portavoz del PP explicó que la visita de hoy domingo de Rajoy iba a ser una suerte de celebración ante la elección de Zoido como presidente, pero, tal como apuntó, "el tiempo no está para celebraciones ni fiestas".
Durante todo el día de ayer, se había especulado con que Rajoy podría no asistir a la clausura de un domingo que se esperaba conflictivo, y al final, se optó por una solución sorpresa: la llegada del presidente, el abrazo a Zoido y la clausura anticipada. Ya el viernes se vivieron momentos muy tensos a la entrada del congreso del PP, y la dirección optó por saltarse este domingo más por los propios delegados que por la seguridad del presidente del Gobierno. Un país que no está para fiestas, en efecto, aunque el ambiente social en el país le restó lucimiento a la elección de Zoido como nuevo presidente del PP-A con el 96,7% de los votos. De los 1.358 electores, todos le dieron el sí, a excepción de 44 votos en blanco y nueve que fueron nulos.
Rajoy les confesó a los delegados andaluces que las medidas que estaba adoptando no son "agradables" de tomar, pero, a la vez, les dijo que no tienen nada de que avergonzarse. "Podéis salir de aquí con la cabeza muy alta, no tenéis nada de qué avergonzaros, porque estamos trabajando en beneficio de todos (...), trabajamos por los que nos aplauden y también por quienes nos protestan". "Éste es el único camino que nos lleva al crecimiento y al empleo", apostilló el presidente del Gobierno en un discurso donde reconoció sin tapujos que no hay en el Ejecutivo ministros que estén contentos con las reformas que estaban adoptando. "No prometimos milagros ni brotes verdes", aseguró Rajoy, a pesar de que en la campaña electoral se transmitió el mensaje general de que la salida de la crisis llegaría con la sola marcha de Zapatero, si bien es cierto que en los últimos días de aquella carrera hacia La Moncloa, Rajoy fue preparando a su electorado y reconoció que no tenía la "varita mágica". Pues no.
Los populares son plenamente conscientes de que las reformas aprobadas el pasado viernes y el discurso de Rajoy del miércoles en el Congreso habían tenido una fuerte contestación, y en algunos discursos ya se adelantaba los difíciles momentos que les tocará vivir a los representantes populares como partido de Gobierno.
El alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, lo advirtió en el plenario: el verdadero barómetro de la aceptación llegará con las elecciones municipales del año 2015. "Una vez más, las municipales medirán el acierto o el error", dijo el cordobés. Y eso afecta, en especial, al nuevo presidente del PP, a Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, cuya candidatura a la Presidencia de la Junta no anunciará hasta ese momento: hasta después de las elecciones municipales. Sería una torpeza para su partido declararlo candidato si un año antes, en ese 2015, debe pasar por esa suerte de reválida. Ahora bien, Zoido ha llegado para quedarse, ha confeccionado un equipo suyo, muy reducido, más ágil y donde faltan algunas de las personas que estuvieron más cerca de Javier Arenas. Y ha llegado, aunque se resista a decirlo, para ser el candidato a la Junta. Lo revelan sus formas; el primer vídeo de su posible y extensa campaña, y el discurso que ofreció al plenario antes de ser elegido presidente. También Rajoy se refirió a ello, y auguró que la candidatura a la Junta se decidirá cuando llegue su tiempo, aunque insistió en que Zoido debe dejar al PP bien alto para ese momento.
El discurso que pronunció Zoido recuerda -es casi mimético- a la campaña electoral que le llevó a lograr su victoria en Sevilla en las pasadas municipales, cuando logró 20 concejales, una cifra no prevista por nadie. El Zoido que se presentó ante el congreso es el mismo de Sevilla, el que se define como un hombre que no hace política de "ni de izquierdas ni de derechas", que hace de la cercanía en la calle su puntal y que no se cansa de clamar por la humildad. "¿Algunos de nosotros nació alcalde, concejal, ministro o militante? -preguntó Zoido a su plenario- No, ¿verdad? Soy como todos vosotros, una persona normal, de la calle, posiblemente con una vida mejor que muchos andaluces, cierto, pero de la calle: con sus problemas, pensando en lo mejor para mis hijos y mi mujer, en el colegio de Fernandito, en la Universidad de Bea, en el futuro laboral de ellos y en la sociedad que le vamos a dejar". Es decir, el Zoido de la campaña de Sevilla en estado puro.
En su vídeo, perfectamente ejecutado para vender un futurible Zoido, presidente, asegura que "no estamos en un momento de líderes, sino de equipos, solo no se puede llegar a ningún lado". ¿A qué lado? Pues, posiblemente, a la candidatura de la Junta si, como se leen de las palabras de José Antonio Nieto, logra vencer de nuevo, y por mayoría absoluta, el Ayuntamiento de Sevilla. Como otros muchos alcaldes, sabe que las recetas de Rajoy deben de dar sus frutos antes de las municipales, aunque 2013 es un ejercicio que ya se da por perdido porque sólo augura una recesión prolongada.
De este modo, con la visita adelantada y sorpresiva de Rajoy, cerraron los populares andaluces un congreso un tanto atropellado, donde el presidente del Gobierno le auguró un futuro mejor a Javier Arenas. "El PP no se puede permitir ese lujo", aseguró Rajoy, quien explicó que fue el propio Javier Arenas el que le pidió que no quería seguir siendo presidente del PP andaluz. Comienzan otros tiempos en el PP andaluz. Y bien inciertos.
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